Grevy Marisela Jiménez Martínez, de 28 años, es una migrante de Honduras. Ha estado viviendo en el refugio durante los últimos cuatro meses y está embarazada de gemelos desde hace cinco meses. “Espero que nazcan en EEUU. Quiero un futuro mejor para ellos ", dijo. Huyó de su país junto a su esposo porque, según ella, no pudieron encontrar un trabajo estable y se enfrentaron al hostigamiento constante de las pandillas locales en su ciudad natal, Tegucigalpa. Crédito: Heidi de Marco
Jiménez contó que esperó durante tres semanas en una fila en la frontera entre México y EEUU junto lo que a lo que le parecían "miles de personas" para poder solicitar asilo. Ahora pasa sus días esperando que llegue el turno de un número que le asignaron, para que un funcionario de estadounidense vea su caso. Crédito: Heidi de Marco
El refugio ayudó a Jiménez a que una clínica local le hiciera ultrasonido y le diera vitaminas. No puede permitirse ningún otro cuidado. El embarazo la alentó a hacer el viaje de un mes desde Honduras a México porque quería una vida mejor para sus hijos, contó. “Viajamos con una caravana de unas 1,300 personas. O caminamos o viajamos en el tren ", agregó. Planean quedarse en Tijuana reciben asilo en EEUU. Crédito: Heidi de Marco
Jiménez comparte el nivel inferior de una litera con su esposo en el refugio. "Es difícil dormir porque los bebés se mueven mucho y me mantienen despierta toda la noche", dijo. La comida no está garantizada en el refugio, por lo que su esposo trabaja cortando cabello para poder comprar un poco más. "Tengo antojos, pero no tenemos dinero para una nutrición adecuada", agregó. Crédito: Heidi de Marco
El refugio Camino de Salvación, dirigido por la iglesia Embajadores de Jesús, se encuentra en Cañón del Alacrán, en las afueras de Tijuana. El refugio, que alberga a unos 75 migrantes, comenzó a aceptar refugiados hace dos años en respuesta a un fuerte aumento en el número de solicitantes de asilo provenientes de Haití. También ha abierto sus puertas a los centroamericanos. Crédito: Heidi de Marco
La ropa para bebés extendida al sol para secarse en el refugio Camino de Salvación, que alberga familias con niños. Está ubicado a unos 20 minutos de la frontera con EEUU en el barrio El Pipila de Tijuana, al final de un largo camino de tierra. Allí el al agua y la electricidad es limitado, y todos migrantes deben compartir dos baños. Crédito: Heidi de Marco
Daniela Pierre mira a su esposo cuando se lleva la ropa para lavarla. Huyó de Haití a Venezuela hace cuatro años después de que la economía colapsó pero la agitación política en el país suramericano la obligó a seguir moviéndose. Contó que pasó cuatro meses viajando en autobús y caminando hasta que llegó a la frontera de EEUU. Ha estado viviendo en el refugio de Tijuana durante tres meses, mientras evalúan su solicitud de asilo. Crédito: Heidi de Marco
Pierre, de 26 años, tiene un hijo de dos años y cuatro meses embarazo. "Como mujer embarazada nunca te sientes bien", dijo. Ha sido examinada por médicos voluntarios que visitan el refugio y le recetaron un medicamento para aumentar su apetito. A diferencia de Jiménez, a ella no le importa si su hijo nace en EEUU o México. "No importa dónde nazca, siempre y cuando esté sano", aseguró. Crédito: Heidi de Marco
Adrian, el hijo de dos años de Pierre, quien lo mira desde el fondo. "Cuando tienes hijos, tienes que buscar un futuro mejor para ellos", dijo. Comparte una carpa con su familia y contó que dormir en un piso duro con algunas mantas es incómodo para ella. "Cuando eres un inmigrante y no estás trabajando es difícil comprar las cosas que necesitas" agregó. Cree que esperará en el refugio por al menos dos meses más antes de poder comparecer ante las autoridades de EEUU. "Nuestro número es 2,716". Crédito: Heidi de Marco