¿A quién demandamos?

Es común que personas, organizaciones, empresas, cometan suicidios económicos; por errores, por desconocimiento, por falta de planeación, en fin. Pero que se suicide financieramente una de las potencias del mundo, con una de las economías históricamente más sólidas, es casi inconcebible. Y que usted y yo estemos entre los afectados, es una infamia. El Jueves 23 de junio quedará grabado en la historia de la humanidad como la fecha en que los votantes del Reino Unido (Inglaterra y Gales), aprobaron lo que parecía una salida olímpica para quitarse de encima el dolor de cabeza que les causa la presencia de inmigrantes que deambulan, como “Pedro por su casa”, por toda Europa. No calcularon el descalabro que les vendría encima casi de inmediato. Y mucho menos el daño, por extensión, para el mundo entero.
Ahora los líderes de la Unión Europea están divididos en si se debe presionar al hijo pródigo a pedir la salida de inmediato o si darle tiempo, lo cual podría prolongar la tormenta o dejar una luz de esperanza a que el proceso se revierta. David Cameron, el Primer Ministro británico, quien anunció su renuncia tras la hecatombe, advirtió que no existe posibilidad de convocar a una nueva votación pues ya el pueblo decidió. Pero el Parlamento debatirá si se realiza un nuevo referéndum. La mayoría de votantes en Londres, Escocia e Irlanda del Norte votó a favor de continuar en la Unión Europea. Hay quienes incluso presionan al alcalde de Londres para que promueva la independencia de la capital del Reino Unido y solicite su adhesión a la Unión Europea. Es decir, que a la crisis financiera se le puede sumar una crisis territorial que podría cambiar hasta los mapas.
A la Unión Europea le quedan 27 países y, contrario a la predicción del señor Donald Trump de que el grupo se desintegrará, creo que estarán más unidos, más cuidadosos, más a la expectativa de movimientos separatistas.
Me llama la atención que, con esta situación, millones y millones de personas en el mundo estamos recibiendo una clase de geografía de algo a lo que quizás nunca habíamos prestado atención. Siempre tendemos a llamar como si fueran sinónimos a Inglaterra, Gran Bretaña y Reino Unido. Resulta ser que Reino Unido es un conjunto de 4 países: Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Gran Bretaña es la isla más grande las islas británicas, integrada por: Inglaterra, Escocia y Gales. Es decir, que Inglaterra es tan solo uno de esos países y su capital es Londres. O sea que Irlanda del Norte pertenece al Reino Unido pero no a Gran Bretaña. Hay que anotar que en la isla en la que está Irlanda del Norte, también se encuentra Irlanda, que no pertenece al Reino Unido. Es por todo esto que, técnicamente, es discutible la expresión que han inventado de “Brexit”, pues se está hablando de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y no del Reino Unido.
Curiosamente no existe un gentilicio para los habitantes del Reino Unido, más sí lo hay para los de Gran Bretaña, británicos y para los de Inglaterra, ingleses. Es por eso que todavía no sé a quienes debemos demandar, si es que cabe la demanda contra los responsables de que con la caída de las bolsas de valores nuestros planes de retiro se han visto enormemente afectados. Es una injusticia. Nosotros, inocentemente, estamos pagando los platos rotos por gente al otro lado del mundo, que no pensó en las consecuencias de su votación.
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