Es muy complicado que nuestros bienes lleguen a manos de nuestros seres queridos si no tenemos testamento
La muerte del actor Anton Yelchin conmovió a Hollywood en junio pasado. Anton se hizo popular por su papel protagónico en ‘Star Trek’ y en otras películas. Su muerte fue dramática. Según el reporte de las autoridades, su camioneta descendió sin control por el jardín de su casa, aprisionando al joven de 27 años contra una puerta metálica de seguridad. De acuerdo con el resultado de la autopsia, la muerte fue por asfixia traumática. Los expertos aseguran que en el modelo de vehículo que tenía, un Jeep Grand Cherokee, se detectó un problema en la caja de cambios que, inadvertidamente podía saltar de “parking” a posición neutral sin que el conductor se diera cuenta. La empresa automotriz ofreció la reparación de 1.1 millones de esos vehículos. Los padres del joven dijeron que demandarán al fabricante.
Anton era un joven con mucho futuro, pero aquel accidente frustró toda aspiración.
A los 27 años ni Anton, ni casi ningún joven en Estados Unidos, se preocupa por tener un testamento elaborado. Lo peor es que no es una falla solamente de los jóvenes, también la mayoría de personas mayores se olvida de este asunto tan importante. En Estados Unidos, toda persona mayor de 18 años que tenga, así sea un mínimo patrimonio, debe tener un testamento. En este caso, Yelchin dejó un patrimonio equivalente a más o menos 1.4 millones de dólares, unos 641.000 dólares en propiedad personal y 741.000 en la plusvalía de la casa de su propiedad.
Al no tener testamento, hace unos días, los padres de Anton, Víctor e Irina Yelchin, tuvieron que contratar los servicios de un abogado para solicitar ante una corte superior en Los Angeles, autorización para istrar y heredar los bienes de su hijo. Y es que según las leyes en la mayoría de estados de la nación, al no existir el documento del testamento, la corte procede a nombrar lo que se llama un o una albacea o (a) provisional, y tras una investigación para saber si alguien más se presenta a reclamar los bienes del fallecido, decide otorgar o no la herencia a quien reclama, no sin antes descontar los gastos de corte, del y otros.
Todo lo anterior habría podido evitarse con la elaboración de un testamento. Si acaso la persona fallecida tenía hijos o mascotas, lo cual no es el caso de Anton Yelchin, el estado, a través de un juez, es quien decide quién se encargará de cuidarlos hasta tanto alguien de la familia o terceros se presente o presenten a reclamar la patria potestad o en herencia la mascota.
Lo mencioné en una columna anterior y quiero insistir, no es un juego, todos los adultos en este país debemos tener un testamento, no es complicado hacerlo pero sí muy complicado que nuestros bienes lleguen a manos de nuestros seres queridos si no existe uno. Y aunque el proceso de sucesión no fuese complicado, no tiene lógica que sea un extraño quien maneje nuestras propiedades, reciba a nuestros hijos menores y mascotas por un tiempo, y además cobre dinero por ello.
Si no tienes un testamento, hazlo inmediatamente, te aseguro que es muy sencillo, no es costoso y es práctico. La muerte nos toca a todos pero no sabemos cuándo, no te confíes.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.