"Necesitamos que nos saquen de aquí": su papá está enfermo en una zona aislada por Fiona en Puerto Rico
PASO PALMAS, Puerto Rico.- La angustia en Paso Palmas crece cuando cae la noche. Todo queda a oscuras y se escucha más fuerte el agua del río Caonillas que durante el embate del huracán Fiona les llevó el puente que los comunicaba con el pueblo.
“Una noche aquí es terrible. Lo que uno desea es que rápidamente salga el día, porque es desesperante. No sabemos qué nos pueda pasar en la noche”, dice Wanda Villafañe, quien vive con sus padres en uno de los cerros de ese barrio en el pueblo de Utuado, en el centro de Puerto Rico.
En las parcelas de Paso Palmas viven cerca de 100 personas. No tienen agua, luz ni servicio telefónico. Saben que restaurar los servicios en lugares tan afectados y tan remotos de la isla demora cuando azota un huracán. Ya lo vivieron en 2017 cuando los golpeó el ciclón María, y ahora han vuelto a ver cómo la fuerza de los vientos y de las aguas del río arrasan con todo. Por eso la mayor súplica de los vecinos es que los saquen de allí. Cuanto antes.
A Wanda Villafañe lo más que le preocupa es la salud de su papá, Israel, que tiene una hernia enorme que debe sostener con una faja en su vientre y hace poco sufrió una embolia pulmonar.
“Llega la noche y lo que queremos es que amanezca”
Para acercarse a la zona donde se encuentran los Villafañe junto a una treintena de familias hay que adentrarse casi media hora en auto desde el centro del pueblo, en las montañas de Puerto Rico. Se necesita una camioneta para acceder a lo que queda del camino junto al río. Si el caudal está bajo se puede cruzar trepando los restos de concreto del puente que quedaron desperdigados. Pero que un anciano enfermo pueda lograrlo solo es complicado. “Aún después de haber pasado el huracán, el río continúa creciendo, el chorro es demasiado fuerte. No podemos arriesgarnos a cruzar”, relata Wanda Villafañe.
Las familias tienen una posible salida por otra carretera de un pueblo vecino, Jayuya, pero ese camino también resultó afectado por Fiona. Por eso la desolación en Paso Palmas crece con los días.
Además de Israel Villafañe, allí residen otros ancianos enfermos o personas que tienen problemas de salud, dice Wanda Villafañe. La única vía de comunicación es un celular que tiene señal esporádica al costado del río. Reciben alimentos y agua del municipio, pero hasta el momento de publicar esta nota no tenían certeza de qué ocurrirá con ellos.
Llega la noche y tienen incluso temor de alumbrarse con una vela que pueda ocasionar un incendio que nadie pueda ir a apagar. “Llega la noche y lo que deseamos es que amanezca, que amanezca…”
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