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El narco-empresario detrás de la construcción de la Torre Trump en Panamá

La doble vida de Louis Pargiolas Castaño, uno de los inversionistas del Trump Ocean Club de Panamá.
27 Abr 2017 – 06:18 PM EDT
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La Torre Trump Panamá se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Crédito: Getty images

El empresario Louis Pargiolas Castaño causó muy buena impresión cuando llegó a vivir a Colombia hace 10 años. Hablaba perfecto inglés y muy buen español y alardeaba de conexiones en el mundo financiero internacional, especialmente con el multimillonario magnate inmobiliario Donald Trump.

La Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) tenía otra impresión de Pargiolas. Un agente de ese organismo lo siguió durante años hasta demostrar en una corte federal de la Florida que el exitoso empresario también invertía en cargamentos de cocaína que salían de Colombia.

Pargiolas, de 45 años, fue condenado en Miami a tres años de prisión por cargos de narcotráfico en febrero de 2011.

La conexión con Trump fue revelada durante una audiencia preliminar en una corte federal de Miami donde Pargiolas fue presentado tras su arresto en abril de 2009. Su abogado defensor, Norman Moscowitz, afirmó que Pargiolas tenía inversiones en Trump Ocean Club, un proyecto “en el que ha estado involucrado por varios años’’. El abogado también itió que Pargiolas había invertido $5 millones en el proyecto Hard Rock Hotel de Panamá.

En todas sus biografías públicas que aún aparecen en internet, el empresario se esforzó por destacar su participación en el proyecto estrella de Trump en Panamá, el Trump Ocean Club, como parte de una “vasta experiencia en desarrollo de negocios nacional e internacionalmente’’.

Desde 2002, afirma uno de los currículos de Pargiolas "ha ostentado posiciones ejecutivas en conexión con el desarrollo de grandes proyectos’’.

Entre los proyectos menciona el desarrollo del Centro Comercial El Retiro de Bogotá, el Trump Ocean Club en Panamá y el Hard Rock Hotel.

La W Radio de Colombia, que tocó el tema el año pasado, aseguró que Pargiolas se identificaba en sus tarjetas de presentación como representante en Colombia del proyecto Trump Ocean Club. Univision no pudo obtener copia de la tarjeta.

En documentos obtenidos por Univision, Pargiolas figuraba como uno de varios inversionistas de la empresa que desarrolló el Trump Ocean Club.

Los abogados de Trump que han respondido en el pasado a otras peticiones de Univisión no contestaron preguntas sobre este tema. En relación con casos similares publicados por el diario USA Today, el presidente ha dicho que no es obligación suya responder por la buena conducta de quienes se asocian al desarrollo de sus proyectos por cuanto él solamente se limita a vender la franquicia de su nombre. En el caso de Panamá, Trump no solo aspiraba a explotar su franquicia sino a la istración del edificio.

Alberto Ávila, experto en prevención de lavado de dinero, sostuvo que si bien la posición de Trump está apegada a la ley, el magnate debería tener un mayor cuidado con las personas con quienes se asocia, así sean inversionistas de sus proyectos, “porque al final del día su nombre o su marca es la que está en juego… sus abogados por lo menos debían estar diciéndole cómo se debe cuidar’’.

Pargiolas llevaba una agitada vida social en Bogotá. Como vicepresidente de 2006 a 2009 de The American Society, una tradicional fundación de entendimiento entre colombianos y estadounidenses que funciona en la capital colombiana, se codeaba con funcionarios de la embajada de Estados Unidos.

Uno de sus exasociados le dijo a Univisión que una de las reuniones organizadas por el empresario se realizó en la residencia del embajador estadounidense, aunque no recordaba su nombre. El embajador de entonces era William Brownfield quien después ocupó la subsecretaría de asuntos antinarcóticos del Departamento de Estados.

En un correo electrónico enviado por uno de sus asistentes, Brownfield aseguró a Univision que no conoció a Pargiolas. Un folleto de una exposición de arte de beneficencia organizada por The American Society of Bogotá muestra a Pargiolas como vicepresidente y al embajador Brownfield como presidente honorario.

Rodrigo Serna Londoño, un empresario colombiano que se asoció a Pargiolas en la empresa que desarrollo el Trump Ocean Club, dijo a Univision Investiga que su firma cortó relaciones con el inversionista luego de enterarse de sus problemas legales en Estados Unidos. No obstante, agregó, en el momento que se asociaron, Pargiolas “era considerado como un empresario sin tachas de ninguna clase, prestante y respetado tanto en Colombia como en los Estados Unidos, con os además de alto nivel en los dos países’’.

Según Serna, Pargiolas era un “invitado prominente’’ a los eventos sociales que se realizaban en la residencia del embajador estadounidense. Serna dijo que la firma Upper Deck Properties, que desarrolló el proyecto, no tuvo reparos en invitar a la empresa de Pargiolas por cuanto el empresario tenía el respaldo de sus socios, “muy reconocidos hombres de negocios’’ de Chicago.

Rodrigo y su hermano Carlos Alberto, fueron los empresarios que convencieron en 2005 a Trump de invertir en Panamá luego de que Ivanka, la hija del magnate, no se mostró muy entusiasmada con la idea. Según el diario El Espectador de Colombia los hermanos viajaron a Nueva York y convencieron a Trump “de las bondades inmobiliarias en Panamá’’. Agrega el diario que "Trump designó a Ivanka y a su hijo mayor Donald para ponerse al frente de las negociaciones, que duraron cinco meses. Trump aportaba la franquicia de su nombre y se quedaba con la istración del hotel y del casino, mientras las firmas colombianas asumían la gerencia del proyecto, el diseño, la construcción y las ventas’’.

Rodrigo explicó a Univision que "el señor Donald Trump, ni su familia, ni ninguna de sus empresas han sido ni son socias del Trump Ocean Club de Panamá’’.

La estructura propietaria del proyecto de la torre de Trump en Panamá es intrincada. El proyecto de condominio y hotel que costó $300 millones fue desarrollado por la sociedad panameña Newland International Properties Corp. La firma a su vez está controlada por la sociedad también de Panamá Ocean Point Development Corp. Esta última está conformada por Arias Serna y Saravia (SAS) y Espacios Urbanos (ambas de Colombia y con un aporte del 30 por ciento) a través de la sociedad costarricense Upper Deck Properties. Según Rodrigo, el 70 por ciento del capital restante de Ocean Point, lo aportó el empresario panameño Roger Khafif.

Para apalancar la inversión, las sociedades colombianas se vieron en la necesidad de recurrir a varios inversionistas, explicó Rodrigo, y fue allí que apareció en escena Pargiolas a quienes ya conocían “por referencia de la familia Rachid’’.

Durante la presentación de Pargiolas ante el juez federal de Miami, su abogado explicó que el empresario participaba también en la venta de propiedades del Trump Ocean Club a inversionistas extranjeros para lo cual viajó a Colombia, Venezuela, España y Suiza.

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Abogado de Louis Pargiolas habla de sus viajes de negocios

La torre Trump parecía tener una atracción fatal para personajes oscuros. Kafif se asoció a su vez con Alexandré Ventura Nogueira, un empresario brasilero que estaba bajo investigación en España por lavado de dinero y que terminó afrontando varias demandas por estafa de compradores de apartamentos en la torre. Ventura también tenía como socio al colombiano David Murcia, quien fue arrestado en Panamá en noviembre de 2008, deportado a Colombia y de allí extraditado a Estados Unidos donde fue condenado por lavado de dinero producto del narcotráfico.

La doble vida

Los problemas de Louis Pargiolas, nacido en Chicago de madre colombiana y padre italoamericano, comenzaron en 2002 cuando conoció al narcotraficante convicto Gabriel Afanador Solano. Pargiolas venía haciendo negocios de venta de equipos para pozos petroleros a compañías colombianas. Gustavo Martelo Smith, otro narcotraficante convicto, se lo presentó a Afanador.

Según la declaración del agente de ICE, Christopher Ciccione, enterado de que Afanador estaba en el negocio del narcotráfico, Pargiolas le dijo que quería hacer un aporte de 110,000 dólares en un cargamento de droga que saldría de Colombia. El empresario le hizo el pago desde la sociedad Remy Capital con cargo a su cuenta en el Banco Colpatria de Cayman Island. El giro se hizo a favor de una cuenta de Afanador en First Union Bank.

Afanador, quien vivía en Aventura, Florida, cayó en el radar de la DEA semanas después, cuando un informante de la agencia lo señaló como un poderoso narco que enviaba embarcaciones con droga de Cartagena a Jamaica y luego a México, donde sus socios la ingresaban a Estados Unidos.

El agente de la DEA Ciccone montó una operación encubierta con la ayuda del capitán de barcos Carl Hedrick, quien se reunió con Afanador para coordinar un viaje de unos 600 kilos de cocaína.

La organización de Afanador fue infiltrada. De esa manera ICE pudo enterarse de que había un inversionista de Chicago, de origen italiano, que participaría en el envío de 50 kilos. Pronto sabrían que se trataba de Pargiolas. Su número telefónico figuraba en el celular de Afanador.

Agentes federales siguieron a Pargiolas a su llegada a Miami en un vuelo de American Airlines en la tarde del 4 de febrero de 2003. Pargiolas alquiló un automóvil Jaguar en el que llegó hasta el edificio de Aventura donde vivía Afanador.

Vuelve y juega

El 13 de marzo de 2003 las autoridades colombianas interceptaron la embarcación Valentina con 480 kilos de cocaína escondidos en sacos de café. También encontraron los números telefónicos y las frecuencias de radio de Afanador.

En vista de la caída del cargamento y ante la insistencia de Pargiolas, Afanador le devolvió 15,000 dólares en un giro que hizo a su cuenta en el Burlington Bank de Chicago. Pero las relaciones no se deterioraron. El narcotraficante invitó a Pargiolas a participar con el saldo de su aporte en otro envío de cocaína que saldría en septiembre de Colombia.

La droga fue de nuevo incautada. Esta vez a 120 millas al sur de Jamaica. Afanador fue arrestado en Colombia. El y una veintena de de su organización fueron acusados en Estados Unidos.

Afanador se declaró culpable y señaló a Pargiolas como cómplice. Dijo que el empresario había invertido un total de 125,000 dólares en el cargamento de cocaína. En un allanamiento en el apartamento de Afanador en Medellín, la policía encontró giros electrónicos a Pargiolas.

Marco Gómez Hurtado, acusado en la incautación del segundo cargamento, confesó que trabajaba como escolta de Pargiolas en Bogotá. Gómez agregó que Pargiolas le dio una vez 600,000 dólares a Martelo Smith, otro de los acusados, para que lo invirtiera en un viaje de cocaína.

No es muy claro por qué ICE ni la DEA decidieron dejar libre a Pargiolas y esperaron cinco años para acusarlo. Ese extraño aplazamiento le dio argumentos a la defensa para pedir al juez la anulación de la acusación por prescripción del delito y por la pérdida de oportunidades procesales para interrogar a testigos.

Los fiscales explicaron que la demora se debió al tiempo extra que tomó la investigación de otros coacusados en la misma causa. Se trata de William Alvarado Saavedra y Ulis Howard. También argumentaron que el fiscal del caso, Joseph Cooley, debió pedir una licencia para atender a su madre que estaba enferma en Illinois y quien murió. Cooley fue luego enviado a Afganistán.

Sin sospechar lo que le esperaba, Pargiolas continuó con sus negocios. De acuerdo con Rodrigo Serna, una vez se celebró el contrato de Punta Pacífica y Upper Deck, Pargiolas presentó a los gestores del proyecto “empresas internacionales de primer nivel y reconocimiento en el mundo de los negocios’’. Pargiolas, agregó, generó os para el proyecto “de los cuales se derivó la contratación por ejemplo de una de las firmas de abogados más reconocidas en EEUU’’.

Supuesta extorsión

En abril de 2009 Pargiolas fue arrestado. En la audiencia de presentación su abogado alegó que el dinero que el empresario le había enviado a Afanador no era parte de un negocio de drogas sino el pago de una extorsión del frente 52 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Semanas después, los fiscales alegaron que la carta de extorsión era falsa, lo cual, según ellos no era extraño pues al examinar los documentos que Pargiolas presentó para abrir una cuenta bancaria de no residente en el Banco Atlántico de Miami, encontraron otra falsedad. Pargiolas había usado un pasaporte en el que informó que había nacido en Colombia. A través de su abogada, Robin Kaplan, Pargiolas se negó a dar una entrevista a Univision.

A las dos semanas de que Pargiolas fue condenado, Donald Trump hijo se presentó en la Casa de Nariño, sede de la presidencia de Colombia, para conversar con el presidente Juan Manuel Santos sobre los proyectos de la organización Trump en ese país. Lo acompañaba Camilo Benedetti, entonces representante de Trump para América Latina.

En esos momentos Benedetti, un banquero de inversión de Nueva York, estaba bajo investigación penal en Colombia por un presunto fraude millonario a un fondo de regalías petroleras del gobierno. Univisión intentó conocer el estado de la investigación contra Benedetti en la fiscalía general de Colombia, pero allí informaron que pudieron encontrar el proceso. Benedetti se negó a hablar con Univisión.

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Abogado de Louis Pargiolas explica en corte su inversión en Torre Trump

La indigestión

La torre de Panamá se volvió un gigantesco dolor de cabeza para los inversionistas. En abril de 2013, a solo dos años de inaugurada, Newland International Properties Corp se declaró en concurso de acreedores en una corte Federal de Nueva York. No pudo cumplir con el primer pago de intereses.

Varios de los propietarios de apartamentos en la torre en Panamá expresaron su inconformidad porque la firma hubiera escogido una corte extranjera para dirimir un caso del que además no fueron notificados.

Uno de los temas más polémico del proceso fue el acuerdo que había hecho la firma con la Organización Trump para el pago de la licencia de concesión del nombre del magnate. Los abogados de Newland estaban reacios a revelar la información de los pagos que habían hecho y si fueron correctamente proyectados. Pretendían que se mantuvieran bajo reserva. Esa posición irritó al juez Martin Glenn que alegaba que no había ninguna justificación legal para que fuesen sometidos a censura judicial.

“Váyase para Panamá. Si quiere realizar sus procedimientos en secreto, vaya y hágalos en Panamá. No lo haga en esta corte frente a mí’’, le dijo el juez al abogado Eric Wise en una audiencia el 17 de mayo según la transcripción obtenida por Univision. En otra sesión Glenn volvió a hacer nuevas preguntas sobre el tema. La reacción de los abogados lo llevó a decir:
“Parece que mis preguntas les está dando indigestión’’.

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