El diálogo encalla en Nicaragua ante la negativa del gobierno de discutir democratización del país
MANAGUA, Nicaragua-. El diálogo nacional que busca una solución al conflicto político que ha dejado 76 muertos mesa de negociación en su calidad de mediadores y testigos, luego de que las partes no alcanzaran consenso para comenzar a discutir la democratización del país y la salida pacifica del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Este miércoles fue realizada la cuarta sesión del diálogo en el Seminario Nacional de Fátima, en Managua, y por primera vez los obispos pusieron en la agenda del día el punto medular de las negociaciones, la cuestión que mantiene en vilo al país: la discusión de la democratización cuyo punto número uno demanda con urgencia la reforma de la Constitución Política para realizar elecciones generales anticipadas.
Sin embargo, la delegación del gobierno encabezada por el canciller Dennis Moncada ( Ortega y Murillo solo asistieron a la primera sesión) rechazó categóricamente la agenda de 40 puntos presentada por los obispos al alegar que se trata “de un golpe de Estado”.
“Esta agenda es el diseño de una ruta para un golpe de estado, la ruta para cambiar el gobierno de Nicaragua, el gobierno de reconciliación y unidad nacional, al margen de la Constitución, al margen del ordenamiento jurídico de Nicaragua, violando la Constitución, violando las leyes”, sostuvo el canciller Moncada.
La CIDH encontró "graves violaciones de derechos humanos"
Los universitarios, la sociedad civil, los campesinos y los empresarios aglutinados en la contraparte como la ‘Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia’ recibieron con beneplácito la agenda. Según ellos, la finalidad del diálogo nacional es negociar la salida a la mayor brevedad del régimen Ortega - Murillo, que ha reprimido las manifestaciones ciudadanas con violencia. Tras ser suspendido el diálogo, monseñor Silvio Báez recordó que los obispos dejaron claro desde el inicio que el objetivo del diálogo nacional "era allanar el camino de la democratización de Nicaragua”.
“Fue imposible seguir adelante con el diálogo nacional por no poder ni siquiera iniciar con la agenda para buscar la democratización del país”, insistió Báez, la voz más critica dentro de la iglesia católica. “Los obispos de la comisión mediadora y testigos decidimos lamentablemente retirarnos del diálogo nacional ante la imposibilidad de continuar dialogando. No obstante sugerimos que, si las partes lograran un consenso, estamos abiertos a prestar nuestro servicio en el diálogo”.
La agenda presentada por los obispos establece, en síntesis, una refundación del Estado. Pasa por el saneamiento de raíz del cuestionado sistema electoral, el cambio de magistrados del Poder Judicial y la Controlaría General. Así como la prohibición de la reelección presidencial, desmontada por Daniel Ortega para perpetuarse en el poder de forma indefinida.
En el plano de derechos humanos, los obispos exigieron al gobierno Ortega-Murillo acatar las 15 recomendaciones del informe preliminar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que este lunes finalizó su misión en Nicaragua. El organismo interamericano encontró “graves violaciones de derechos humanos durante un mes de protestas, caracterizadas por el uso excesivo de la fuerza por parte de cuerpos de seguridad del Estado y de terceros armados”.
Aunque la ‘Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia’ quiso arrancar la discusión de la agenda del día, la delegación gubernamental se opuso en toda la jornada que duró más de ocho horas. Un ocupado canciller Moncada atendía el celular y luego tomaba la palabra en la discusión, en una imagen común en la que se le ha podido ver en podios internacionales donde, según reportaron medios locales, la primera dama Rosario Murillo le dicta al teléfono la estrategia que debe seguir.
“Los tranques, los tranques, los tranques”
El principal argumento del gobierno para evitar la discusión de la agenda planteada por los obispos este miércoles fue la de los tranques. Ciudadanos cerraron las vías de las principales ciudades del país de forma definitiva como método de protesta y presión contra el régimen. El paso solo era librado para emergencias médicas y casos específicos, de acuerdo a los ciudadanos. Univision Noticias pudo constatar al menos 25 tranques situados en la zona central, norte, suroriente y el occidente de Nicaragua.
“Nuestra población languidece producto de los tranques, causando daños económicos, daños sicológicos, daños físicos, parálisis de la economía, obstrucción de las carreteras y las vías, parálisis del transporte…”, enumeró el canciller Moncada.
Sin embargo, hasta ahora no hay reportes de escasez de alimentos en el país aunque sí de tensión en estos tranques, en especial tras la suspensión del diálogo. En la ciudad de León, a 90 kilómetros de Managua, la Cruz Roja contabiliza al menos 50 heridos y un muerto más, que se suma a la lista de 76 actualizada por la CIDH. Se trata del estudiante Manuel de Jesus Chávez quien recibió un impacto de bala en la cabeza, según confirmó la CIDH.
La Policía Nacional y las fuerzas de choque del gobierno tratan de desmontar el tranque de León. Univision Noticias también ha corroborado reportes de la ciudad de norteña de Estelí, donde el gobierno ha enviado a sus simpatizantes a quebrar el retén ubicado en la entrada de ese departamento.
“Ustedes bien saben que los tranques no se van a desmovilizar. Quienes están en los retenes no lo hacen por la fuerza. Son trabajadores, son campesinos y ustedes los están menospreciando”, le dijo el rector universitario independiente, Ernesto Medina, a la delegación oficial.
Pero no hubo consenso. Los obispos reiteraron que están dispuestos a seguir mediando cuando las partes logren un punto medio. Por ahora, la tensión ha caído con la noche en Nicaragua. Al ser suspendido el diálogo, los morteros artesanales sonaron en la Universidad Nacional de de Nicaragua (UNAN-Managua), donde los estudiantes llevan semanas atrincherados. Los campesinos llamaron a desbordarse para masificar los tranques. La resistencia ciudadana vuelve a enfrentarse con la bala policial y la de los paramilitares.