Tenemos que proteger a todos los dreamers

Hace más de 15 años, mi colega, el senador Dick Durbin (D-IL), propuso el DREAM Act original, legislación que permitiría que los inmigrantes indocumentados que fueron traídos al país de niños salgan de las sombras y tengan un camino a la ciudadanía. Este proyecto de ley recibió fuerte apoyo bipartidista en el Senado, pero fue derrotado por republicanos que pusieron la política por encima de las familias trabajadoras y nuestro interés nacional.
Después de muchas batallas fallidas para aprobar esta legislación, el presidente Obama no tuvo opción más que actuar dentro de su autoridad para proteger temporalmente a estos hombres y mujeres jóvenes, muchos que no conocen otro país. En el 2012, el presidente Obama anunció su programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) para proteger de la deportación a individuos que vinieron a este país cuando eran niños. Desde ese entonces, el programa ha sido bastante exitoso. DACA les ha permitido salir de las sombras y contribuir a sus comunidades. Más de 12.000 DREAMers en Nevada y 790.000 jóvenes por todo el país se han beneficiado del programa. DACA les ha permitido salir de las sombras y contribuir a sus comunidades. Muchos de ellos ahora son nuestros nuevos ingenieros, atletas, dueños de negocios, maestros, activistas comunitarios, y fortalecen nuestra economía.
He tenido la fortuna de reunirme con varios dreamers de Nevada. He escuchado sus historias. He aprendido sobre sus sueños y logros, pero también sobre los desafíos a los que se enfrentan debido a sus estatus. Son excelentes hombres y mujeres jóvenes que aman a este país y son estadounidenses en todo menos en papel. Son valientes y no se dan por vencidos. Es por eso que les hice una promesa: Que haría todo lo que estuviera a mi alcance para protegerlos de ataques malintencionados y mantener juntas a sus familias. Por eso estoy luchando en contra de cualquier intento de mandar a los DREAMers de regreso a las sombras y de separar a sus familias. Estos esfuerzos van en contra de nuestros valores estadounidenses.
No hay duda de que nuestro sistema migratorio está roto. Ya es hora de dejar los intentos fallidos del pasado en el pasado y enfocarnos en el futuro. Sabemos que el darles a los dreamers la oportunidad de lograr el Sueño Americano –la misma oportunidad que le dieron a mi abuelo cuando emigró de México– ayuda a crecer nuestra economía y fortalece nuestras comunidades. Sin embargo, hoy más que nunca, DACA está bajo grave peligro. Los DREAMers están siendo amenazados por el procurador general de Texas Ken Paxton y nueve otros estados, que buscan demandar al presidente si él no rescinde el programa de DACA. Si sus amenazas son exitosas pondrían fin a la estabilidad y oportunidades de las que los DREAMers han gozado durante estos últimos cinco años.
Mandar de regreso a las sombras y deportar a casi 800,000 beneficiaros de DACA resultaría en pérdidas en el PIB de hasta 433,000 millones de dólares en diez años. Si los DREAMers en Nevada, que son activos de nuestra fuerza laboral, fueran deportados, la economía del estado perdería 585 millones de dólares cada año. Esto afectaría a nuestros pequeños negocios, niños, y adultos mayores, quienes se verían afectados debido a menos fondos disponibles para servicios públicos como la educación, Medicare y el Seguro Social.
En estos tiempos de gran incertidumbre y de aumento de deportaciones, lo menos que podemos hacer es poner a un lado la politiquería partidista y proteger a todos los dreamers. Los niños no deberían de vivir con miedo de que podrían ser deportados o pensar que no tienen un futuro en este país. Sus futuros están en nuestras manos y el futuro de Estados Unidos depende y se beneficiaría de una comunidad inmigrante prospera.
El Congreso debe usar el éxito de DACA y otorgarles a los inmigrantes que vinieron a este país de niños, específicamente a los que no son una amenaza para nuestra seguridad nacional o publica, la oportunidad de salir de las sombras y entrar a un camino a la ciudadanía. Es hora de darles la paz que necesitan y merecen.
Me alienta escuchar que algunos de mis colegas de ambos partidos decidieron hacer lo correcto y están trabajando juntos para proteger a los dreamers de la deportación –muchos a países que ni siquiera conocen–. Trabajaré con ellos. Mi prioridad inmediata es proteger a los dreamers y a sus familias de la deportación, y proteger a otros residentes como los que gozan de Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), mientras que continuo la lucha para aprobar una reforma migratoria integral que ponga a las familias trabajadoras en un camino a la ciudadanía y fortalezca nuestra seguridad nacional.
Ya es hora de que por fin hagamos lo correcto por el tejido social y económico de nuestro país y que mantengamos juntos a los jóvenes y sus familias. Nuestra nación es un país de inmigrantes y es esencial que reconozcamos nuestros valores e historia y protejamos esta tradición para asegurar que tengamos un futuro próspero.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.