Los riesgos ecológicos de construir el muro que Trump quiere poner en la frontera con México

Aunque parezca una lejana batalla entre la Casa Blanca y el Congreso, el muro de Donald Trump es ahora más real que nunca en Texas. Para frustración e impotencia de muchos, residentes y activistas ven cómo las máquinas avanzan sin remedio.
La declaración de emergencia de Trump con la que busca sacar de otras agencias el dinero que el Congreso no le otorgó para completar el muro en la frontera está enfrentando múltiples batallas legales, legislativas y políticas, pero eso de ninguna forma implica que la promesa de campaña de Trump esté paralizada
El Congreso aprobó en su último acuerdo sobre el presupuesto $1.3 mil millones de dólares para barreras físicas en la frontera. Eso sumado a los $600 millones de dólares que ya había aprobado en marzo pasado es más que suficiente para financiar una expansión del muro en 33 millas (53 kilómetros) en la zona del valle del Río Grande, que ya está en curso.
Líderes de sectores protegidos como el Centro Nacional de Mariposas y el parque estatal Bentsen-Rio Grande Valley han insistido en que la construcción de un muro en tierras restauradas, de conservación y destinadas a la vida silvestre tendrá consecuencias irreversibles.
Marianna Treviño-Wright directora del Centro Nacional de Mariposas en Mission, Texas, confirmó a Univision Noticias que “hay máquinas excavadoras” en el área del Refugio Nacional de Vida Silvestre en Texas ubicada al oeste de su centro y aseguró que “ya están trabajando”.
La idea es crear una zona de despeje para iniciar la expansión del muro fronterizo.
El centro de mariposas está a salvo por el momento, luego de una batalla legal para frenar la construcción en su terreno, argumentando que amenazaría hasta el 70% de su vida salvaje.
Sin embargo, Treviño-Wright reconoció que aún están preocupados, ya que la declaración de emergencia nacional emitida por el presidente podría amenazar nuevamente al centro.
A lo largo de las múltiples reservas naturales en la frontera están en juego especies como el ocelote (gato salvaje pequeño en peligro de extinción), reptiles, armadillos, tortugas, más de 230 especies de mariposas y cerca de 400 especies de pájaros.
Un artículo publicado el año pasado en la revista Bioscience indicó que el muro de Trump afectará negativamente a 1,500 animales nativos y especies de plantas incluyendo 62 declaradas vulnerables o en peligro de extinción.
Tierra de todos
A través de diferentes documentos hechos públicos bajo la Ley de Libertad de Información se han divulgado varios mapas con propuestas para la construcción del muro en tramos cortos de la frontera, pero hasta el momento no se ha hecho oficial un mapa definitivo.
El año pasado el gobierno envió cartas pidiendo permiso para realizar estudios en propiedades de Texas que estaban incluidas en el posible paso del muro en los condados de Hidalgo y Starr, el primer paso para la adquisición de la tierra por parte del gobierno.
Varios propietarios ya han iniciado demandas.Una de las más recientes es la presentada por la organización Public Citizen, un centro enfocado en los derechos del consumidor que agrupó las demandas de varios propietarios que han recibido cartas del gobierno.
Al enfrentar la resistencia y complicaciones obvias al adquirir propiedad privada, un camino más fácil para el gobierno es tomar terrenos federales, donde justamente están localizadas las reservas naturales.
Los sectores más amplios de terreno del gobierno en la frontera entre México y Estados Unidos son el parque estatal Bentsen-Rio Grande Valley y el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Valle del Río Grande.
“Cerca de un 20% de toda la tierra que compromete la frontera es para conservación. Tienes bosques nacionales, refugios, parques nacionales y estatales”, explicó a Univisión Noticias Collin O'Mara, presidente y director ejecutivo de National Wildlife Federation que agrupa a una serie de organizaciones enfocadas en la defensa del medioambiente.
Un estudio realizado en 2011 la Universidad Texas A&M aseguró que el turismo asociado a la vida salvaje en la frontera de Texas equivale a $344 millones de dólares anuales.
Vida salvaje en peligro
Expertos medioambientales han enfatizado tres áreas donde el muro en la frontera tendrá un mayor impacto. La erradicación de una cantidad enorme de hábitat y fauna nativos; la creación de una zona de inundación en todas las propiedades que quedarán ubicadas a casi dos millas (3 km) del muro, en el área cercana al Río Grande y la reducción de terreno viable para matorrales y follaje salvaje.
Norma Fowler profesora de biología integrativa de la Universidad de Texas en Austin aseguró a Univision Noticias que las reservas a lo largo de la frontera albergan vida muy diversa con plantas y animales que difícilmente se encuentran en otras partes del país.
El muro será una barrera física para los animales y la dispersión de plantas, semillas y polen, pero incluso antes de levantarlo, los ecologistas advierten que el nivel de destrucción para construirlo será mayor.
“Fragmentará el hábitat. Hay especies como el matorral tamaulipano que sólo se encuentra en el norte de México y al sur de Texas. Los biólogos han tratado de restaurar tierra para construir un corredor para que los ocelotes en Texas (en peligro de extinción) puedan prevalecer mezclándose con los ocelotes de México. Nuestra oportunidad de realmente lograr un corredor desaparecerá si construimos un muro”, explicó Fowler.
“Otro factor importante es el bosque riperiano; un lugar extremadamente valioso para los observadores de pájaros. Eso quedará en el otro lado del muro. Estos muros son muy grandes y amplios. Hay caminos en ambos lados, hay un bloqueo del movimiento de aves y animales. Puedes pensar que volarán sobre el muro pero muy pocos animales realmente lo hacen”, agregó.
El artículo de la revista Bioscience concluyó que el plan de la istración “ amenazará una de las regiones biológicamente más diversas del continente”, al bloquear el movimiento de especies y contribuir a las inundaciones.
“Instamos al gobierno a que reconozca y otorgue alta prioridad a la conservación del valor ecológico, económico, político y cultural de las zonas fronterizas de los Estados Unidos y México. La seguridad nacional puede y debe ser perseguida con un enfoque que preserve nuestro patrimonio natural”, concluyeron los científicos.