Fingir que un niño está enfermo: una perversa forma de maltrato y no un mero trastorno mental

En sus ocho años de vida, el pequeño Christopher fue llevado 323 veces al médico, vivió conectado a una máquina de oxígeno y fue sometido a 13 cirugías. Pero todo apunta a que realmente no estaba enfermo. Su madre ahora enfrenta cargos por abusar del niño al exagerar o inventar sus padecimientos. Los especialistas creen que se trata de un caso de Munchausen por Poder, también conocido como Desorden Ficticio Impuesto en Otro, Enfermedad Impuesta por el Cuidador o de Abuso Médico Infantil.
Se habla de Síndrome de Munchausen cuando alguien finge deliberadamente una enfermedad para llamar la atención. Es muy distinto de la hipocondría cuando el individuo realmente cree que tiene un padecimiento. La clave está en el engaño y en la planificación metódica para inventar/propiciar síntomas. Es considerado un trastorno psiquiátrico y el investigador que lo descubrió decidió llamarlo así en referencia al excéntrico barón de Münchhausen (1720-1797), quien solía inventar historias fantásticas que nunca le ocurrieron, como el haber nadado en el estómago de una ballena o viajado a la luna.
Pero el Munchausen adquiere un peligroso matiz cuando la persona somete a alguien más (por lo general un niño) para hacer ver que tiene síntomas o padecimientos, y así asumir el papel de víctima o de héroe. Ahí se habla de Munchausen por Poder y en estos casos ya no se trata de un trastorno, sino de abuso. Por eso, cada vez más los especialistas prefieren evitar este término y usar otros que no le sirvan al victimario para escudarse.
“Esto deja muy claro que es una forma de maltrato muy seria que involucra abuso o negligencia. Los perpetradores usualmente invierten mucho tiempo planificando y se esfuerzan por mantener el secreto. Ese comportamiento demuestra que ya no son las ‘víctimas indefensas’ de un desorden mental, sino que por el contrario están muy conscientes de lo que hacen”, explica a Univision Noticias el psiquiatra Marc Feldman, quien es considerado prácticamente una autoridad mundial en materia de Munchausen y otros desórdenes ficticios, y ha publicado cuatro libros y más de 100 artículos al respecto en revistas especializadas.
“Estas personas incluso pueden deleitarse al crear daño físico o médico como una especie de ‘medalla de honor’ que habla del éxito de sus acciones al engañar a familiares, amigos y profesionales médicos”, destaca.
Muchas veces, los perpetradores presentan trastornos de personalidad, sin embargo, Feldman advierte que cuando se les hace un test psicológico formal este no revela una patología específica.
En toco caso, cuando se habla de Abuso Médico Infantil el foco de atención, naturalmente, se debe volcar a la protección de la víctima y el ‘diagnóstico’ se realiza mediante un análisis de los hechos y no simplemente un test psicológico al padre/madre que en la mayoría de los casos nunca reconoce el crimen, lo que hace imposible que pueda someterse a ‘tratamiento’.
Pensar mal
¿Cómo tardaron tanto en darse cuenta? es la pregunta que con frecuencia acecha después de casos como el de Christopher. El problema está en que los casos de Abuso Médico Infantil no son tan fáciles de identificar. Los pediatras enfrentan el reto de distinguir lo que puede ser una genuina preocupación paternal, de un montaje médico a gran escala.
Están en el deber de intentarlo: se estima que los profesionales de salud se toparán con al menos un caso de este tipo a lo largo de su carrera profesional, se lee en el reporte Caregiver-Fabricated Illness in a Child: A Manifestation of Child Maltreatment publicado por la Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés).
“Estos casos son difíciles de descifrar. Solamente luego de una cuidadosa revisión de la situación por otros especialistas puede alguien determinar que hay causas razonables para sospechar que el niño es una víctima”, cuenta a Univision Noticias Emalee Flaherty, una de las autoras del reporte. En la actualidad, la AAP prefiere usar el término Enfermedad Fabricada por el Cuidador ( Caregiver-fabricated ilness), para reiterar que el foco no debe estar en la motivación del victimario, sino en el daño que sufre el menor.
Según el informe, un 30%de los niños con enfermedades inventadas padecen una condición médica real, lo que dificulta aún más el identificar a estas víctimas. En vista de las numerosas visitas a distintos centros médicos, obtener y revisar bien el historial médico no es tan sencillo como parece.
Muchas veces el cuidador se esmera en falsificar los síntomas induciéndolos mediante sustancias o acciones que generan verdaderos problemas médicos que en ocasiones llevan a la muerte. Se han visto casos como el de una madre que inyectó insulina a su hijo no diabético, o el de otra que lo envenenó con sal a través de una sonda gástrica.
Algunas señales de alerta que pueden indicarle al pediatra que hay un la Enfermedad Fabricada por el Cuidador son:
- El diagnóstico no se corresponde con la evidencia médica.
- Los síntomas son extraños.
- El cuidador del que se sospecha no expresa alivio o alegría cuando le dicen que el niño está mejorando o que no tiene una enfermedad en particular.
- Historias inconsistentes de síntomas que varían según el observador.
- El cuidador no se ve preocupado o muestra una serenidad inusual.
- Los síntomas solamente se detectan cuando está presente un cuidador.
- El hermano ha tenido una enfermedad o muerte inusual.
- Sensibilidad a muchas sustancias ambientales o medicinas.
- El niño no responde adecuadamente al tratamiento.
- El cuidador solicita públicamente donaciones a causa de la extraña enfermedad del niño.
La incidencia de Enfermedad Fabricada por el Cuidador es de aproximadamente 2 de cada 100,000 niños menores de 16 años. ¿Qué les depara el futuro luego de ser separados del victimario? “Algunos son sorprendentemente resilientes y presentarán pocos problemas a largo plazo”, responde Feldman pero a la vez advierte que muchos de ellos pueden padecer de Desorden de Estrés Postraumáico. “También ocurre que se nieguen a ir al médico incluso cuando es médicamente necesario porque no quieren recordar el trauma que sufrieron”, acota.
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