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    El gobierno abre de nuevo, el drama en el Congreso se posterga y los dreamers siguen en el limbo

    El dinero para el funcionamiento está garantizado solo hasta el 8 de febrero. Para extenderlo tendrán que lidiar con inmigración y DACA, dos de los temas más delicados de cuántos se debaten en Washington.
    22 Ene 2018 – 02:57 PM EST
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    El cierre temporal del gobierno terminó pero solo temporalmente, hasta el 8 de febrero, cuando volverán a acabarse los fondos que el Congreso aprobó este lunes para poner fin al shutdown que empezó la madrugada del sábado debido a que las diferencias sobre cúando y cómo discutir el destino de los dreamers impidió un acuerdo entre republicanos y demócratas.

    Fue un fin de semana de negociaciones intensivas y de duro intercambio de acusaciones entre las partes, que querían dejar claro ante la opinión pública a quién correspondía la culpa de que casi 800,000 empleados federales públicos y 1,5 millones de militares se quedaran sin paga.

    Pero en esas negociaciones hubo un gran ausente en el escenario: el presidente Donald Trump, alguien que suele describirse a sí mismo como un “gran negociador” (su mayor best seller se llama justamente ‘El arte de la negociación’)

    Esas artes del presidente aparentemente no hicieron falta en esta ocasión, a juzgar por el hecho de que los líderes del Senado estuvieron enfrascados en las negociaciones sin una señal desde la Casa Blanca. De hecho, varios legisladores dijeron en diferentes entrevistas a lo largo del fin de semana que no sabían bien qué esperaban en la Presidencia.

    “La Casa Blanca se rehusó a negociar durante el fin de semana”, aseguró al pleno del Senado el líder de la minoría demócrata Charles Schumer al anunciar que se había alcanzado un acuerdo para financiar nuevamente el gobierno federal e ironizó con la ausencia del “gran negociador”.


    La Casa Blanca asegura que Schumer solo "aceptó finalmente" lo que él le habría ya propuesto el viernes pasado.

    En cualquier caso, las habilidades negociadores de todos van a ser necesarias si se quiere evitar que dentro de dos semanas las oficinas públicas tengan que cerrar de nuevo por falta de presupuesto, considerando que los temas que quedaron atados a la nueva ronda de conversaciones -inmigración y DACA- son dos de los puntos más complicados de tratar en Washington.

    Silencio preventivo

    Tras dos semanas en las que fue Trump quien aparentemente descarriló los acuerdos bipartidistas (como el que le había presentado el senador demócrata Dick Durbin y el republicano Lindsey Graham durante la reunión en la que habló de los “países de mierda”) muchos destacaron que, salvo algunos mensajes en su cuenta Twitter, el presidente hizo silencio.

    Pese a que el sábado se cumplió un año de su investidura y a que los empleados del gobierno federal se enfrentaban a la incertidumbre de no saber si irían a cobrar en las próximas semanas, el presidente no hizo ninguna declaración pública.

    La Casa Blanca niega la versión de Schumer de que Trump no participó en las negociaciones y a través de uno de sus portavoces, Raj Shah, explicó que el presidente estuvo en permanente o con los republicanos haciéndole seguimiento al pulso con los demócratas.


    “La participación del gobierno fue la correcta y ayudó a la reapertura del gobierno hoy”, dijo Shah en entrevista con la cadena de noticias CNN.

    Lo que es claro es que Trump no se reunió con representantes de ambos partidos, luego de que el viernes convocara a Schumer a la Oficina Oval. En ese sentido, podría decirse que el mandatario estuvo monitoreando el proceso más que negociando. Seguramente dejó claro puntos a los republicanos, pero eso no significa necesariamente que hay liderado los os.

    Socio poco confiable

    Algunos aseguran que tras los comentarios peyorativos sobre El Salvador, Nicaragua y países africanos en la Casa Blanca, su equipo se aseguró de que el presidente no dijera algo que volviera a amenazar con hacer estallar las posibilidades de un acuerdo.

    El senador Graham dio a entender que no contaba con la Casa Blanca para solucionar el ime cuando dijo el domingo que es el equipo presidencial (específicamente el asesor Stephen Miller) el que complica las posibilidades de llegar a pactos. Días atrás había asegurado que no se tenía un “socio confiable” en la Presidencia, dando a entender que los asesores del presidente suelen alterar lo que éste acuerda con los parlamentarios.

    El cierre del gobierno se superó gracias a un pacto de caballeros: la oferta de McDonnell de presentar al Senado para su discusión los temas de DACA y de inmigración, una exigencia que hacían los demócratas pero que para algunos de ellos no les parece lo suficientemente sólida.


    En su entrevista con CNN, el portavoz presidencial Shah dijo que confía en que el senador McConnell presente al presidente una ley de inmigración y una solución para los dreamers que él esté dispuesto a firmar.

    Pero días atrás, antes de haber adquirido este compromiso con los demócratas, el líder republicano había asegurado que no presentaría ninguna iniciativa hasta que la Casa Blanca no indique con claridad qué es lo que quiere.

    Hasta ahora el presidente ha apoyado la propuesta que en agosto hicieron los senadores republicanos Tom Cotton y John Perdue que busca cortar la inmigración ilegal y recortar sustancialmente la inmigración legal. Pero esa propuesta no cuenta con el respaldo de senadores moderados como Graham.

    Ahora el reloj vuelve a entrar en cuenta regresiva. Por eso, considerando las costumbres de los congresistas y lo delicado de los temas en la agenda, es previsible que la primera semana de febrero sea otra de frenéticas conversaciones para conjurar un segundo cierre del gobierno federal.

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