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    Trump aleja más a la Casa Blanca del Partido Republicano al deshacerse de Priebus

    El presidente anunció el reemplazo de su jefe de gabinete por el general John Kelly, quien hasta ahora se desempeñaba como secretario de Seguridad Nacional. El relevo deja al establishment republicano sin su representante más poderoso en la Casa Blanca de Trump.
    28 Jul 2017 – 06:57 PM EDT
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    Al deshacerse este viernes de Reince Priebus, el presidente Donald Trump toma una decisión que sacude el equilibrio de poder entre las facciones de su caótica Casa Blanca y que pone en riesgo su difícil concordia con el Partido Republicano.

    Con un tuit, el presidente anunció el reemplazo de su jefe de gabinete Priebus por el general John Kelly, quien hasta ahora era su secretario de Seguridad Nacional.

    "Me gustaría agradecer a Reince Priebus por su servicio y dedicación a su país. ¡Hemos logrado mucho juntos y estoy orgulloso de él!", detalló el presidente en uno de tres tuis sobre el relevo. Según dijo Priebus en una entrevista en CNN ya había presentado su renuncia un día antes.

    La salida de Priebus es el último episodio de caos en el equipo del presidente, que desde el inicio se ha visto perjudicado por una intensa guerra de poder entre bandos. La tensión creció hace una semana con la entrada de Anthony Scaramucci, un banquero amigo del presidente, como nuevo director de comunicaciones con poderes reforzados, al responder ante el presidente y no ante Priebus, como hubiera sido lo normal en jerarquías en la Casa Blanca en el pasado.

    Priebus se opuso al fichaje de Scaramucci y durante días los dos trataron de mantener una aparente paz, pero este miércoles la disputa estalló en público cuando el nuevo director de comunicaciones cargó contra Priebus, acusándole de filtraciones dañinas contra Trump. En una entrevista explosiva, Scaramucci llamó a Priebus "un paranoide esquizofrénico".

    La salida de Priebus quema el frágil puente de Trump con el resto del Partido Republicano. El momento no podía ser peor: el mismo día en que fracasó el proyecto de reforma de salud republicano en el Senado y con el resto de la agenda legislativa de la Casa Blanca estancada.

    "En el mismo momento en que Trump necesita mejores relaciones con el Congreso, la prensa, los grupos de interés, etc, es muy extraño elegir a un jefe de gabinete no político", tuiteó David Gergen, que ha prestado servicio como asesor para cuatro expresidentes.

    Algunos aliados de Trump creen que el presidente está pulsando el botón de reseteo.

    "El presidente está muy orientado por los resultados. Estoy seguro de que está mirando a los números de las encuestas y ve que no son terribles, pero no están yendo en la dirección que creo que él querría", le dijo a Univision Noticias Chris Ruddy, un confidente del presidente que dirige el medio conservador Newsmax.

    "Está trayendo a managers que son realmente geniales y gente en la que confía", agregó.

    Relación de conveniencia

    El expresidente del Comité Nacional Republicano (RNC en inglés), Priebus era el cabecilla de una facción de empleados del RNC en la Casa Blanca. El anuncio de su incoporación pocos días después del triunfo en noviembre tranquilizó al establishment del Partido Republicano, preocupado por el imprevisible candidato que les iba a representar en el gobierno.

    La relación entre Trump y los republicanos había sido tensa desde el principio de la campaña y llegó a su punto máximo en las primarias cuando un frente conocido como los "Never Trump" (Nunca Trump) se organizó para impedir su nominación como candidato del partido.

    Priebus es un buen amigo de Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Reprensentantes, quien como él procede de Wisconsin.

    Junto a Priebus llegó a la Casa Blanca su mano derecha en el RNC, Sean Spicer, como secretario de prensa, pero éste renunció el viernes por la incorporación del controvertido Scaramucci.

    Sin embargo, Priebus era visto con desconfianza por muchos de sus compañeros.

    Desde el inicio, chocó con otros poderosos asesores con distintos intereses, como el estratega jefe Steve Bannon, el hombre fuerte de los nacionalistas que intentan que Trump no se desvíe de las promesas populistas que hizo en campaña.

    Muchos le señalaban a él y a sus aliados desde hace tiempo como los autores de revelaciones anónimas dañinas contra Trump.

    En su contra jugaba el hecho de que el presidente lo había contratado por conveniencia y no por convencimiento. A diferencia de otros, Priebus no era un rico empresario ni un fervoroso creyente populista ni un miembro de la familia.

    De hecho, en la primaria Trump y él tuvieron fuertes roces. Trump le atacó a él y al Partido Republicano por unas reglas de nominación que consideraba injustas. "Es una desgracia para el partido. y Reince Priebus debería avergonzarse de él mismo", dijo Trump en abril del año pasado.

    En su momento Priebus tuiteó como respuesta: "El proceso de nominación es conocido desde hace más de un año. Las campañas son responsables de entenderlo. ¿Ahora vienen con quejas? Dénos una pausa".

    Según reportes de esta misma semana, Priebus sabía que tenía los días contados y estaba haciendo planes para su salida. Trump estaba muy descontento con Priebus y en los últimos días había aireado su malestar abiertamente.

    Según Politico, Priebus había empezado a llamar a sus aliados para pedirles consejo sobre si debería seguir en el cargo.

    Uno de ellos, Ryan, le pidió que se quedara porque el presidente le necesitaba. La pelea con Scaramucci y el fracaso del plan republicano para acabar con Obamacare podrían haber precipitado la decisión de Priebus.

    Ahora, con Priebus fuera, Trump entra en una nueva etapa en la que se complica aún más su difícil relación con los republicanos, con los que necesita trabajar para desatascar su agenda legislativa y evitar que el escándalo de Rusia se agrave.

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