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    Trump vuelve a Mar-a-Lago por Pascua: ¿está tomando más vacaciones que Obama?

    El presidente hace hoy su séptima visita a su lujosa residencia de Florida desde que fue elegido presidente. Allí ha pasado casi un tercio de su breve mandato y buena parte de ese tiempo lo ha dedicado a jugar al golf a escondidas.
    13 Abr 2017 – 05:44 PM EDT
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    ¡Oh, Mar-a-Lago, qué magníficas son tus bellas palmeras y la brisa de tu mar para evadirse de las presiones y el frío de Washington!

    Una vez más, Donald Trump viaja este jueves a su lujosa residencia del sur de Florida, tan parecida al palacio de un maharajá. Será su séptima visita desde que ganó la presidencia.

    Cuando regrese a Washington el domingo habrá pasado en Mar-a-Lago 25 días de un total de 88 en el cargo, es decir cerca de un tercio de su aún breve mandato.

    Pero, ¿es este presidente más ocioso de lo común? Sus viajes a la mansión que él prefiere denominar "la Casa Blanca de Invierno" tienen a muchos haciéndose esa pregunta, que desmontaría la imagen que él vende de sí mismo como un adicto al trabajo.

    Otros critican lo caro que resulta el estilo de vida del presidente. Trump que también es club de élite.

    En realidad, el presidente combina ocio y trabajo durante sus estancias en Mar-a-Lago. Su agenda ha incluido hasta ahora las cumbres con los presidentes de reuniones de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional. También ha hecho declaraciones a la prensa, ha recibido sus informes de inteligencia y se ha reunido con sus asesores.

    Pero aunque es verdad que hay una línea difusa entre el descanso y el trabajo de los presidentes, unos pasan más tiempo que otros en actividades de placer.

    En el viaje de esta semana se espera que Trump asista al servicio del domingo en la iglesia Episcopal Church of Bethesda-by-the-Sea, que al igual que Mar-a-Lago se encuentra en Palm Beach.

    No podemos saber con exactitud qué hace Trump dentro de sus terrenos, entre otras cosas porque la Casa Blanca no hace público quién le visita, a diferencia de la práctica que tenía el presidente Barack Obama. Para solucionar esto, un grupo de congresistas ha presentado un proyecto de ley por el que Trump se vería obligado a publicar el registro de entradas y salidas en la Casa Blanca y en otros lugares de trabajo como Mar-a-Lago. Es muy improbable que ese proyecto sea aprobado mientras los republicanos mantengan la mayoría en el Congreso.

    Lo que sí conocemos es que está jugando mucho al golf, a pesar de que prometió en campaña que no lo haría y de que en campaña criticó una y otra vez a Obama por jugar a este deporte.

    En total ha jugado 17 días al golf desde que llegó al poder, mientras que sus predecesores George W. Bush y Barack Obama no habían jugado a ese deporte aún a estas alturas de sus primeros mandatos como presidentes.

    Obama se aficionó a este deporte ya avanzada su primera presidencia y sobre todo lo jugó en su segundo mandato. En total jugó 333 rondas de golf, según el conteo que llevó el corresponsal de la Casa Blanca para CBS News Mark Knoller.

    Trump apenas se ha dejado ver jugando al golf desde que es presidente y la mayoría de las imágenes que tenemos de él dedicado a su placer oculto han sido tomadas a hurtadillas y publicadas en redes sociales.

    Si tenemos en cuenta lo enfático que fue Trump sobre el golf en campaña, no sorprende que ahora se esconda.

    "Voy a trabajar para ustedes. No voy a tener tiempo para jugar al golf", dijo en Virginia en agosto durante un mitin.

    En muchas ocasiones la Casa Blanca no ha confirmado si Trump estaba jugando al golf pero los periodistas lo han averiguado por otras fuentes.

    El sábado y domingo pasados por ejemplo, Trump realizó sendas escapadas de unas cinco horas para jugar en el campo de su propiedad a unos 15 minutos en auto, el Trump International en West Palm Beach.

    Trump salió de Mar-a-Lago poco después de las 9:00 am ataviado con una gorra roja y con un polo de golf, se montó en un SUV blindado. Allí no dejó que se acercara la prensa, pero algunos consiguieron cazarle dedicado a su placer oculto.

    Del domingo es este tuit de Allie Malloy, de CNN.

    Trump también se ha dedicado al ocio en la Casa Blanca. Por ejemplo en su segundo fin de semana vio la película de animación de Pixar 'Finding Dory' (Buscando a Dory).

    En comparación con Trump, Obama pasó mucho más tiempo de asueto en Washington durante sus primeros 100 días. Por ejemplo, en su segundo domingo en el cargo, el 25 de enero de 2009, pasó el día en la Casa Blanca con sus hijas y su esposa, la primera dama Michelle.

    Dos domingos después, pasó el día de nuevo en su residencia de la capital preparándose para su primera rueda de prensa, al día siguiente.

    El fin de semana del 14 de febrero volvió a casa en Chicago para una cena romántica con Michelle, jugar al baloncesto con sus viejos amigos y cortarse el pelo en el barbero Zariff's.

    Obama pasó la festividad de Pascua en Washington, donde asistió al servicio del domingo en la iglesia St John's Episcopal Church.

    Su primer partido de golf fue el 26 de abril, en la Base Aérea de Andrews, junto con su secretario de Comercio, otro empleado de la Casa Blanca y el representante de Comercio, Ron Kirk.

    A diferencia de Trump, que aún no ha salido al extranjero como presidente, Obama viajó en sus primeros 100 días a Canadá, Reino Unido (para una reunión del G-20), Francya y Alemania (para cumbre de la OTAN), República Checa, Turquía, Irak, México y Trinidad y Tobago (para la cumbre de las Américas).

    Durante toda su presidencia Obama tomó menos vacaciones que su predecesor, George W. Bush, según el conteo de Knoller, el periodista de CBS News que es visto como una referencia en tema de ocio presidencial. Bush hizo 77 visitas a su rancho de Texas donde pasó un total de 790 días así como 11 visitas a su residencia familiar de Maine, donde pasó 43 días. Bush tiene en su haber el récord por las vacaciones más largas de la historia presidencial moderna: cinco semanas seguidas en su rancho de Texas.

    Mientras, Obama salió de vacaciones en 29 ocasiones (incluyendo fines de semana largos) que comprendieron 221 días. Sus críticos sin embago, entre ellos Trump, le criticaron constantemente por esos días de descanso, considerando que eran demasiados.

    Hay muchos que dicen que debería prestarse menos atención al tiempo que los presidentes pasan de vacaciones y más a la efectividad de su mandato. Ponen como ejemplo la comparación entre Jimmy Carter, que solo tomó 79 días de vacaciones, y Reagan, que pasó 335 días en su rancho de California.

    Aquí habría que citar a la exprimera dama Nancy Reagan, esposa del expresidente Ronald Reagan, quien dijo que "los presidentes no toman vacaciones, solo cambian de escenario".

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