"Por lo menos tenemos algo en común": Trump insiste frente a Merkel en que fue espiado por Obama
El presidente Donald Trump se negó a retractarse este viernes de sus acusaciones sin pruebas de que el presidente Barack Obama ordenó intervenirle el teléfono, pese a que las agencias de inteligencia y los de su propio partido han asegurado que no hay ninguna indicación de que fuera así. Trump aprovechó la presencia de la canciller Angela Merkel en la Casa Blanca para esquivar las explicaciones.
Cuando un reportero alemán le preguntó en la rueda de prensa si no se arrepentía de los tuits y seguía defendiendo algo sobre lo que no tenía ninguna prueba, Trump dijo mirando a Merkel: "Sobre los pinchazos de la pasada istración, por lo menos tenemos algo en común, quizás".
Merkel fue objeto de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (no del presidente, que no tiene esa autoridad), según documentos filtrados por el exespia Edward Snowden. Esos documentos indicaban que la agencia había grabado conversaciones de los cancilleres alemanes al menos desde los años 90.
La canciller primero observó con aire sorprendido a Trump, luego bajó la cabeza y esbozó una media sonrisa. No mencionó el asunto en su respuesta al periodista.
Trump dijo que "raramente" se arrepiente de sus tuits y que gracias a ellos ha ganado la Presidencia.
Merkel se esforzó por señalar la importancia de las conversaciones y del diálogo, pero la rueda de prensa no fue tan cordial como la de Trump con otros líderes, como la británica Theresa May. La canciller no ocultó las divisiones, pero intentó hablar en todo positivo. "Es mejor hablar el uno con el otro que el uno sobre el otro", dijo.
Aun así, quedó claro que la tensión que sigue existiendo. Interrogados sobre comercio, Trump dijo una y otra que vez que algunos países se habían aprovechado de Estados Unidos y que ahora tenrán que acostumbrarse a un Estados Unidos "más fuerte". Merkel, intentando reconducir la conversación, contestaba que lo bueno de un acuerdo comercial es "cuando ganan las dos partes" y que, en cualquier caso, los acuerdos comerciales los negocia la Unión Europea.
El uno sobre la otra
La conservadora alemana se ha convertido en la referencia de la democracia liberal en Occidente y es blanco de críticas desde hace meses del republicano, que ha descrito su política de acogida de refugiados como “un error catastrófico”.
Cuando la revista Time eligió a Merkel el personaje de año a finales de 2015, Trump tuiteó que estaba "arruinando Alemania".
I told you @TIME Magazine would never pick me as person of the year despite being the big favorite They picked person who is ruining
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 9, 2015
A Trump le caía mejor Merkel antes de ser candidato. En 2013, la alabó por la recuperación de la economía alemana.
Angela Merkel is doing a fantastic job as the Chancellor of . Youth unemployment is at a record low & she has a budget surplus.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 3, 2013
Personalidades opuestas
Más allá de las políticas concretas, Merkel y Trump tienen personalidades opuestas. Merkel, hija de un pastor luterano y una profesora polaca, creció en Berlín Oriental y tiene un estilo de vida austero en un apartamento, según ella, mal iluminado. Trump, hijo de un constructor, está acostumbrado a presumir de su riqueza y le gusta estar rodeado de cosas doradas.
Su relación pública ha empezado este viernes con una escena incómoda ante las cámaras. Antes de la rueda de prensa, durante el tradicional posado en el despacho oval de la Casa Blanca, los dos líderes estuvieron silenciosos. Los fotógrafos pidieron un apretón de manos y cuando Merkel se lo pidió a Trump, él no contestó, tal vez distraído (ver video).
Para Merkel, es esencial mantener la alianza con Estados Unidos en comercio, seguridad e incluso la lucha contra el cambio climático, un área donde espera convencer a Trump.
En julio será la anfitriona del G-20 en Hamburgo y quiere que Trump no cree polémicas.
Por eso este viernes, la canciller alemana se centró en los negocios. Merkel estaba rodeada de empresarios de su país, entre ellos los consejeros delegados de BMW y Siemens.
A la reunión de trabajo también asistió Ivanka Trump, que no tiene un cargo en la istración, pero que el presidente utiliza para dar una imagen más amable.
Los republicanos prefieren a Putin
Al menos en la rueda de prensa, Trump pareció serio y malhumorado. Ironizó sobre una periodista alemana y le dijo que estaba leyendo "noticias falsas". Y no hizo ningún gesto de cordialidad hacia Merkel.
En cualquier caso, a ninguno de los dos líderes le interesa especialmente ante sus votantes tener una relación muy cordial.
En Alemania, donde se celebran elecciones en septiembre, menos de un cuarto de la población cree ahora que Estados Unidos sea un país de fiar. Merkel fue elogiada por sus palabras contundentes tras la victoria de Trump pidiendo un compromiso con la libertad, la tolerancia y la diversidad de raza y de género.
Entre los republicanos de Estados Unidos, sólo un 22% tiene una opinión favorable de Merkel, menos que de Vladimir Putin, según una encuesta del Pew Research Center de este enero. En cambio, al 38% de los demócratas les gusta la conservadora alemana.