Conversaciones "útiles" pero no definitivas: EEUU y Rusia intentan bajar la tensión en Ucrania
El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, se reunieron en Ginebra este viernes durante una hora y media en un intento para bajar la temperatura en la crisis de Ucrania.
Sin embargo, las partes informaron que no hubo avances en las conversaciones con las que se intenta prevenir lo que Occidente considera la amenaza de una invasión rusa a la ex república soviética.
“No esperábamos que sucediera ningún avance importante hoy, pero creo que ahora estamos en un camino más claro para comprender las posiciones de los demás”, dijo Blinken a los periodistas después de la reunión.
Aunque Blinken dijo que Lavrov reiteró que su país no tiene planes de invadir Ucrania, insistió en que EEUU y sus aliados no estaban convencidos de eso.
“Estamos viendo lo que es visible para todos, y son los hechos y las acciones y no las palabras lo que marca la diferencia”, dijo, y agregó que Rusia debería retirar sus tropas de la frontera con Ucrania si quiere probar su punto.
Rusia tiene 100,000 soldados en la frontera con Ucrania
Con un estimado de 100.000 soldados rusos concentrados cerca de Ucrania, las cancillerías occidentales respaldan el temor del gobierno ucraniano de que Moscú esté preparando una invasión
Lavrov calificó las conversaciones de "constructivas y útiles" y dijo que EEUU acordó proporcionar respuestas por escrito a las demandas rusas sobre Ucrania y la OTAN la próxima semana. Eso podría al menos retrasar cualquier agresión inminente durante unos días.
“No puedo decir si estamos en el camino correcto o no”, dijo a los periodistas. “Lo entenderemos cuando recibamos la respuesta por escrito de Estados Unidos a todas nuestras propuestas”.
Blinken y Lavrov acudieron al encuentro con demandas diametralmente opuestas. Blinken dijo que Washington y sus aliados rechazan las demandas más importantes de Rusia, que incluyen un compromiso expreso por parte de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de no integrar a Ucrania en la alianza militar.
Los aliados de la OTAN han rechazado esas demandas y dicen que el presidente ruso, Vladimir Putin, sabe que son inútiles. Han dicho que están abiertos a movimientos menos dramáticos.
¿Incursión o invasión?: la Casa Blanca aclara comentarios de Biden
En medio del pulso con Moscú, Washington ha tenido que aclarar a sus aliados las declaraciones del presidente Biden durante su rueda de prensa del miércoles, cuando sugirió que las represalias a una agresión rusa en Ucrania dependerían de los detalles y pareció distinguir entre una “invasión” y una “incursión menor”.
La Casa Blanca tuvo que sacar un comunicado ese mismo día precisando que cualquier movimiento de tropas rusas a través de la frontera de Ucrania constituiría una invasión y que Moscú “pagaría un alto precio” por tal acción.
“He sido absolutamente claro con el presidente Putin”, dijo Biden el jueves. “No hay ningún malentendido: cualquier unidad rusa que se mueva a través de la frontera con Ucrania, es una invasión”.
Mientras tanto, Rusia acusa a Occidente de generar un clima “histérico” y de tramar “provocaciones” en Ucrania, citando la entrega de armas al país por parte de aviones de transporte militares británicos en los últimos días.
Blinken dijo que Estados Unidos estaría abierto a una reunión entre Putin y el presidente Joe Biden, si fuera “útil y productiva”. Los dos líderes se han reunido una vez en persona, en Ginebra, y han tenido varias conversaciones virtuales sobre Ucrania que han resultado en gran medida inconclusas.
Washington y sus aliados han prometido en repetidas ocasiones consecuencias “severas”, como sanciones económicas, aunque no acciones militares, contra Rusia si se lleva a cabo una invasión.
Ucrania ya está acosada por el conflicto. Putin tomó el control de la entonces ucraniana península de Crimea en 2014 y respaldó una insurgencia separatista en el este del país en un conflicto estancado que se ha cobrado más de 14.000 vidas.
Putin enfrentó consecuencias internacionales limitadas por esos movimientos, como su expulsión del Grupo de los 8 o fuertes sanciones económicas, pero Occidente dice que una nueva invasión sería diferente.