La pequeña Shirley se encontraba en un consultorio odontológico en Guatemala cuando empezó a convulsionar. Cuando la abuela entró al lugar, el anestesiólogo le estaba dando oxígeno de su propia boca. "La muerte de la menor fue por asfixia por broncoaspiración. Creemos que estaba anestesiada y tragó saliva, pero esta se fue a la tráquea", afirma un licenciado del Ministerio Público.
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