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    Trump niega que murieron 3,000 personas en Puerto Rico: estos datos lo refutan

    Donald Trump sorprendió la mañana del jueves con dos mensajes en Twitter cuestionando la cifra de 3,000 muertos que reconoce oficialmente el gobierno de la isla y asegurando que ese número busca hacerlo "quedar mal".
    13 Sep 2018 – 02:20 PM EDT
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    La costa sureste de EEUU está punto de ser Donald Trump tiene tiempo para ponerse a hablar de lo que pasó en Puerto Rico el año pasado por estos días con el huracán María.

    Pero no lo hace para dar consuelo por las pérdidas humanas y las penurias que siguen sufriendo los habitantes de la isla o para aportar ideas para la reconstrucción, sino para expresar su preocupación por lo “mal” que dice que lo están haciendo quedar.

    Sin ofrecer respaldo alguno, Trump cuestiona la cifra de 3,000 muertos que el gobierno de la isla ha reconocido luego del informe de la Universidad George Washington y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico, que ha sido descrito como el más completo realizado sobre las consecuencias del desastre.

    En una manifestación de egocentrismo, el presidente se queja de que lo quieren hacer quedar mal, pero en ningún momento lamenta las muertes ocurridas en la isla (ni siquiera las que el mismo esté dispuesto a reconocer) ni los problemas que atraviesa el estado libre asociado donde viven unos 3,3 millones de ciudadanos estadounidenses.

    Esta semana Trump insistió, contra toda evidencia, en que el trabajo para atender la emergencia post María fue "fantástico", generando molestias entre muchos en la isla.

    Y ahora, envía estos mensajes, que analizamos aquí línea por línea.


    “3000 personas no murieron en los dos huracanes que golpearon Puerto Rico...

    Sin aportar ningún dato o hacer referencia a algún trabajo de campo, el presidente se permite poner en duda los estudios de varios especialistas sobre el impacto de María en la isla. El último de ellos, presentado la semana pasada, fue realizado por la Universidad George Washington y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico. Ese estudio fue encargado por el gobierno de San Juan y sus resultados reconocidos como válidos por el gobernador de la isla, Ricardo Rosello, quien los presentó al público el 2 de septiembre, junto con un "mea culpa" por la ineficaz respuesta oficial al desastre.

    ...Cuando yo dejé la isla, DESPUES de que la tormenta golpeó, ellos tenían entre 6 y 18 muertos. A medida que fue pasando el tiempo no aumentó en mucho. Entonces, un largo tiempo después, ellos empezaron a reportar números realmente grandes, como 3000…”

    Desde el principio, los bajos números de fallecimientos reconocidos por el gobierno de la isla eran rebatidos por expertos y hasta por personas que observaban en el terreno (damnificados y periodistas) la magnitud de la tragedia. En agosto, en el plan de reconstrucción que se mandó al Congreso en Washington, la oficina de Roselló cambió su estimado oficial de 64 muertos a 1427 fallecidos a causa de María. Un estudio previo de la Universidad de Harvard presentado en mayo indicaba que esas muertes podrían llegar hasta las 4625.


    “…Esto lo hicieron los Demócratas para hacerme quedar tan mal como fuera posible...

    Aunque Roselló está registrado como demócrata, en el juego político puertorriqueño no funciona esa dualidad de demócratas vs. republicanos. Las afiliaciones son menos ideológicas y más alineadas con el estatus de la isla: estadidad total con EEUUU o ‘status quo’ como libre asociado. Un pequeño porcentaje aboga por la independencia.

    ...cuando yo estaba exitosamente recaudando Billones de Dólares para ayudar a reconstruir Puerto Rico.

    El presidente no "recauda" fondos como si se tratara de una organización de ayuda humanitaria. El presidente tiene la obligación legal de asignas fondos, primero los de emergencia que se liberan cuando se declaran zonas de desastre federal, y luego, mediante las asignaciones presupuestarias solicitadas al Congreso con las que se busca recuperar zonas afectadas. Al principio Trump puso en duda que fuera útil invertir dinero público para recuperar la infraestructura de la isla, cuyo mal estado achacó a la ineficacia y corrupción de políticos locales. Al final, el gobierno federal aceptó sufragar el 90% de los costos de reconstrucción (encima del promedio de 75% que suele aportar en casos similares) por el estado de devastación y las profundas dificultades financieras en la que se hallaba la isla antes del paso del huracán.

    Si una persona murió por cualquier razón, como avanzada edad, simplemente métela en la lista.

    El estudio de la Universidad George Washington en su explicación metodológica dice: “Nuestro estudio de exceso de mortalidad analizó los patrones pasados de mortalidad (registros de muerte y censo poblacional del 2010 a 2017) para predecir la mortalidad si el huracán María no hubiera ocurrido (mortalidad predecible) y comparare este número con las muertes ocurridas (mortalidad observada). La diferencia entre esos dos números es el estimado de exceso de mortalidad debida al huracán”. Es decir, las muertes que registraron como resultado de María son aquellas que no se habrían producido de no haberse presentado la emergencia.

    Algunas de esas muertes se produjeron por falta de suministro eléctrico para alimentar sistema de apoyo como respiradores o máquinas de diálisis, otras por los problemas de transporte que impidieron la llegada de medicinas u oxígeno, otras por no poder mantenerse condiciones mínimas de salubridad. Algunas porque el bloqueo de las carreteras o la falta de combustible impidió a muchos llegar a centros de atención para ser tratados.

    Sin duda que politizar una emergencia es siempre una mala política. El gobierno de Puerto Rico lo sabe porque ahora sufre las consecuencias no solo de haber fallado en la respuesta inicial al desastre, como ha reconocido después, sino por haber tratado de minimizar el impacto, pese a que muchos expertos advertían que la tragedia era mayor de la reconocida. Al final, el estudio ordenado por el propio gobierno los forzó a aceptar las evidencias.

    En cuanto a la última línea, había que preguntar si los puertorriqueños sienten ese amor que les profesa el presidente.

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