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Queridos hermanos hispanos, los invito a desaparecer el racismo

"¿Desde cuándo es normal que alguien sea discriminado y no denunciarlo? Lo que está mal es que los adultos y otros niños no aprendan que eso no está bien. Ser hispanos no nos exime de ser racistas y ser discriminados en Estados Unidos tampoco. Al contrario, nos debería enseñar lo que no debemos repetir".
Opinión
Conductora Noticiero Univision
2022-10-12T19:58:22-04:00
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Nury Martínez. Crédito: Irfan Khan/AP

Seguramente usted creció en una casa, un vecindario, un pueblo o ciudad en donde comparar a los afrodescendientes o a los indígenas con animales fue normal, al igual que considerarlos de menor cultura, menor educación, y hasta menor inteligencia. Mejor dicho, como una clase inferior de ser humano.

Si usted ha escuchado, ha repetido o se ha quedado callado ante frases como: “¡Ah! es que tenía que ser negro”, “¡Horrible! parece indio”, “Hueles a…”, “Pareces un…”, “Te comportas como…”, desprecia los pelos, las narices, las costumbres, la cultura, este mensaje es para usted. Todo eso constituye racismo.

Sí, así como lo lee. Es racismo.

Aunque lo repitieran en sus casa -como repetían lecciones de historia en las que se normalizó, aceptó y nunca se condenaron la esclavitud y la llamada 'colonización' de los pueblos indígenas- está mal.

Es racismo, es discriminación.

Cuando en 2020 publiqué el libro Es Mi Turno recibí muchas críticas. Siempre que escribo algo condenando el racismo y la discriminación recibo muchas respuestas que me confirman que crecimos en ambientes racistas y que no hemos sido capaces de desaprenderlo.

“Pero, ¿por qué se quejan si eso siempre ha sido así?”, escriben en las respuestas a mis publicaciones. En uno de mis más recientes escritos, cuando mencioné el inexcusable comportamiento de los tres concejales hispanos de Los Ángeles en una conversación en la que se denigraba a la comunidad oaxaqueña y a los negros -peor aún, a un niño negro de dos años-, el comentario dice: “Negrito no es ofensa; así le dicen de cariño… morenito también. Gente de cristal, todo les ofende, las palabras se las lleva el viento, gente no entienden y solo quieren usar el sistema de quejas”.

Pues no. No se las lleva el viento. El niño va a crecer y un día la va a escuchar. Y los niños que escuchen frases como estas, las van a repetir. Además, ¿por qué tenemos que callarnos ante lo que no está bien?

Les pregunto: ¿desde cuándo es normal que alguien sea discriminado y no denunciarlo? Lo que está mal es que los adultos y otros niños no aprendan que eso está mal.

Ser hispanos no nos exime de ser racistas y ser discriminados en Estados Unidos tampoco. Al contrario, nos debería enseñar lo que no debemos repetir.

Nuestros padres y abuelos o nosotros mismos venimos de países donde el colonialismo y la esclavitud dejaron a las comunidades indígenas y negras muy atrás en el partido de las oportunidades. Nadie escoge vivir en la miseria. Ningún padre tendría que escoger entre darles de comer a sus hijos o pagar para los estudios.

La brecha socioeconómica es tan profunda que, hasta hoy, ni los gobiernos, ni nuestras sociedades la han podido cerrar. En América Latina -la madre tierra de los casi 60 millones de inmigrantes en Estados Unidos- el racismo es pan de cada día. Es como un ser vivo, que migra con nosotros hacia los Estados Unidos. Y aquí sobrevive unido a la necesidad de muchos de encontrar su similitud con los antepasados blancos europeos, y queriendo diferenciarse y distanciarse de los que vienen con un tono de piel más oscuro.

Si no conoces la historia -y no reconoces el error que hubo y que se perpetúa hasta nuestros días, los crímenes que se cometieron contra los negros secuestrados en África y esclavizados en América y contra los pueblos indígenas a quienes les fue saqueado todo, casi que hasta la existencia- el racismo va a ser muy difícil de erradicar.

Mi intención no es que se sienta mal con su privilegio. Pero le pido que no se siente en él. Ahí afuera hay un mundo entero que puede beneficiarse de su empatía y su solidaridad. Reconocerlo es el comienzo.

Las frases que se filtraron de la conversación de los concejales de Los Ángeles son recurrentes en empresas, en escuelas desde kinder hasta el último año de bachillerato, en universidades, en la calle, en el autobús y en el tren. Pero nacen en las mesas de muchas casas y en nuestros círculos cercanos, bajo las mojigatas risitas y el silencio cómplice de quienes pueden hablar y no lo hacen.

Vamos a desaprender el racismo, pero sobre todo a aprender a ser tolerantes y respetuosos. Siempre digo que caminar en los zapatos del otro es una de las tareas más difíciles del ser humano. Difícil, no imposible.

Y usted que lee esto, ¿cuándo se va a poner esos zapatos?

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.

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