Corte dictamina que Johnson & Johnson no debe pagar multa por la crisis de opiáceos: qué significa esa sentencia
La Corte Suprema de Oklahoma ha anulado una orden de un juez de distrito por la que la compañía farmacéutica Johnson & Johnson debía pagar $465 millones de dólares por su papel en la crisis de los opiodides que afecta a miles de personas en todo el país.
Se trata de una decisión de gran calado porque es el primer juicio civil de un gran laboratorio de EEUU por la crisis de los opioides, analgésicos potentes derivados del opio que han provocado más de medio millón de muertos en 20 años en Estados Unidos.
La sentencia del juez de distrito en 2019 fue pionera al declarar responsable a la compañía por alimentar la crisis de los opioides en Oklahoma, un estado donde más de 4,600 personas murieron por sobredosis de estos compuestos entre 2007 y 2017, según estadísticas de ese Estado del medio oeste.
Un juez de distrito había dictado previamente que J&J había creado "una molestia pública" promocionando falsamente sus opioides como seguros y necesarios. Sin embargo, la Corte Suprema de Oklahoma, en un voto de 5-1, consideró este martes que esa interpretación es errónea.
El argumento de la Corte Suprema de Oklahoma es que la ley de molestias públicas no puede aplicarse en este caso por varias razones.
La primera de ellas es que "el fabricante no puede ser responsable a perpetuidad de sus productos"; la segunda que " no tiene control generalmente de su producto una vez se ha vendido" y la tercera que "la fabricación y la distribución de estos productos muy raramente causaron una violación del derecho del público".
Asimismo, la opinión de la Corte es que “Johnson & Johnson no promueve más la prescripción de opioides y no lo ha hecho en varios años”, desde el 2015.
Y añade: “Incluso con las prácticas de marketing de J&J, estos medicamentos representaron menos del 1% de todas las prescripciones de opioides en Oklahoma”.
Demandas millonarias a Johnson & Johnson y otras grandes farmacéuticas
Las tres mayores distribuidoras de medicamentos de Estados Unidos y la farmacéutica Johnson & Johnson (J&J) aceptaron el pasado julio Letitita James.
" Johnson & Johnson, McKesson, Cardinal Health y Amerisource Bergen no solo prendieron la mecha, sino que alimentaron el fuego de las adicciones a los opioides durante más de dos décadas. Hoy, estamos haciendo responsables a estas empresas e inyectando decenas de miles de millones de dólares en comunidades de todo el país", indicó James.
Este acuerdo, que calificó como "histórico", pondrá fin a las demandas impulsadas por numerosos estados y ciudades contra las cuatro empresas y ofrecerá importantes fondos para apoyar a las comunidades más afectadas por la adicción y las sobredosis con este tipo de medicamentos.
Como parte de este pacto, J&J aceptó pagar 5,000 millones de dólares en nueve años, y las tres distribuidoras $21,000 millones en 18 años, para poner fin a unas 4,000 demandas judiciales.
Nueva York recibirá más de 1,000 millones de dólares y, a cambio, retirará a las tres distribuidoras de un juicio que actualmente se desarrolla en Long Island, el primero con jurado que se lleva a cabo en Estados Unidos por la crisis de los opioides.
Johnson & Johnson, que también estaba entre las acusadas, ya se había librado del juicio tras acordar con la Fiscalía pagar 230 millones de dólares y abandonar este negocio.
En los últimos años, varias empresas han aceptado ya pagar compensaciones por su responsabilidad en la crisis.
Actualmente, hay juicios en curso en Nueva York y California que incluyen a compañías como Teva y Allergan, mientras que las grandes cadenas de farmacias están pendientes del inicio de procesos en su contra en los próximos meses.
Mientras, otras compañías como Purdue Pharma, considerada una de las mayores responsables del problema de los opioides como fabricante del popular producto OxyContin, se han declarado en bancarrota para hacer frente a las enormes cantidades de dinero que se les reclama.
Más de 500,000 muertes
La promoción agresiva de medicamentos contra el dolor muy adictivos desde mediados de la década de 1990 es considerada por muchos expertos como el desencadenante de la crisis de los opiáceos, que ha provocado más de 500,000 muertes por sobredosis en los últimos 20 años en Estados Unidos.
Todas las partes de la red de distribución -grandes laboratorios como Purdue, J&J, Teva, Allergan o Endo, los principales distribuidores, redes de farmacias y médicos- son blanco de demandas judiciales, acusados de banalizar los medicamentos antes reservados al tratamiento de las enfermedades más graves.
Al tornarse adictos a estos opiáceos entregados con receta médica, muchos pacientes comenzaron a consumir luego potentes derivados ilícitos como la heroína o el fentanilo, en el origen de muchas sobredosis.
La epidemia se agravó durante la pandemia de coronavirus: más de 93,000 personas murieron por sobredosis ligadas en gran parte a los opiáceos en 2020, según estadísticas oficiales publicadas el miércoles pasado por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, un incremento del 30 % sobre la cifra del año anterior, que ya había sido un récord. De esas muertes, 69,710 se atribuyeron a sobredosis de opioides.