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El equipo de trabajo es la política exterior

"Es particularmente urgente la confirmación en sus cargos del Director Ejecutivo del BID en los EEUU y del Embajador de la OEA en una coyuntura de tan crítica preeminencia como lo es la Cumbre de las Américas. La falta de visibilidad del liderazgo estadounidense en el BID y la OEA no será bien recibida por nuestros socios en la región...". (Read this article in English)
Opinión
Profesor adjunto de la Universidad George Washington.
2022-05-04T16:29:47-04:00
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"La presencia de los Estados Unidos en la primera línea de las acciones gubernamentales es una fracción de lo que debería ser". Crédito: Ted S. Warren/AP

En poco más de un mes, los debates sobre el futuro de América Latina se trasladarán de las capitales nacionales a la capital mundial del entretenimiento, Los Ángeles.

La ocasión será la novena Cumbre de las Américas, el evento regional más importante en el calendario del hemisferio occidental. La Cumbre, que Estados Unidos acoge por segunda vez, se ha llevado a cabo aproximadamente una vez cada tres años desde que se celebró el evento inaugural en Miami en 1994. Es la única reunión de todos los líderes de los países del Norte, Sur, Centro América y el Caribe. Acuden jefes de Estado, organizaciones internacionales claves con presencia regional, actores del sector privado, defensores de la sociedad civil e influyentes líderes de pensamiento.

Como anfitrión, Estados Unidos está en la posición de aprovechar la Cumbre para trazar un camino democrático próspero para el futuro de la región. Sin embargo, Washington proyecta hacer más que liderar el debate sobre qué modelos de gobierno y desarrollo económico convienen a los objetivos más amplios de libertad y soberanía. Una vez concluidas las importantes reuniones, Estados Unidos aspira tener una influencia de largo alcance sobre las políticas que surjan de la Cumbre. Sin esa influencia en la política a pie de calle, la que afecta la vida cotidiana de la gente, orientar el debate en la dirección correcta corre el riesgo de ser un esfuerzo fallido.

Ahí radica el desafío para el liderazgo de Estados Unidos en las Américas. Pese a que su ascendente en la configuración de los grandes debates sobre el futuro está asegurado, su influencia sobre las políticas que conducen a la conversión de las ideas en planes de acción no lo está.

La multipolaridad en las Américas es parte de la razón por la que Estados Unidos no tiene, en los hechos, la influencia que quisiera. La presencia geoeconómica de China en América Latina, más recientemente a través de la incorporación de Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, ha cambiado el tablero. Ahora Beijing representa una formidable alternativa a los Estados Unidos. Durante el pico de la pandemia, China y Rusia se esforzaron para proporcionar a los gobiernos de la región vacunas, EPP (Equipos de Protección Personal) e infraestructura médica.

A pesar de ciertos problemas con la calidad de las vacunas o preocupaciones legítimas sobre los compromisos asociados a estos acuerdos de cooperación de salud pública, lo cierto es que China y Rusia ofrecieron asistencia antes de que lo hiciera Estados Unidos. No sorprende, pues, que superar a China y Rusia en las Américas sea un objetivo central de la istración Biden para estabilizar el orden internacional liberal.

Una segunda razón por la que EEUU carece de la influencia constatable en los hechos que le gustaría ejercer es que tenemos un grave déficit de personal, atribuible a un número inusualmente alto de vacantes en cargos diplomáticos de alto nivel en las Américas. La presencia de los Estados Unidos en la primera línea de las acciones gubernamentales es una fracción de lo que debería ser. Este es un problema no difícil de solventar cuya solución, además, tenemos frente a nosotros.

Un par de acciones promoverían de inmediato los intereses nacionales de Estados Unidos en las Américas; y también rendirían beneficios con resultados de mayor calidad en la Cumbre. Uno: la istración Biden ha postulado a individuos altamente calificados como embajadores en países clave de las Américas, como Brasil, Chile, República Dominicana, Panamá y El Salvador, algunos de estos nombramientos están represados en el Senado, creando un atasco que ha impedido concretar candidaturas pendientes para otros países de la región.

Dos: formuladores de políticas de alto nivel designados por el Presidente, como los nominados por Biden para Embajador ante la OEA (Organización de los Estados Americanos) y BID (Director Ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo), ambos con credenciales impresionantes, también necesitan la aprobación del Congreso para ser representantes permanentes de modo que estén en capacidad de cumplir sus misiones con la excelencia prevista por el presidente Biden.

Es particularmente urgente la confirmación en sus cargos del Director Ejecutivo del BID en los EEUU y del Embajador de la OEA en una coyuntura de tan crítica preeminencia como lo es la Cumbre de las Américas. La falta de visibilidad del liderazgo estadounidense en el BID y la OEA no será bien recibida por nuestros socios en la región, dado el importante rol desempeñado por el BID en la promoción del desarrollo económico y social de la región, así como el enorme papel de la OEA en la articulación de una agenda hemisférica para el fortalecimiento de la democracia y la seguridad.

Particularmente relevante es el papel que el BID puede desempeñar para abordar las causas de la migración, así como para financiar la transición a la energía limpia, asuntos medulares en la agenda de la Cumbre.

Con frecuencia, la noción según la cual "el equipo humano es la política" viene como anillo al dedo para comprender por qué el Presidente merece la oportunidad de que sus candidatos sean confirmados. Después de todo, un Presidente puede hacer política de manera más efectiva cuando su visión es aplicada por un staff de su confianza, como es el caso.

Si hay un escenario donde se cumple la consigna de que "el personal es la política" es el latinoamericano. De allí que, cuando se trata de abordar el reto de desarrollar prácticas políticas armonizadas en nuestro vecindario, el personal también es política.

La única forma en que EEUU puede responsabilizar a sus pares por los acuerdos concertados es contando con operadores autorizados en los lugares clave. Solo especialistas calificados (embajadores, funcionarios de alto nivel confirmados en instituciones multilaterales) pueden construir las relaciones de confianza capaces de dar resultados confiables para los sistemas de infraestructura, redes energéticas, sistemas educativos y nodos de transporte de nuestros vecinos.

Sin operadores autorizados donde se les necesita podemos olvidarnos de crear una coalición para competir con China y Rusia en ideas y prácticas.

Dentro de más de un mes, cuando comience la Cumbre, EEUU estará bien representado en Los Ángeles. Biden ha designado al exsenador Christopher Dodd y a la excongresista Debbie MucarselPowell como sus asesores en el evento. Sin duda, a través de sus representantes de alto nivel, – una delegación que estará encabezada por el Presidente o el vicepresidente –, EEUU tendrá una influencia significativa sobre los acuerdos que los países anuncien en el contexto de la Cumbre.

Sin embargo, convertir las palabras en hechos requerirá más que un liderazgo ejecutivo y mucho más que una Cumbre exitosa. Exigirá un equipo altamente visible de embajadores y funcionarios de alto nivel habilitados por el Congreso y el Presidente para llevar a cabo acciones gubernamentales de alto impacto que, en línea con la visión del jefe del Estado, puedan cambiar el desempeño económico, reducir las causas de la migración, así como ampliar la protección a los refugiados y desposeídos. Lo que es más importante, estos funcionarios pueden demostrar que un modelo de desarrollo económico basado en una buena gobernanza generará, de manera confiable, las ganancias a corto y largo plazo que el modelo altamente riesgoso de China no es capaz de garantizar.

Así pues, queda claro que el recurso para hacerse con una ventaja estratégica sobre China y Rusia en las Américas comienza en casa. Aquí, en Washington, tenemos a mano la posibilidad de hacer los movimientos de personal que, sin duda, fortalecerán a los Estados Unidos en la competencia para aplicar el modelo y las políticas que conducirán a las Américas hacia un futuro mejor.

Es un esfuerzo deseable y bien empleado, en las próximas sesiones del Senado, avanzar en la confirmación de los candidatos designados para países clave e instituciones multilaterales como la OEA y el BID. Si no actuamos, lamentaremos por décadas no haber tenido una presencia decisiva en el hemisferio en esta particular coyuntura histórica.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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