Los héroes indocumentados de los que nunca habla Donald Trump
ALBUQUERQUE, Nuevo México. Hasta los héroes más valerosos pueden caer en el olvido, como prueba el caso de Antonio Díaz Chacón. En apariencia, su humilde y discreta vida no ha variado mucho desde que hace casi seis años se jugó el pellejo para salvar de su secuestrador a la niña Ashley Vega.
Chacón, que hoy tiene 29 años, sigue viviendo con sus dos hijas y su esposa en una casa móvil en Albuquerque y trabaja de mecánico en el mismo negocio de autos de su primo hermano. Los homenajes, regalos, entrevistas y cartas de iradores se acabaron a las pocas semanas del rescate. El alcalde de su ciudad, el republicano Richard Berry, designó un día del calendario en su honor pero solo se celebró el año de su gesta, en 2011.
Hoy todo aquello es para él un "recuerdo bonito". "Me sigo sintiendo igual", le dice a Univision durante una visita reciente en esta ciudad.
Algo importante sí ha cambiado. Ya no es indocumentado gracias a un Donald Trump quiere recortar severamente.
En los días posteriores al rescate, en una de tantas entrevistas que dio sobre su vertiginosa persecución por las calles de Albuquerque, Chacón le dijo a Univision que llevaba viviendo sin papeles desde que cruzó la frontera con México cuatro años antes. Al conocerse ese dato su extraordinaria historia cobró aún más notoriedad.
Los activistas de inmigración difundieron esta noticia positiva protagonizada por un indocumentado, cansados de cómo algunos medios y políticos de derecha magnificaban cualquier asesinato o violación cometido por personas sin documentos. El comportamiento ejemplar de Chacón era un motivo más por el que las autoridades de inmigración debían dejar en paz a los indocumentados. En Nuevo México, usaron el caso de Chacón para hacer campaña contra los planes de la gobernadora Susana Martínez quien quería retirarles el derecho a conseguir licencias de manejo.
Pasados seis años, la oscura imagen del indocumentado como una amenaza ha ganado más fuerza. El presidente ha usado el asesinato de Kate Steinle en San Francisco por un indocumentado y otros casos semejantes para justificas sus políticas antiindocumentados.
De película
El rescate de Ashley parece propio de una película de Hollywood. La niña de seis años jugaba en la puerta de su casa en una tarde soleada de verano en el parque de tráilers de Vista del Sol . Su madre, Griselda Vega, atendía el teléfono dentro de su casa móvil cuando escuchó un alboroto en la calle. Era la voz de su hija que pedía en inglés que la ayudaran y los gritos de otro vecino exclamando: "Suéltela, suéltela".
Vega solo alcanzó a ver desaparecer por la esquina la furgoneta Dodge Caravan de color azul verdoso que manejaba el secuestrador de su hija, Philip García, de 29 años. Era el mismo auto que había visto dar vueltas por el barrio en días anteriores y que le había causado cierta extrañeza.
Chacón presenció el rapto de Ashley de manera fortuita. Aquella tarde su esposa Martha y él habían ido a casa de la madre de ella en Vista del Sol a lavar la ropa porque su lavadora se había estropeado.
Ambos vieron a García ya dentro del auto empujando la cabeza de Ashley hacia el suelo del asiento para que no fuera vista desde el exterior. Chacón se subió a su Chevy Silverado y le dijo a su esposa: "Tenemos que salvarla". No conocían a la pequeña aunque Martha sí creía haberla visto jugando en la calle con su hija mayor, Brisseida.
En un cruce divisaron a un guardia de seguridad en la puerta de un edificio y Martha se bajó para pedir que llamaran a la policía. García aceleró cuando se dio cuenta de que le seguían y Chacón continuó su persecución por calles estrechas en los barrios del suroeste de Albuquerque.
Chacón, que acababa de ser padre solo seis meses antes, recuerda que en esos minutos solo pensaba en la angustia que estarían pasando los padres de la niña.
Después de unos 15 minutos, la furgoneta de García se estrelló contra un poste en la esquina de la calle 118 con Dennis Chavez, a unas cuatro millas del lugar del rapto. El secuestrador salió huyendo campo a través hacia la árida meseta de Nuevo México. Chacón, que iba desarmado, salió de su auto y cruzó su mirada fugazmente con la de García. Fue el único momento en que tuvo miedo, dice, porque pensó que el secuestrador podría tener una pistola.
Chacón volvió al parque de tráilers de Vista del Sol con la niña en brazos para entregársela a su madre ante el asombro de policías, testigos y su esposa.
García, un ciudadano nacido en EEUU, fue arrestado poco después cuando regresaba a su auto. Dentro del vehículo la policía encontró tijeras, cintas y correas.
El sargento Trish Hoffman, del Departamento de Policía de Albuquerque, dijo que Chacón "había hecho un trabajo increíble y que había salvado la vida de la pequeña".
"Llamar al Señor Díaz Chacón un buen samaritano es insuficiente", dijo el alcalde Berry en una ceremonia de homenaje cuatro días más tarde, el 19 de agosto, que fue designado el "Día de Antonio Díaz Chacón".
Otros héroes
Ha habido otras noticias sobre heroicidades protagonizadas por indocumentados o personas que llegaron al país como tales. El día del atentado en la maratón de Boston de 2013, el costarricense Carlos Arredondo se lanzó a ayudar a las víctimas justo tras la explosión de las dos bombas. Le hizo un torniquete a Jeff Bauman, una víctima que perdió las dos piernas. Su foto ataviado con un sombrero de cowboy junto a Bauman en silla de ruedas dio la vuelta al mundo.
José Gutierrez, el primer soldado estadounidense muerto en combate tras la invasión de Irak, el 21 de marzo de 2003, era un guatemalteco huérfano que había entrado a EEUU con 22 años. Damián López Rodríguez, un mexicano de Nogales que cruzó la frontera como indocumentado con su familia, también dio su vida luchando en Irak. Murió el 6 de abril de 2007 junto con otros dos soldados cuando el Humvee en que viajaban fue alcanzado por una bomba artesanal.
A estos habría que sumar los casos de indocumentados que triunfan en las artes, deportes y negocios así como las historias de sacrificio de millones de indocumentados trabajadores que no suelen ser excepcionales y que por ello aparecen poco en las noticias.
Pero las historias de indocumentados que más interesan a Trump son las de unas pocas "manzanas podridas", dicen los activistas proinmigrantes.
En EEUU hay cada año más de un millón de delitos violentos según cifras del FBI y la inmensa mayoría nunca llegan a ser noticia, pero algunos sitios webs y políticos de derecha se aseguran de amplificar cualquier crimen cometido por un indocumentado. Aquí varios ejemplos de los últimos días: "Viuda relata el asesinato de su marido por un inmigrante ilegal" (Breitbart); "Sospechoso en asesinato en Denver era buscado para posible deportación" (Fox News); "Ilegal previamente deportado golpea hasta la muerte a un veterano de Tormenta del Desierto" (Infowars).
El sensacionalismo de las noticias sobre indocumentados criminales genera entre muchos la falsa impresión de que los indocumentados cometen más crímenes que los nacidos en EEUU. Estudio tras estudio, ha quedado demostrado que la verdad es la opuesta. Las tasas de encarcelamiento de los nacidos en EEUU son desde hace décadas entre dos y cinco veces mayores que para los inmigrantes.
Los expertos llaman a este fenómeno "la paradoja del inmigrante" y la atribuyen a que para quienes hacen el gran sacrificio de emigrar a otro país no tiene sentido poner en peligro su nueva vida comportándose de modo antisocial.
Trump cabalgó hacia su triunfo electoral ignorando estos datos y contando las mismas historias sensacionalistas de los medios de la Alt-Right y otros. Dejó subir al escenario de sus mítines a las , cuyos hijos murieron a manos de indocumentados, para que relataran sus dramas.
Pocos días después de llegar a la presidencia, dio órdenes para VOICE por sus siglas en inglés). El martes pasado invitó a familiares de estas víctimas a su discurso ante el Congreso.
Mark Potock, uno de los mayores expertos en extremismo, dice que la demonización de los indocumentados ha llegado al nivel más alto desde que tiene memoria y Trump es en buena parte culpable de ello.
"Está repitiendo la misma propaganda que antes solo usaba la extrema derecha. Ese tipo de discurso es más propio que provengan del KKK y no del gobierno", dice Potock, que es socio senior en el SoutherN Poverty Law Center.
Reencuentro
A otros se les habrían subido los humos a la cabeza, pero a Chacón la atención y elogios por el rescate de Ashley no le afectaron. Al día siguiente los reporteros le encontraron en el taller mecánico donde seguía con su rutina.
Dijo días más tarde que la mejor recompensa por su acción la recibió de manos de la pequeña Ashley cuando le entregó una carta: "Siempre te estaré agradecida por salvar mi vida", le escribió en español. Durante meses le llegaron cartas de agradecimiento de todo EEUU de personas que no conocían su dirección y que la policía le llevaba periódicamente a la puerta de su casa.
Chacón guarda colgadas en una pared del salón de su casa móvil los reconocimientos que recibió de distintas autoridades.
Poco después del rescate se fue con su familia a Fort Davis, Texas, a un pueblo tomatero donde viven sus suegros. Regresó hace justo un año y desde entonces no había tenido ocasión de ver a Ashley ni a Marco Vega, con quienes sí había estado en o frecuente antes de su partida a Texas.
En un reencuentro con ocasión de la visita de Univision, los padres de la pequeña le recibieron en su casa en la otra punta de la ciudad con abrazos efusivos y lágrimas. Luego cenaron caldo de pollo y quesadillas.
"Chacón es un ángel que Dios puso en nuestro camino", le dijo emocionado a Univision Marco Vega. "Estaré en deuda con él toda mi vida".
Los Vega, también indocumentados, consiguieron una visa U para víctimas de crimen gracias a que cooperaron con la policía. La abogada que llevó su caso, Sarah Reinhardt, dice que no sabe si ahora en la era Trump otras víctimas tendrían tanta suerte como los Vega. "Desde que la policía comenzó a cooperar con ICE, los indocumentados ya no saben si la policía va a seguir ayudándoles o les va a arrestar", dice Reinhardt.
García, el autor del crimen, fue condenado por abuso de menores y secuestro, entre otros cargos, con una sentencia de 19 años de cárcel.
Ashley, hoy de 12 años, fue a terapia durante dos años. Su padre dice que cada vez que veía a un hombre con lentes se escondía porque el secuestrador llevaba unas el día del rapto. Ashley es una niña muy estudiosa y consciente de la discriminación que sufren los hispanos. Dice que de mayor quiere ser presidenta: "Pienso que la política es muy importante para el país, para las escuelas, los trabajos, la civilización".
Chacón no sigue muy de cerca la política pero se indigna cuando habla de Trump. "¿Cómo pueden elegir a un presidente que discrimina? Eso de la discriminación nunca me ha gustado porque al término todos somos iguales, negros, güeros, latinos".
Al día siguiente en el salón de su casa junto a su esposa Martha, Chacón vio , el primer soldado muerto en combate durante el mandato del presidente, fue ovacionada durante dos minutos. También recibieron aplausos los huérfanos y viudas de víctimas de crímenes cometidos por indocumentados.
Una de ellas era Jenna Davis, cuyo padre, el vicesheriff Danny Oliver, murió junto con otro policía en California en 2014. Un indocumentado con antecedentes criminales y dos deportaciones previas, Luis Enrique Monroy Bracamontes, está acusado de asesinar a los dos.
Trump dijo: "Jenna, quiero que sepas que tu padre era un héroe y que esta noche tienes el amor de todo un país apoyándote y rezando por ti".
Chacón no se dejó llevar por el tono más sobrio del discurso del presidente. Trump dio una visión más positiva del país excepto en lo que respecta a inmigración. Siguió atribuyendo a los inmigrantes buena parte de los problemas del país.
En el discurso, Trump recordó que había ordenado la creación de la oficina VOICE para las víctimas de criminales indocumentados. "Estamos dando una voz a todos aquellos que han sido ignorados por nuestros medios y silenciados por los intereses especiales", dijo Trump.
A la hora de atender a víctimas olvidadas, Chacón le propone a Trump que amplíe el número de oficinas: "¿Por qué no hace una oficina igual para las víctimas de los indocumentados que ha matado la Patrulla Fronteriza, o de los negros e hispanos que mueren a manos de la policía?"
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