Las 'lágrimas de aceite' de la estatua de una virgen tienen a dos sacerdotes de una pequeña iglesia buscando explicaciones
En la ciudad de Las Cruces, Nuevo México, hay una iglesia llamada Nuestra Señora de Guadalupe que desde el pasado 20 de mayo ha visto un inusual aumento en sus visitas. En su interior, una estatua de bronce de 6.5 pies (dos metros) de la Virgen María viene mostrando un líquido que parece desprenderse de sus ojos, derramarse por sus mejillas y luego caer al suelo.
Sí, algunos las han llamado lágrimas, aunque en realidad ni siquiera los curas de esa iglesia tienen una respuesta que darle a la inquieta comunidad que cree que la imagen está llorando.
Los primeros en notar ese líquido que parecía emanar de los ojos de la virgen –más de sus cejas que de sus lagrimales para ser precisos– fueron los propios feligreses que estaban, de hecho, en medio de la misa de ese domingo.
Sin embargo, el párroco José Seguro mostró gran cautela al notar que efectivamente la cara de la virgen parecía bañada en lágrimas e hizo lo que corresponde en estos casos: reportar el hecho que de inmediato fue asignado al canciller diocesano Enrique Lopez-Escalera y el vicecanciller Jim Winder para que fuera investigado.
La cautela del cura y el parco entusiasmo de los padres encargados de la investigación no es en realidad una actitud de extrañar, por el contrario, como se lo explicó a Univision Noticias John Thavis, autor de ‘Las profecías del Vaticano’ (su título original en inglés es ‘The Vatican Prophecies’) y experto en asuntos religiosos "la jerarquía católica tiende a restar importancia a los informes de apariciones, estatuas de llanto y fenómenos similares".
Hay dos razones principales para esto según Thavis: "En primer lugar, como el Vaticano a menudo señala, estas cosas no agregan nada esencial a la fe (incluso en aquellos casos que se consideran genuinos). En segundo lugar, estos informes pueden convertirse en un engaño o tener una causa no sobrenatural, y cuando esto sucede, los creyentes católicos pueden sentirse decepcionados y ridiculizados".
Una figura de bronce hueca
Ante el reporte de lo ocurrido, los padres Lopez-Escalera y Winder procedieron a custodiar la estatua para revisar en detalle si alguna parte de la figura había sido dañada o intervenida. "Esta es una figura en bronce hueca y quisimos ver si se había puesto algo en su interior. También revisamos si el busto había sido agujereado de alguna manera", le explicó el canciller a Univisión Noticias.
También revisaron las cámaras dispuestas en la iglesia para ver si alguien se había acercado de manera sospechosa a la estatua y hasta aron al fabricante para comprobar, aunque ellos mismos lo dudaran, si el bronce podía exudar algún tipo de líquido en ciertas condiciones climáticas. Todas las respuestas fueron negativas.
Finalmente recogieron muestras del líquido de la cara de la virgen, que tenía más la textura del aceite que de las lágrimas humanas.
"Cuando nosotros llegamos a hacer la investigación, ya no había líquido abundante en la cara de la virgen, pero como quedaron vestigios recogimos muestras y las mandamos al laboratorio", añadió Lopez-Escalera. El resultado: un líquido aceitoso, con los componentes químicos del aceite de oliva y del bálsamo, similar a lo que una vez consagrado "es el santo crisma", dijo el cura, en referencia a los ungüentos que se usan en ceremonias en altares de los templos.
Las filas en torno a la iglesia aumentan, aunque los padres hayan intentando bajo todos los medios desalentar cualquier conclusión. Pero ante la noticia de que el hecho, según confirma el canciller Lopez-Escalera, no ha ocurrido una sola vez sino tres veces, el entusiasmo ha resultado imparable.
"Las encuestas muestran que una gran mayoría de los católicos cree que los milagros pueden suceder. Pero son más escépticos cuando se trata de apariciones locales o mensajes de María. En el caso de las estatuas que lloran, la mayoría de los católicos buscan primero una explicación científica. Si la ciencia no puede explicar el fenómeno, el entusiasmo se construye entre los fieles. A menudo, las personas vienen a rezar ante la estatua porque creen que este lugar proporciona un vínculo directo con Dios", explica el experto John Thavis.
"Claro que los fieles se han acercado motivados por algo inusual", dice sin sorpresa Lopez-Escalera. "Nuestra esperanza es que la fe se incremente, pero que tengamos una fe que no necesite de este tipo de eventos para creer, una fe madura", añade.
Nadie sabe aún qué es lo que está pasando con la cara de la virgen de Nuestra Señora de Guadalupe. Los dos cancilleres tienen como trabajo seguir descartando todo tipo de explicación científica o razones naturales antes de que este caso escale a otros niveles eclesiásticos.
Mientras tanto, la atención no solo de los creyentes sino de los medios locales y nacionales sobre esta historia aumenta, y el vilo de la investigación ayuda a sumarle algo de suspenso.