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    Las garantías de la democracia de EEUU: cómo se echa a un presidente si se salta las reglas

    El procedimiento de 'impeachment' se ha utilizado tres veces en la historia de Estados Unidos y sólo en una ocasión ha acabado con la dimisión del presidente. Además, el vicepresidente y el Congreso tienen autoridad para intervenir si el comandante en jefe no cumple con sus obligaciones.
    23 Ene 2017 – 08:44 AM EST
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    Donald Trump en la Casa Blanca. Crédito: Getty Images

    Washington.- Cerca de la entrada dedicada a la Presidencia de Estados Unidos del Museo Nacional de Historia Americana hay una sala que explica “los límites” del cargo. “El poder presidencial no es inamovible y está limitado por restricciones políticas y constitucionales”. Dos días después de la toma de posesión de Donald Trump como presidente, la sala estaba llena de visitantes.

    El museo hace la lista de los controles democráticos: el Congreso, el Tribunal Supremo, la opinión pública y la prensa. Expone un mazo gigante que le regaló el partido republicano a un portavoz de la Cámara de Representantes; la toga que William Rehnquist, el presidente del Supremo, se puso en 1997 para el presidir el proceso de impeachment de Bill Clinton con bandas doradas (las había visto en una obra de teatro); un archivador abollado que asaltaron los 'fontaneros' de Richard Nixon cuando ingresaron a las oficinas del Partido Demócrata en 1972 o la transcripción original del testimonio de John Dean, abogado de la Casa Blanca, cuando le preguntaron durante las investigaciones del escándalo Watergate: ¿”Qué sabía el presidente y desde cuándo lo sabía?”

    Este lunes, un grupo de expertos en ética ha presentado una querella contra el presidente Donald Trump por la supuesta violación de la enmienda de la Constitución contra la recepción de regalos de poderes extranjeros. El presidente no querido separarse de sus negocios con un 'fondo ciego'. Entre los denunciantes están un profesor de Harvard, un consejero de ética de la istración Obama y otro de la de George W. Bush.

    Entretanto, el FBI continúa investigando los os de asesores de Trump con el Kremlin durante su campaña y durante el periodo de transición. Uno de los objetivos de la indagación es Michael Flynn, actual consejero de seguridad nacional, según cuenta el Wall Street Journal.

    Los estándares

    El presidente no tiene inmunidad y puede ser denunciado en los tribunales e investigado por sus propios agentes de inteligencia aunque sea su superior. Pero esto no es ni mucho menos el único control que recibe.

    Estados Unidos es una democracia con estándares de transparencia, rendición de cuentas e independencia de los de los partidos más arraigados que los de las democracias latinoamericanas o del sur de Europa.

    En la exposición permanente del Museo Nacional de Historia Americana un letrero titulado “ We the People” explica: “El poder presidencial deriva de la gente. Ser elegido es sólo el principio”.

    La responsabilidad de los republicanos

    Si Trump no cumple con su trabajo, encubre sus acciones o abusa de su poder, los votantes le castigarán en 2020 y en estos próximos cuatro años el Congreso también lo vigilará, incluso aunque la mayoría en ambas cámaras sea del partido del presidente.

    La Constitución prevé mecanismos que el Congreso podría aplicar.

    Senadores como John McCain, Lindsey Graham o Marco Rubio y congresistas como Jeff Fluke o incluso Paul Ryan, el líder de la Cámara, no han dudado en denunciar a Trump cuando era candidato en casos como los ataques a un juez por ser de origen hispano, la llamada a un registro de personas según su religión o sus palabras presumiendo de haber acosado sexualmente a varias mujeres.

    Los senadores republicanos han cumplido con su papel haciendo preguntas difíciles en las audiencias de los elegidos por el presidente para su istración.

    Así funciona el 'impeachment'

    El procedimiento más conocido para quitar a un presidente del cargo es el del impeachment, que la Constitución prevé en su artículo segundo y extiende al vicepresidente o a cualquier funcionario. Las causas son amplias: “traición, soborno u otros altos crímenes o faltas”.

    Es una forma genérica que incluye el abuso de poder o lo que Alexander Hamilton, padre fundador del país, llamaba "violación de la confianza pública". Hamilton describió el impeachment como "un método de investigación nacional en la conducta de un hombre público".

    Hasta ahora, este procedimiento se ha utilizado tres veces en Estados Unidos: contra Andrew Johnson en 1868 por saltarse el control del Senado de su gabinete, contra Richard Nixon en 1974 por entorpecer la investigación del Watergate, y contra Bill Clinton, en 1998, por mentir sobre su relación sexual con una becaria de la Casa Blanca. Sólo el de Nixon tuvo como consecuencia la dimisión del presidente. Nixon dimitió antes de que terminara el proceso.

    En el caso del impeachment, el procedimiento lo puede empezar cualquier miembro de la Cámara de Representantes que quiera llevar la petición a la comisión de asuntos judiciales de la Cámara. La comisión está actualmente presidida por el republicano de Virginia Bob Goodlatte, el congresista que hizo la propuesta de debilitar la oficina de control ético del Congreso que los republicanos tuvieron que retirar por la avalancha de críticas, incluidas las de Trump.

    Si la comisión acepta examinar el caso, se somete al voto de toda la Cámara la decisión de empezar o no el procedimiento. La decisión se toma aquí por mayoría simple. Después, los encargados de enjuiciar al presidente son los senadores. De hecho, un procedimiento de impeachment se parece a un juicio, con testigos y deliberaciones. La sesión la preside el Tribunal del Supremo.

    El Senado vota al final del proceso sobre si es adecuado obligar al presidente a marcharse y que le suceda el vicepresidente. La sustitución del presidente debe ser aprobada por dos tercios de los senadores, es decir 67.

    A diferencia de otros países, en Estados Unidos no hay disciplina de voto y los de los partidos son libres de votar en contra o a favor del presidente de su propio partido. Su independencia es, de hecho, una de las salvaguardias de la democracia estadounidense.

    El poder del vicepresidente

    La otra manera contemplada en la Constitución de Estados Unidos para sustituir al presidente si “es incapaz de cumplir con los poderes y deberes del cargo” es la XXV enmienda, aprobada en 1967 y que rige el paso del poder al vicepresidente de manera formal (hasta entonces era una convención).

    La enmienda quería resolver los problemas de la sucesión sobre todo en casos de muerte o algún tipo de incapacidad del presidente. La urgencia se sintió después del asesinato de John F. Kennedy.

    La enmienda se ha utilizado para cambiar de vicepresidente, tras la dimisión del primero de Nixon, Spiro Agnew, y tras la dimisión del propio presidente. También se ha utilizado para trasferir temporalmente el poder del presidente al vicepresidente durante operaciones de Ronald Reagan y de George W. Bush.

    La sección cuarta de la enmienda es la más delicada. Contempla el procedimiento de sustitución del presidente iniciado por el vicepresidente con el apoyo de la mayoría de los del Gobierno. En ese caso, el vicepresidente y los secretarios mandan una carta a la Cámara de Representantes sobre la situación. Para pasarle el poder al vicepresidente, dos tercios de las dos cámaras tienen que votar a favor.

    La sección cuarta de la enmienda se debatió al final del segundo mandato de Reagan, pero nunca ha sido utilizada.

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