Trump ahora dice que Rusia sí interfirió en las elecciones y trata de controlar los daños tras su desastrosa reunión con Putin
Al comienzo de un encuentro con líderes del Congreso en la Casa Blanca, el presidente dijo que reconocía que había habido injerencia rusa en las elecciones de 2016, pero dijo que eso no había impactado el resultado, es decir, que eso no había sido la clave en la derrota de Hillary Clinton.
“Tengo completa fe en las agencias de inteligencia estadounidenses”, empezó diciendo Trump al referirse al resultado de su encuentro con Putin leyendo con tono calmado un documento que tenía al frente con declaraciones preparadas.
“Yo acepto las conclusiones de nuestra comunidad de inteligencia de que la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 ocurrió”, dijo Trump, aunque como para matizar esa afirmación que muchos esperaban que hiciera desde hace mucho tiempo añadió que “podría ser otra gente también. Hay mucha gente por ahí”.
El presidente dijo haber estado muy sorprendido por el revuelo generado por sus declaraciones en Helsinki y que tras haber revisado la transcripción se percató de que tenía que hacer una corrección.
Sobre la que ha sido una de las frases más cuestionadas del encuentro, Trump aseguró que había querido decir que "no veía razones por las cuáles no habría sido Rusia" la responsable de la intervención.
En la rueda de prensa con Putin, el mandatario estadounidense dijo con claridad que "no veía razones" por las cuáles Rusia habría intervenido.
Sin embargo, Trump no desaprovechó la oportunidad para fustigar al gobierno del presidente Barack Obama por "no hacer nada" cuando las agencias de inteligencia empezaron a descubrir acciones sospechosas por parte de operarios rusos.
Pese a la “corrección” ofrecida en la tarde, horas antes, en la mañana, el presidente había respondido al furor generado por su comportamiento durante la rueda de prensa con Putin culpando a los medios por no enfocarse en lo que él consideraba más importante.
Poco antes, el líder de la mayoría republicana en el Senado Mitch McConnell, había ratificado su posición de que Rusia no podía ser considerado amigo de EEUU y que estaba totalmente de acuerdo con los hallazgos de las agencia de inteligencia sobre la interferencia rusa en las elecciones.
“Creemos que los países del Unión Europea son nuestros amigos y que los rusos no lo son. Ellos lo han demostrado en todas las formas obvias en los pasado años con la anexión de Crimea, la invasión del este de Ucrania, sin mencionar la indiscutible evidencia de que trataron de impactar las elecciones de 2016”, dijo McConnell.
Las palabras de Trump en Helsinki fueron recibidas inmediatamente con una lluvia de críticas tanto de demócratas como republicanos.
Aunque el presidente Trump dijo esperar que la "corrección" sea suficiente para aclarar los malos entendidos, lo cierto es que todo el tono de la conferencia giró alrededor de la idea de que las conclusiones del FBI, la CIA, la NSA y otras agencias de inteligencia no eran para él suficiente evidencia ante la "convincente negativa" de Putin.
El que un mandatario estadounidense hiciera esa equivalencia fue precisamente lo que generó asombro e ira en EEUU, y no el que se realizara la cumbre como muchos simpatizantes del presidente y medios conservadores han venido asegurando.