Los republicanos ofrecen un plan de infraestructura que es la mitad de lo que quiere Biden
Un grupo de senadores del Partido Republicano presentó una propuesta de un plan de infraestructura para responder al que presentó el presidente Joe Biden, cuyo costo de $1,7 billones (trillones, en inglés) es considerado excesivo para el partido de la oposición. Y aunque dista mucho de lo que aspira el mandatario, la primera reacción de la Casa Blanca indica que las negociaciones han recibido una línea de oxígeno.
La contraoferta republicana la encabeza la senadora por Virginia Occidental Shelley Capito y contempla $928,000 millones, que es casi la mitad de lo que aspira lograr la Casa Blanca para el ambicioso plan, con el que quiere actualizar la infraestructura, establecer cambios en el patrón energético en favor de fuentes ‘limpias’ y generar millones de empleos.
Se estima que solo la cuarta parte del plan republicano representa nuevas asignaciones, el resto es una agrupación de montos ya aprobados por el Congreso, algunos bajo los paquetes de ayuda aprobados dentro de la crisis de la pandemia del coronavirus
“Los senadores republicanos siguen negociando de buena fe”, dijo Capito en una rueda de prensa al hacer la presentación de su propuesta, reconociendo que las negociaciones entre las partes se han estancado, pese a que la Casa Blanca redujo la semana pasada el costo de $2,2 billones a $1,7.
“Estamos tratando de llegar al objetivo común de alcanzar el acuerdo bipartidista en infraestructura que hablamos en la Oficina Oval (de la Casa Blanca) con el presidente varias semanas atrás y del que hablé con él incluso antes de eso”, dijo Capito.
En su primera reacción a la contraoferta, la Casa Blanca valoró el gesto de interés en negociar que muestran los republicanos, aunque destacan la falta de nuevos recursos de su plan.
“En una primera revisión, notamos varias adiciones constructivas a la propuesta previa del grupo (republicano), incluyendo caminos, puentes y ferrovías”, dijo durante la rueda de prensa diaria la portavoz presidencial Jen Psaki.
“Seguimos preocupados porque el plan (republicano) aún no aporta sustanciales fondos nuevos para necesidades críticas de creación de empleos, como arreglar los hospitales de nuestros veteranos, construir un sistema de trenes moderno, reparar los sistemas de tránsito, eliminar las peligrosas tuberías de plomo y apuntalar el liderazgo estadounidense en una economía de energías limpias que genere empleos”, dijo Psaki.
De acuerdo con Psaki, Biden habló por teléfono con la senadora Capito para agradecerle la propuesta, y señaló que la próxima semana funcionarios del Ejecutivo seguirán en os con los legisladores para alcanzar un posible acuerdo.
"Socialismo" disfrazado
Los republicanos acusan a Biden de querer presentar bajo la etiqueta de “infraestructura” políticas radicales de izquierda que no tienen que ver con el tema, como cuidado de ancianos o la ampliación de beneficios para padres y familias.
Además, hay una gran disputa sobre cómo se financiará el plan. Los republicanos están en desacuerdo con se haga a través del aumento de impuestos a corporaciones (revirtiendo el recorte del 28% al 21% que les dio el expresidente Donald Trump) y aseguran que el proyecto puede ser pagado con esos fondos de leyes de estímulo económico que no han sido usados.
En la presentación de este jueves, el grupo de senadores republicanos no indicó de qué manera su plan considera cubrir el costo de las nuevas inversiones contempladas.
La Casa Blanca había puesto el próximo 'Memorial Day' (lunes 31 de mayo) como fecha límite para que las partes mostraran acuerdos.
Aunque en su respuesta a la contrapropuesta republicana el Ejecutivo reconoce que ese marcador no se cumplirá y que las negociaciones todavía están vivas, se da por descontado que de no lograrse alguna aproximación, los demócratas podrían tratar de usar su exigua mayoría para aprobar el paquete, de la misma manera que hicieron la ley de $1,9 billones de estímulo económico por el coronavirus que no contó con un solo voto republicano.