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    El mundo según Trump: Arabia Saudita es “extraordinaria”, el papa es “genial” y los alemanes, “muy malos”

    El presidente suavizó su mensaje sobre el Islam y el cambio climático, pero no defendió los derechos humanos ante los saudíes y ha reprendido a los aliados europeos. Así ha sido su primer viaje internacional como mandatario.
    27 May 2017 – 11:11 AM EDT
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    Trump pronuncia un discurso en la base naval de Sigonella, en Italia, con el avión presidencial de fondo. Crédito: Jonathan Ernst/Reuters

    El primer viaje de Donald Trump como presidente ha revelado algunos cambios respecto a su campaña con nuevas posiciones más moderadas, pero también ha confirmado temores de los aliados europeos.

    Sus nueve días de tour por Oriente Próximo y Europa pasaron con muchas fotos, pero con poco o con los periodistas. Es una rareza que un presidente de Estados Unidos participe en cumbres y emprenda un viaje tan largo sin una sola rueda de prensa.

    Trump dio un discurso y ha intervenido con declaraciones más cortas en otro par de ocasiones. A ratos, mostró su cansancio o incomodidad con su entorno, pero ha tuiteado poco y estuvo más calmado que en Washington.

    En sus mensajes, suavizó su retórica respecto al Islam o el cambio climático, pero sigue defendiendo el proteccionismo comercial, se resiste a criticar a Rusia y prefiere criticar a los aliados europeos que a líderes autoritarios.

    Los saudíes

    La parte donde Trump parecía algo más cómodo con su viaje fue la primera, en Arabia Saudita, Israel y Palestina.

    En Riad los saudíes lo recibieron con una elaborada ceremonia, imágenes de su cara proyectadas sobre edificios y hasta un baile de espadas en su honor. Trump ha criticado durante años a los saudíes y se quejaba de que dejaban a Estados Unidos hacer “el trabajo sucio” en Siria o de que recibían demasiadas ayudas o de que el presidente se inclinaba ante su rey.

    Como presidente, Trump llegó a inclinarse ante el rey y en su discurso, a diferencia de l presidente Barack Obama en Egipto en 2009, no hizo ninguna mención a los derechos humanos o a los derechos de las mujeres en el país donde no pueden ni conducir.

    Trump elogió la historia y la belleza del país en su discurso en Riad. Al llegar a Bruselas, el presidente les dijo a los líderes de la UE que Arabia Saudita es un lugar “extraordinario”.

    Arabia Saudita tiene uno de los peores historiales en derechos humanos. Es un país donde un bloguero puede ser condenado a 1.000 latigazos y 10 años de cárcel, un disidente a ser decapitado por protestar en la calle y una mujer castigada si trabaja sin el permiso de su marido.

    La Casa Blanca presume de haber hecho acuerdos multimillonarios para las empresas de Estados Unidos en Arabia Saudita, por ejemplo para que vendan armas y otros equipos militares por valor de 110.000 millones de dólares.

    El Islam

    El cambio más sustancial en el mensaje de Trump en todo el viaje ha sido su tono más conciliador con el Islam, al que durante años ha identificado con el terrorismo.

    Como candidato, llegó a decir “el Islam nos odia”, prometió que no dejaría entrar a más musulmanes en Estados Unidos y sugirió que haría un registro de los que ya vivían en el país. Una de sus primeras acciones como presidente fue vetar la entrada a EEUU de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (Irán, Irak, Yemen, Somalia, Sudán , Siria y Libia). Después firmó otra orden ejecutiva de cuyo texto eliminó a Irak. Ninguno de los dos decretos ha entrado en vigor ya que fueron paralizados por los tribunales en Estados Unidos.

    En su discurso en Riad, en cambio, destacó que los musulmanes son las principales víctimas del terrorismo y evitó equiparar la religión al terror. Su mensaje pidiendo unidad con los líderes árabes y musulmanes es parecido al de Obama en El Cairo en 2009.

    Amigos Francisco y Emmanuel

    En Europa, Trump se quedó sin tanta pompa y sin tanto homenaje y empezó a asistir a reuniones más tensas sobre políticas con las que no está de acuerdo y con líderes con los que no simpatiza.

    Trump hizo un esfuerzo por llevarse mejor con el papa Francisco y con el nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron.

    Durante su visita al Vaticano, Trump apareció sonriente y después le dijo a los líderes europeos que el papa es “genial”. El pontífice estaba serio, pero la reunión fue relajada.

    El presidente también pareció hacer un esfuerzo especial como Macron.

    Durante la campaña sa, Trump había sugerido que Marine Le Pen ganaría gracias al terrorismo y a su posición “más fuerte” sobre control de fronteras. Le Pen coincidía en el mensaje contra el comercio y la inmigración de Trump. Pero durante la reunión en Bruselas, el presidente de Estados Unidos le dijo a Macron que en realidad prefería su victoria. “Tú eras mi candidato”, le dijo, según fuentes sas.

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    Emmanuel Macron, la última víctima de los intensos apretones de mano de Trump

    La bronca a los aliados

    Pese a estos gestos, los aliados europeos se sorprendieron al ver cómo Trump aprovechaba la ceremonia solemne de la OTAN junto a los restos de las torres gemelas y del muro de Berlín para reprenderles por no aumentar su presupuesto de defensa.

    El presidente se quejó diciendo que la mayoría de los aliados tenían “deudas de enormes cantidades de dinero”. En realidad, no las tienen en cuanto contribuyen al presupuesto de la OTAN según les toca. Otra cuestión es que se comprometieron de aquí al 2024 a subir su gasto nacional en defensa al 2% del PIB. Por ahora, sólo cuatro países alcanzaron ese porcentaje pero muchos empiezan poco a poco a acercarse a él.

    En ese discurso, en cambio, Trump no mencionó su compromiso con el artículo 5 del tratado de la OTAN, el de la defensa mutua en caso de ataque de uno de los aliados. Para los del Este de Europa es especialmente importante como una forma de protección contra posibles avances de Rusia.

    Ese jueves fue especialmente complicado para Trump. En la misma reunión de la OTAN, apartó sin mirarlo al primer ministro de Montenegro, un país balcánico que entra ahora en la Alianza y que asegura que Rusia intentó hasta un golpe de Estado para evitar que fuera así.

    El proteccionismo

    En el comunicado final del G-7, el grupo de los países más ricos del mundo, los líderes llegaron a un compromiso para complacer a Trump diciendo que se oponen al proteccionismo, pero también a cualquier “práctica comercial desleal”.

    Las quejas más repetidas por Trump tienen que ver con las exportaciones europeas a Estados Unidos, en especial las de productos alemanes.

    Durante una visita de cortesía con los líderes de las instituciones de la Unión Europea, Trump dijo que los alemanes eran “muy malos” por su éxito comercial, en especial de automóviles, en Estados Unidos. “Esto tiene que parar”, dijo.

    Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, confirmó las palabras del presidente, aunque dijo que sus quejas no eran “agresivas” y que “malo” no es una palabra tan peyorativa como “malvado”.

    Gary Cohn, asesor económico de la Casa Blanca, también confirmó las palabras de Trump, aunque subrayó que no se trata de nada “personal” y que “el padre” del presidente era alemán. En realidad, el alemán era su abuelo.

    El cambio climático

    Durante su campaña, Trump fue muy agresivo contra cualquier política que ayudara a combatir el cambio climático, que según él es “un invento” de China para dañar a Estados Unidos.

    En este viaje moderó su tono mientras escuchaba las voces de quienes le pedían que no se salga del acuerdo de París para la reducción de emisiones contaminantes. El papa Francisco se lo pidió en el Vaticano y le regaló una encíclica sobre la protección de “lo creado”.

    También le pidieron que no se fuera del acuerdo los líderes de la UE y del G-7.

    “Sus opiniones están evolucionando. Ha venido aquí para aprender y ser más listo”, dijo Cohn, que aseguró que en la reunión Trump había dicho que “el medio ambiente es muy importante” para él. Ahora el presidente asegura que tomará una decisión la semana próxima.

    La istración sigue dividida sobre qué hacer y en el comunicado final del G-7 se reflejó esta indecisión.

    “Estados Unidos está en proceso de revisar sus políticas sobre el cambio climático y el acuerdo de Paris y por ello no está en posición de unirse al consenso en este tema”, dice la declaración en la que los otros seis reafirman su “compromiso fuerte de aplicar el acuerdo”.

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