EEUU y la UE se enfrentan por la guerra comercial: ¿qué quiere Trump y qué puede ofrecer Europa?
Funcionarios de la Comisión Europea, el órgano de gobierno de la UE, están presionando con fuerza para lograr un acuerdo comercial con la istración de Donald Trump y evitar así un arancel del 50% sobre productos europeos importados por Estados Unidos.
Trump había amenazado con imponer los aranceles el 1 de junio, pero retrasó la fecha límite hasta el 9 de julio, repitiendo una táctica ya frecuente en su guerra comercial.
Los negociadores europeos se enfrentan a las cambiantes e impredecibles amenazas arancelarias del presidente estadounidense, pero "aun así, tienen que encontrar algo que, con suerte, lo tranquilice", le dijo a la agencia AP Bruce Stokes, investigador principal visitante del German Marshall Fund de Estados Unidos.
Stokes también ve algo más en juego que un simple desacuerdo sobre los déficits comerciales. Las amenazas de Trump "se basan en una frustración con la UE que tiene poco que ver con el comercio", afirmó Stokes. "No le gusta la UE. No le gusta Alemania".
¿Qué quiere exactamente Trump? ¿Qué puede ofrecer Europa? Estas son las áreas clave en las que ambas partes están enfrentadas.
Europa y EEUU: ¿quién compra y vende más productos entre ellos?
Trump ha lamentado repetidamente que Europa vende más productos a los estadounidenses de los que les compra.
La diferencia, o el déficit comercial en bienes, fue el año pasado de 157,000 millones de euros (unos $178,000 millones). Pero Europa afirma que, en lo que respecta a los servicios —especialmente los servicios digitales como la publicidad en internet y la computación en la nube—, EEUU vende más de lo que compra, lo que reduce el déficit comercial general a 48,000 millones de euros, lo que representa solo alrededor del 3% del comercio total.
La Comisión Europea afirma que esto significa que el comercio está "equilibrado".
Una forma de cambiar el comercio de bienes sería que Europa comprara más gas natural licuado por barco desde EEUU. Para ello, la UE podría cortar las importaciones restantes de gasoducto ruso y gas natural licuado. La comisión está preparando una legislación para forzar el fin de esas compras (que el año pasado supusieron alrededor del 19% de las importaciones) para finales de 2027.
Esto impulsaría a las empresas privadas europeas a buscar otras fuentes de gas, como EEUU. Sin embargo, el alejamiento de Rusia ya está en marcha y "obviamente no ha sido suficiente satisfacción", afirmó Laurent Ruseckas, experto en mercados de gas natural de S&P Global Commodities Insights Research.
La comisión no compra gas en sí, pero puede usar la "persuasión moral" para convencer a las empresas de que recurran a proveedores estadounidenses en los próximos años. Sin embargo, "esto no es una solución milagrosa ni nada que pueda producir resultados inmediatos", le dijo a AP Simone Tagliapietra, analista de energía del centro de estudios Bruegel en Bruselas.
Europa podría comprar más a los contratistas de defensa estadounidenses como parte de su esfuerzo para disuadir nuevas agresiones de Rusia tras la invasión de Ucrania, afirmó Carsten Brzeski, director global de macroeconomía del banco ING.
Si los países europeos aumentaran su gasto total en defensa —otra de las exigencias de Trump—, es probable que sus votantes insistan en que las compras se destinen a contratistas de defensa en Europa, no en EEUU, afirmó Stokes, del German Marshall Fund.
Una forma de sortear ese obstáculo político sería que las empresas de defensa estadounidenses construyeran fábricas en Europa, pero "eso llevaría tiempo", añadió.
La UE también podría reducir su impuesto del 10% sobre los autos extranjeros, una de las quejas más frecuentes de Trump contra Europa.
“De todos modos, EEUU no va a exportar tantos vehículos a Europa... Los alemanes serían los más reticentes, pero no creo que les preocupe demasiado la competencia estadounidense”, declaró Edward Alden, investigador principal del Consejo de Relaciones Exteriores. “Sería una victoria simbólica para el presidente”.
El conflicto entre EEUU y la UE sobre la carne de vacuno
EEUU lleva mucho tiempo quejándose de las regulaciones europeas sobre productos alimentarios y agrícolas que impiden el a la carne de vacuno criada con hormonas y a los pollos lavados con cloro. Sin embargo, los expertos no esperan que los negociadores comerciales de la UE ofrezcan concesiones en la mesa de negociaciones.
“La UE no está dispuesta a ceder”, opinó Mary Lovely, investigadora principal del Instituto Peterson de Economía Internacional. La UE ha afirmado repetidamente que no cambiará sus normas sanitarias, ni sus normas sobre cultivos (genéticamente modificados), ni sus normas sobre pollos clorados, cuestiones que desde hace tiempo han molestado a EEUU.
Retirarse de estos temas, afirmó Lovely, significaría que "EEUU podría establecer los estándares de seguridad alimentaria para Europa".
La discusión en torno al impuesto al valor añadido
Uno de los temas que más le han incomodado a Trump ha sido el impuesto al valor añadido (IVA) aplicado por los gobiernos europeos, un impuesto que, según él, supone una carga para las empresas estadounidenses.
Economistas afirman que este tipo de impuesto, aplicado por unos 170 países, es neutral desde el punto de vista comercial porque se aplica por igual a las importaciones y las exportaciones.
El IVA lo paga el comprador final en la caja registradora, pero se diferencia del impuesto sobre las ventas en que se calcula en cada etapa del proceso de producción. En ambos casos, el IVA y el impuesto sobre las ventas, las importaciones y las exportaciones reciben el mismo trato. EEUU es un caso aparte, ya que no utiliza el IVA.
Hay pocas posibilidades de que los países cambien sus sistemas tributarios por Trump, y la UE lo ha descartado.
Estrategia de negociación entre la UE y EEUU
El enfoque de Trump en las negociaciones ha implicado amenazas de aranceles astronómicos —de alcanzar un acuerdo con niveles mucho más bajos. En cualquier caso, la Casa Blanca ha mantenido la postura de que no bajará del 10%.
La amenaza del 50% para la UE es tan alta que supone "un embargo comercial efectivo", según Brzeski, ya que impondría costes que harían no rentable la importación de bienes o implicaría cobrar a los consumidores precios tan altos que los productos resultarían poco competitivos.
Dado que los temas más complejos que dividen a la UE y EEUU —las normas de seguridad alimentaria, el IVA y la regulación de las empresas tecnológicas— son tan complejos que "es imposible imaginar que se resuelvan antes de la fecha límite", afirmó Alden.
"Posiblemente, lo que se podría lograr —y Trump ha demostrado su disposición a ello— es un acuerdo muy pequeño", como el que anunció el 8 de mayo con Reino Unido.
Los economistas Oliver Rakau y Nicola Nobile, de Oxford Economics, escribieron en un comentario este lunes que, de imponerse, los aranceles del 50% reducirían la economía colectiva de los 20 países que utilizan el euro hasta en un 1% el próximo año y recortarían la inversión empresarial en más de un 6%.
La UE ha ofrecido a EEUU una solución de "cero por cero" en la que se eliminarían los aranceles de ambas partes sobre los bienes industriales, incluidos los automóviles. Trump ha rechazado esta propuesta, pero funcionarios de la UE han afirmado que sigue sobre la mesa.
Lovely, del Instituto Peterson, considera las amenazas y las bravuconadas como la forma de negociar de Trump. "A corto plazo, no creo que el 50% vaya a ser nuestra realidad".
Sin embargo, afirma que la estrategia de Trump aumenta la incertidumbre en torno a la política estadounidense que está paralizando a las empresas.
"Sugiere que EEUU es un socio comercial poco fiable, que opera por capricho y no por el Estado de derecho", declaró Lovely. “Amigo o enemigo, esta istración no te tratará bien”, concluyó.
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