El ejercicio es necesario para combatir y prevenir la diabetes tipo 2: cómo incorporarlo a tu rutina

Cuando eres nunca has sido muy activo o afín a los deportes, incorporarlo en la rutina resulta complicado o, cuando menos, intimidante.
Entender el cómo el ejercicio ayuda al organismo a asimilar la glucosa es el primer paso para activarte.
Cuando se practica una actividad física, la sensibilidad a la insulina aumenta, por lo que las células pueden aprovecharla mejor para asimilar la glucosa. Este efecto puede prolongarse hasta 24 horas después del entrenamiento, advierte la Asociación Estadounidense de Diabetes en su página web.
Si se hace con constancia, el entrenamiento puede contribuir a bajar los niveles de A1C.
Los pacientes que se inyectan insulina corren el riesgo de sufrir de hipoglicemia al hacer ejercicio si no ajustan bien la dosis de insulina o ingieren suficientes carbohidratos antes de ejercitarse. Es muy importante que si es tu caso, revises tus niveles de glucosa en sangre antes y después de la sesión.
De resto, no hay ninguna contraindicación a menos de que así lo indique tu médico de confianza.
¿Qué tipo de rutinas son más convenientes? Según la Asociación Estadounidense de Diabetes , lo más recomendable es combinar ejercicios aeróbicos con otros de resistencia.
La constancia es clave. No por casualidad la organización recomienda hacer un poco de ejercicio a diario, o al menos, no dejar que pasen más de dos días entre las sesiones de entrenamiento.
¿Por dónde empezar? La coach de salud y experta en diabetes, Susana Morales, quien es autora del blog Real y Saludable ofrece respuestas.