Trump reconoce a Jerusalén como capital de Israel y los líderes mundiales condenan su decisión
El presidente Donald Trump anunció este miércoles el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel y el traslado de la embajada de EEUU de Tel Aviv a esa ciudad, lo que podría desatar nuevas tensiones en la región, tal como han previsto numerosos líderes mundiales debido a que se trata del primer país que toma una resolución de ese tipo sobre una ciudad cuyo estatus ha estado dependiendo de un acuerdo de paz definitivo entre palestinos e israelíes.
"Israel es una nación soberana (...) con el derecho de determinar su propia capital", dijo Trump al hacer el anuncio desde la Casa Blanca. "Es la casa del Parlamento de Israel", agregó al justificar que siendo además la sede de la residencia del primer ministro, Benjamin Netanyahu, es el momento de que EEUU dé este reconocimiento.
Tras las palabras del presidente, Netanyahu indicó que este reconocimiento marca "un día histórico", que supone además "un paso importante hacia la paz".
Pese al impacto negativo que esto podría tener en el papel mediador de EEUU entre palestinos e israelíes, Trump indicó que seguirá trabajando con ambas naciones en la búsqueda de la paz y de la existencia definitiva de dos estados que convivan uno a lado del otro.
Trump había prometido trasladar la embajada a Jerusalén durante su campaña electoral, una medida que apelaba al voto de evangélicos y judíos. Según funcionarios de la Casa Blanca el traslado podría tomar meses e incluso años. La sede diplomática seguirá en Tel Aviv por los próximos seis meses. En todo caso, Trump dijo que ordenó al Departamento de Estado a comenzar el proceso de contratación de arquitectos y constructores para construir la embajada que será, según dijo, "un magnífico tributo a la paz".
Momentos después de que el presidente hablara, el secretario de Estado, Rex Tillerson, dijo desde Alemania que la decisión comenzará a implementarse "inmediatamente".
Las implicaciones de la decisión de Trump son, para muchos observadores, arriesgadas debido al malestar que esto generará entre sus socios árabes e incluso europeos, dando un golpe adicional al estancado escenario de negociaciones de paz entre palestinos e israelíes. También se teme por el reinicio de la violencia en la región y la posibilidad de que se reavive el malestar contra el papel de la diplomacia estadounidense en la búsqueda de una solución definitiva al conflicto territorial palestino-israelí.
Lamentable y destructivo
Líderes del mundo árabe, y hasta el papa Francisco, han expresado su preocupación por la decisión debido a que además de alterar el proceso de paz en el Medio Oriente, puede suponer una amenaza a la seguridad y estabilidad en la región.
Una vez que se conoció el anuncio este miércoles las reacciones no se hicieron esperar. El presidente palestino, Mahmud Abas, lo catalogó como "lamentable" y declaró a la televisora del país que "Estados Unidos boicotea deliberadamente todos los esfuerzos de paz y proclama que abandona el papel de patrocinador del proceso de paz que ejerció en las últimas décadas".
Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aseguró que siempre ha estado "en contra de toda medida unilateral" y que el estatus de Jerusalén debe ser decidido en una "negociación directa" entre israelíes y palestinos. "No hay alternativa a la solución de dos estados".
El presidente francés, Emmmanuel Macron, señaló que su país "no aprueba" la decisión tomada por Trump, que calificó como "lamentable", informó la radio Info. "Contraviene el derecho internacional y las resoluciones de la ONU", subrayó Macron, quien añadió que "el estatuto de Jerusalén deberá ser determinado por los israelitas y los palestinos en el marco de las negociaciones dirigidas por las Naciones Unidas".
Otros gobiernos como el de Turquía y Arabia Saudita catalogaron el anuncio como "irresponsable". Jordania lo consideró una "violación de las decisiones del derecho internacional y de la Carta de Naciones Unidas". Y la canciller alemana, Ángela Merkel, dijo que su gobierno "no apoya esa decisión".
Para el portavoz del movimiento islamista palestino Hamas, Ismael Raduan, la decisión de Trump "abrió las puertas del infierno". Hizo además un llamado a los países árabes y musulmanes a "cortar los lazos políticos y económicos con las embajadas estadounidenses y a expulsar a los embajadores".
Y el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erakat, dijo que el mandatario estadounidense había "destruido" la llamada solución de los dos Estados y consideró que Trump "privó a Estados Unidos de cualquier papel" en el proceso de paz. "Como jefe palestino negociador, cómo podría sentarme con esa gente si me están diciendo que Jerusalén será la futura capital de Israel".
La declaración de Trump generó que ocho países pidieran una reunión urgente para final de la semana al Consejo de Seguridad de la ONU, entre ellos Bolivia, Egipto, Francia, Senegal, Italia, Suecia, Reino Unido y Uruguay.
A pesar de estas reacciones, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, apoyó la medida. "Jerusalén ha sido, y siempre será, la eterna, íntegra capital del estado de Israel", aseguró en un comunicado. "El anuncio de hoy es un reconocimiento a la realidad que en ningún caso inhibe los esfuerzos para alcanzar un perdurable acuerdo de paz entre israelíes y palestinos". Fue fijada para el viernes.
Y en el Senado, el jefe del Comité de Relaciones Exteriores, el republicano Bob Corker, también aplaudió, igual que el demócrata Ben Cardin. "Jerusalén es la capital del estado de Israel y la ubicación de la embajada de Estados Unidos debe reflejarlo", dijo Cardin.
Otras reacciones se habían conocido desde el martes, cuando la Casa Blanca confirmó los rumores sobre la posible decisión.
En un comunicado escrito, el rey Abdulá II de Jordania indicó que "la adopción de esta resolución tendrá serias implicaciones para la seguridad y estabilidad en el Medio Oriente, minará los esfuerzos del gobierno estadounidense para reactivar el proceso de paz y encenderá los sentimientos de musulmanes y cristianos".
La opinión del gobierno jordano es clave por su papel de los lugares sagrados musulmanes en Jerusalén Oriental, especialmente la mezquita en el Domo de la Roca.
Los palestinos han insistido durante décadas que cualquier solución definitiva desde el punto de vista territorial con los israelíes pasa por la declaración de Jerusalén Oriental como su capital.
Justamente Jerusalén Oriental fue ocupada por fuerzas israelíes durante la guerra árabe-israelí en 1967. El estatus permanente de la ciudad como un todo fue pospuesta tras los Acuerdos de Oslo, a pesar de que el gobierno israelí extendió las fronteras municipales de la ciudad hacia zonas predominantemente árabes, con la consiguiente expulsión progresiva de muchos de sus habitantes, mayoritariamente de origen palestino.