Qué es la 'fascinación suave', el remedio para combatir la fatiga mental

La metáfora que algunos expertos emplean para referirse a la fatiga de la atención es la de una linterna que apunta a una pared en una habitación oscura. Cuando más cerca estés de la pared, más concentrada y pequeña será la luz que sale de la linterna, hasta convertirse en un pequeño círculo rodeado de oscuridad.
La atención se parece mucho a ese haz de luz: puedes concentrarte mucho en algo o puedes relajarla o, tal y como ocurre con la luz, difuminarla.
Hay un interés creciente en la atención, sus variantes y cómo estas se relacionan con la salud mental y nuestro funcionamiento cognitivo. Y estas investigaciones ponen de manifiesto que algunos tipos de atención fatigan al cerebro y generan una sobrecarga y, en última instancia, estrés, mientras que otras actividades que “difuminan” la atención pueden revigorizarlo.
La “atención dirigida”, como la llaman los científicos cognitivos, requiere esfuerzo. compite con las notificaciones de Facebook o los mensajes del celular.
Pasado un tiempo, no solo es difícil mantener la concentración. Además, la fuerza de voluntad se va a pique y crecen el estrés y el burnout e incluso puede que se incrementen las posibilidades de padecer trastorno por déficit de atención, según algunos estudios que relacionan este trastorno con la fatiga de la atención.
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¿Por qué nos cansamos tanto cuando estamos inmersos en este tipo de tareas? Parece que en este tipo de atención dirigida están implicadas regiones del cerebro que también participan en otros procesos de "control cognitivo". La multitarea, la falta de sueño, las distracciones o un entorno bullicioso suelen estar entre los factores que fomentan la fatiga de atención.
El antídoto: la naturaleza
Por otro lado, ciertas actividades parecen revigorizar el cerebro de forma que favorecen la atención dirigida y los procesos de autorregulación. Una de las más estudiadas y eficaces es pasar tiempo en la naturaleza. En la naturaleza podemos disfrutar de lo que algunos llaman "fascinación suave". Los entornos naturales son lo suficientemente estimulantes como para atraer la atención del cerebro sin concentrarlo inútilmente.
"Lo que facilita que un entorno sea restaurador es que combina la capacidad de atraer la atención involuntaria suavemente y, al mismo tiempo, limita la necesidad de dirigir la atención", señala este estudio.
Dicho de otra manera: aquello que atrapa nuestra atención con demasiada fuerza (malas noticias: en esta categoría se encuentran las pantallas en casi todas sus variantes) aunque sean entretenidas no recargan las baterías de nuestro cerebro. A diferencia de la “fascinación suave”, esta “fascinación dura” impide pensar en otra cosa, por lo que es menos reparadora.
Muchos trabajos sobre la “fascinación suave” se integran en un concepto psicológico conocido como Teoría de la Restauración de la Atención (o ART por sus siglas en inglés). Aunque las investigaciones sobre ART destacan que el tiempo en la naturaleza es la vía óptima para la reposición cognitiva, no es la única.
El mindfulness o atención plena también favorece el restablecimiento de la atención.
El mindfulness intenta relajar la preocupación de la mente por los pensamientos y juicios centrados en uno mismo, al tiempo que amplía la conciencia del entorno. Y esto guarda relación estrecha con lo que se consigue al pasar tiempo en la naturaleza. De hecho hay pruebas de que trasladar el entrenamiento de la atención plena a entornos naturales al aire libre puede aumentar los beneficios de la práctica.