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Joaquín Guzmán

Hijo de 'El Chapo' ordenó 3 asesinatos porque perdió $2.4 millones, revela juicio en EEUU

Las tres víctimas fueron secuestradas en México, pidieron un rescate de 500,000 dólares y pistoleros del Cartel de Sinaloa los mataron porque no recibieron el pago completo. Ovidio Guzmán López es el único heredero de ‘El Chapo’ a quien el gobierno de EEUU le atribuye muertes.
Publicado 20 Jun 2022 – 05:25 PM EDT | Actualizado 20 Jun 2022 – 05:32 PM EDT
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El Departamento de Justicia (DOJ) ha validado la información vertida en el juicio a un operador del Cartel de Sinaloa en una corte de Indiana: que uno de los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán ordenó secuestrar y asesinar a tres hombres en México en 2016 por el decomiso de 2.4 millones de dólares en este país.

La Fiscalía federal no menciona el nombre de ese hijo de ‘El Chapo’, pero en las acusaciones al único que hasta ahora le atribuyen muertes es Ovidio Guzmán López, quien se volvió infame en 2019 por el desastroso operativo militar en Culiacán que concluyó con su sorpresiva liberación.

“Otra información indica que Ovidio Guzmán López ha ordenado el asesinato de informantes, un narcotraficante y un popular cantante mexicano que se negó a cantar en su boda”, describe la ficha elaborada por el Departamento de Estado de EEUU ofreciendo una recompensa de $5 millones por información que lleve a su captura.

Una cantidad similar se estableció por el arresto de sus tres hermanos Joaquín Guzmán López, así como Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.

En el juicio y el caso de apelación de Héctor Saul Castro Aguirre, el exjefe de una célula del cartel en Pennsylvania, quien fue condenado a cadena perpetua por narcotráfico y lavado de dinero, se reveló que “el hijo de Joaquín Guzmán estaba detrás del asesinato” en 2016 de Ángel Barrios Moreno, quien dirigía operaciones para cruzar droga por la frontera entre Sonora y Arizona.

También fueron secuestrados y asesinados dos hombres que lo acompañaban: su sobrino Adrián Barrios Moreno y su amigo Luis Carlos Cebrero Álvarez, de acuerdo con declaraciones de testigos.

Es posible que Ángel Barrios Moreno sea el "narcotraficante" que, según el gobierno de EEUU, Ovidio Guzmán mandó matar.

“El cartel no perdona”

Estos crímenes están ligados a un decomiso de 2.4 millones de dólares en efectivo que el cartel obtuvo por la entrega de 100 kilos de cocaína en Reading, Pennsylvania, donde Castro Aguirre tenía un grupo.

La droga llegó a los escondites de ese traficante, pero los transportistas de los ‘Chapitos’ fueron detenidos por policías cerca del límite de los estados de Illinois y Missouri. Llevaban el dinero a una casa de seguridad en Arizona, para luego enviar el efectivo a México. Castro Aguirre y sus cómplices recibían “a crédito” entre 10 y 100 kilos de cocaína.

Por eso, Barrios Moreno terminó endeudado con los hijos de Guzmán y no les pagó a tiempo. Le cobraron la deuda cuando viajó de Nogales a Sinaloa. Él y sus acompañantes fueron capturados por pistoleros del cartel y pidieron un rescate de 500,000 dólares. Castro Aguirre se movilizó para recoger dinero y droga, logró recaudar 250,000 dólares y se los mandó a un miembro del cartel en Nueva York.

“A pesar de estos esfuerzos, el cartel finalmente mató a Barrios Moreno, junto con los otros dos hombres que había capturado”, se describe en el caso de apelación de Castro Aguirre.

“Lo hicieron porque Barrios Moreno no pagó una deuda con el cartel después de que agentes del orden incautaran un importante cargamento de droga”, se indicó. “El cartel no perdona”.

La acusación contra un ‘Chapito’

En el juicio de Castro Aguirre testificó Yesenia Samaniego, una mujer que era integrante de su grupo de distribución de droga. Ella narró cómo recaudó 250,000 dólares en “un tiempo relativamente corto” tratando de evitar que mataran a Barrios Moreno y a los otros dos hombres.

Ella dijo que temía que el Cartel de Sinaloa la asesinara si volvía a México y por eso aceptó colaborar con el gobierno de EEUU.

Fotografías de los tres cadáveres que fueron publicadas en una nota periodística y de la tumba de Barrios Moreno fueron mostradas al jurado.

También testificó el esposo de Yesenia Samaniego, Jesús Samaniego, otro distribuidor del cartel. Ambos dijeron que habían hecho viajes de Arizona a Indianápolis, Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania.

“El gobierno le preguntó a Jesús si sabía quién mató a Barrios Moreno y Jesús respondió que el hijo de Joaquín (‘El Chapo’) Guzmán, el jefe del Cartel de Sinaloa, estaba detrás del asesinato”, describe un documento que un de jueces sometió a finales de 2020 denegando la apelación de Castro Aguirre.

Poco después de que Jesús Samaniego testificó, varios del jurado expresaron que temían que les hicieran algo “porque hemos hablado sobre el cartel y cosas así”; y preguntaron si Castro Aguirre y los otros acusados tendrían a su información personal.

Otro testigo en el juicio fue Julio César Cebrero Álvarez, un taxista de Nogales que fue contratado para transportar a Castro Aguirre y Barrios Moreno. Su hermano, Luis Carlos, fue una de las tres víctimas.

Contó al jurado que hizo un viaje de Nogales a Sinaloa con varias personas, incluyendo Barrios Moreno, el sobrino de este y su hermano. Al principio él iba con Barrios Moreno, mientras que su hermano y el sobrino de Barrios Moreno se transportaban en otro vehículo.

En algún momento, Barrios Moreno prefirió viajar con los otros dos y Cebrero Álvarez se quedó solo en el coche. Les llamaba periódicamente para saber cómo iban, hasta que dejaron de contestarle. Esto lo llevó a visitar a la esposa de Barrios Moreno, quien le dijo que su cuñada recién le había informado que su esposo y los demás habían sido secuestrados.

El taxista dijo que policías le informaron que habían encontrado tres cuerpos y le pidieron que acudiera a identificarlos. Cuando estaba a 10 kilómetros (6 millas) del lugar donde se verían, Cebrero Álvarez se dio la vuelta “porque tenía ‘miedo de que tal vez fuera una trampa’ y que también lo mataran”.

La caída de la banda

Este caso criminal fue mencionado por el Departamento de Justicia en una moción interpuesta hace unos días para justificar que ‘El Chapo’ Guzmán debe estar otro año más bajo el estricto régimen carcelario para terroristas, llamado SAMs, en la prisión de máxima seguridad ADX Florence, en Colorado.

“Para Guzmán, la violencia es un asunto de familia. Cuatro de sus hijos, conocidos como los ‘Chapitos’, han sido acusados por sus roles en el cartel, pero siguen prófugos... Dos hijos dirigen una célula del cartel... Otro hijo es responsable de asesinato... Un primo era el ‘lugarteniente’ de Guzmán y ‘mano derecha’ en el cartel”, mencionan los fiscales en la moción sometida el pasado 15 de junio.

Por su parte, el gobierno señaló que agentes federales revisan cada palabra que Guzmán le escribe en cartas a su hermana Bernarda, temiendo que incluya un mensaje oculto dirigido a sus hijos.

“Después de todo, la hermana de Guzmán no es solo su hermana, ella es la tía de los ‘Chapitos’”, advierte la Fiscalía en la moción.

“Hay amplia información que justifica la conclusión del fiscal general de que ninguna declaración de Guzmán puede tomarse como benigna y que cada una debe ser revisada con un escrutinio riguroso para evaluar completamente su impacto potencial en la red de cómplices y ‘sicarios’ de Guzmán”, agrega.

Castro Aguirre, quien era operador de ‘Los Chapitos’, fue mencionado en una acusación federal junto a tres narcos: Rafael Rojas Reyes, John Ramírez Prado y Jose Manuel Carrillo Tremillo.

Ellos fueron imputados por cruzar droga por la frontera, con la ayuda del asesinado Barrios Moreno, para después entregar cargamentos en Arizona, California, Indiana, Texas, Pennsylvania, Nueva Jersey, Nueva York y Ohio. También enviaron las ganancias ilícitas a los hijos de ‘El Chapo’ Guzmán en México.

Los fiscales federales alegan que fueron responsables de distribuir en Indianápolis al menos 200 libras de metanfetamina y 20 kilos de cocaína, con un valor de hasta 9 millones de dólares. También vendieron 390 kilos de cocaína, valorados hasta en $40 millones, en otros estados.

Como resultado de la investigación que los llevó a una prisión, la policía pudo incautar más de 90 libras de metanfetamina, 12 kilos de cocaína y 2.5 millones de dólares en efectivo.

Los cuatro acusados fueron declarados culpables por un jurado en agosto de 2018.

Castro Aguirre purga una condena a cadena perpetua en la prisión Beaumont USP, en Texas.

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