Trump redefine el NAFTA y el TLC con Corea del Sur, pero algunos expertos creen que son mediocres y un retroceso

El presidente Donald Trump lo ha presentado como una de sus mayores fortalezas: su mano dura como un hombre de negocios, que le da una ventaja inigualable para conseguir los acuerdos comerciales más ventajosos para Estados Unidos. Pero a la hora de hablar de resultados, es otra historia.
El magnate celebró los cambios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), ahora conocido como USMCA y el acuerdo con Corea del Sur, como dos de los grandes triunfos del “estilo Trump” en la Casa Blanca.
No es para menos, uno de los pilares en su estrategia de campaña en 2016 fue “hacer EEUU grande otra vez” y para eso prometió revivir el proteccionismo comercial. Como primer paso en la lista estaba cancelar NAFTA, el que describió como uno de los "peores acuerdos de libre comercio en la historia de Estados Unidos".
Corea del Sur
Desde entonces Trump ha cumplido con su promesa. En septiembre firmó una revisión del tratado comercial con Corea del Sur el que calificó como un “hito comercial”. “Era un pacto terrible para Estados Unidos y ahora es justo”.
Entre los cambios incluidos en el tratado duplicó la cantidad de vehículos que los fabricantes estadounidenses pueden exportar al país asiático anualmenet a 50,000 bajo sus propios estándares. También extendió hasta 2041 el arancel estadounidense a las camionetas surcoreanas, a tres años de su expiración, entre otros puntos.
El acuerdo comercial excluirá a Corea del Sur de los aranceles de acero, a cambio de que limiten sus exportaciones a Estados Unidos en un 70% del promedio de sus niveles de exportación desde 2015 hasta 2017. Corea del Sur seguirá enfrentando los aranceles de aluminio.
Académicos y analistas no coinciden con la imagen que está tratando de proyectar el presidente. “Los cambios son mínimos en comparación con lo que había antes. Algunos permiten más a otros mercados para Estados Unidos pero también hay medidas proteccionistas. No es un gran avance”, explicó a Univisión Noticias Alan Sykes, director del programa de master en leyes económicas internacionales y negocios de la Universidad de Stanford.
Pero más allá de la relación comercial, Estados Unidos estableció el TLC con Corea del Sur por razones estratégicas de seguridad, por su cercanía con Corea del Norte. Un valor agregado tremendamente importante que Trump parecía no entender.
Corea del Sur tomó una actitud menos grandilocuente que Trump y dejó entrever la verdadera razón por la que accedieron al nuevo acuerdo. "Hoy hemos hecho enmiendas y modificaciones para mejorar el acuerdo existente. Con la rápida conclusión de las negociaciones para la revisión, se eliminó la incertidumbre que rodea a nuestro tratado de libre comercio y como resultado, las compañías de ambos países podrán hacer negocios en condiciones más estables ", dijo el presidente Moon Jae-in.
En todo caso, detrás del pacto comercial bilteral existe una realidad más estratégica: EEUU posee unos 28,000 efectivos y personal militar en suelo surcoreano y un sistema de defensa que en solo siete segundos puede detectar el lazamiento de un misil balístico desde Corea del Norte. Para ello el visto bueno del gobierno de Seúl es fundamental.
Cuando se supo que Trump quería abandonar por completo el TLC con Corea del Sur, muchas alarmas sonaron, y este capítulo geoestratégico fue la principal razón.
NAFTA
Trump llevó su lema electoral al extremo con NAFTA y después de múltiples amenazas de romper el acuerdo, finalmente logró modificarlo y renombrarlo “Estados Unidos, México, Canadá (USMCA). El presidente calificó el nuevo tratado como el “más importante en la historia de Estados Unidos, basado en la justicia y reciprocidad” y “como una “protección para los trabajadores y una victoria para los ganaderos”.
Entre otros cambios Canadá cedió en el sistema de cuotas lácteas, que abrirá el mercado a los productores estadounidenses. El equivale a un 3.5% de su mercado doméstico de productos lácteos, de aproximadamente $16,000 millones anuales.
USMCA tendrá una duración de 16 años, pero será sometido a revisión cada seis años.
Por su parte, Estados Unidos permitirá que más lácteos canadienses, maní, productos de maní, y una cantidad limitada de azúcar, crucen la frontera, según un documento de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.
“A pesar de lo que el presidente diga el contorno del acuerdo de libre comercio es el mismo. Incluso hay aspectos donde hay avances y retrocesos. Por un lado integra ciertos sectores que lo necesitaban. El tratado ya estaba caduco en materia de comercio electrónico, energía, sector financiero”, explicó Tony Payán director del Centro México de la Universidad de Rice en Houston.
“Hay retrocesos. En cuestiones como la industria automotriz termina siendo un acuerdo más retrógrado. No me queda claro que Trump obtuviera enormes ganancias. El contenido continúa siendo norteamericano. La cadena de producción es lo mismo, el nuevo acuerdo sólo permitió una integración más profunda”, agregó.
Mediocridad
Expertos como Philip Levy, execonomista para comercio en el Consejo de Asesores Económicos del presidente George W. Bush y profesor la escuela de istración de la Universidad Northwestern evalúan la gestión de Trump como mediocre.
“Tengo serias dudas de que NAFTA sea aprobado y pienso que es peor que el acuerdo anterior (principalmente por las distorsiones en el mercado automotriz). Mientras tanto, Estados Unidos ha aplicado aranceles a otros $216,000 millones de importaciones chinas más y no parece cerca de solucionar ese conflicto”, dijo a Univisión Noticias, mientras calificó la gestión de Trump en esta áreas con una C.
Recientemente Trump anunció que abrió negociaciones para un tratado de libre comercio con Japón. Una de las primeras decisiones que el magnate anunció cuando llegó a la Casa Blanca fue la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). En la ausencia de este acuerdo, Estados Unidos probablemente buscará asociaciones comerciales bilaterales con sus , como lo está haciendo con Japón.
Pero más allá de los países con los que Washington logre abrir nuevos mercados, expertos como Sykes insisten en que Trump es uno de los presidentes más proteccionistas que se ha visto en varias décadas en la historia de Estados Unidos. Su único freno antes de 2020 podría ser un Congreso dividido y eso aún está por verse.