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Un viaje inédito al mundo de la narcoaviación en América Latina

Las rutas, las trampas, los costos y la cadena humana que participa en el trasiego aéreo de droga desde la chacra peruana hasta la frontera de México con Estados Unidos.
19 Nov 2017 – 01:00 PM EST
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Vanessa Herrera recibió una especie de caja de helados en el hotel donde se hospedaba en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en espera de noticias de su hijo desaparecido. Como en la tapa del recipiente iban unas verduras pensó que alguien había enviado un pedido a domicilio por equivocación. Horas después un hombre le advirtió que dentro de la caja iban los restos de su hijo Luis Andrés.

“Era como carbón”, recuerda ella. “Esto no debe ser mi hijo, no había huesos no había dientes no había fémur no había nada”.

La macabra entrega ocurrió en 2015. Desde entonces Vanessa no ha sabido más de Luis Andrés ni de su hermano Juan Pablo, ambos pilotos que un día le dijeron que se iban de Colombia a trabajar en una empresa de fumigación en Bolivia y no regresaron.

“Yo no sabía ni a quién llorar de mis dos hijos, yo no sabía ni qué hacer, o sea era una situación de locura”', le dijo a Univision en una larga entrevista en Satipo, un pueblo en las estribaciones de Selva Central, Perú.

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Así opera la flota que surte la demanda de droga de EEUU y Suramérica


En búsqueda de sus hijos Vanesa conoció a Néstor Clavijo, un técnico de transporte de petróleo colombiano que sufría con la misma angustia: su hijo Julián había tenido un accidente aéreo en Selva Central. Sabía que había sobrevivido, pero después de una semana perdió su rastro. En la aeronave accidentada iba como piloto Luis Andrés Mojica, el hijo de Vanessa.

Desde entonces la pareja se ha dedicado a buscar a los tres jóvenes. Reparten sus fotografías en los rincones más remotos, visitan cárceles, fiscalías, y se internan en la espesura de la jungla gritando los nombres de sus hijos hasta que sus voces se ahogan en llanto.


Los pilotos son parte de una larga lista de jóvenes desaparecidos en una de las rutas más peligrosas del narcotráfico en América Latina, a través de la cual se envía cocaína peruana a Bolivia en avionetas compradas en el mercado de segunda de Estados Unidos. Son los dramas poco conocidos de la estela de muerte y corrupción que va dejando a lo largo de la región la incontrolable y eficiente operación aérea de los carteles de la droga.

Desde Perú a México, el mapa de América Latina de las rutas del narcotráfico levantado por organismos de inteligencia parece un radar congestionado de Federal Express: la droga de Bolivia se distribuye a Brasil, segundo consumidor mundial de cocaína; también despachan a Argentina, Uruguay y Paraguay, y otros cargamentos salen a Venezuela y de allí a Centro América. Día y noche, una flota de aviones con matrículas falsificadas y legítimas, volando bajo y en condiciones mínimas de seguridad, surcan la región para cumplir con la demanda de los mercados adictos de Estados Unidos, Brasil y Europa.

Durante varias semanas, reporteros de Univision Investiga se adentraron en este mundo para mostrar cómo funciona, sus rutas, sus trampas, sus costos y la cadena humana que participa en el negocio aéreo desde la chacra peruana hasta la frontera de México con Estados Unidos.

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