Los riesgos del huracán Ian sobre la salud no terminan con el cese de los vientos: a cuáles estar atento y cómo prevenirlos
Tras haber causado huracán Ian se ha debilitado gradualmente, pero, contrario a lo que se cree, este sigue y seguirá representando una gran amenaza para la salud en los días, semanas y hasta meses venideros.
Mucho después de que las aguas vuelven a su cauce e incluso de que terminan las labores la reconstrucción, los sobrevivientes de huracanes siguen sufriendo secuelas físicas y mentales, algo que no queda reflejado en los conteos iniciales de muertos y heridos por el desastre natural.
Al comparar las visitas a salas de emergencia en condados severamente afectados por el huracán Sandy en 2012 con períodos previos a la tormenta, investigadores de la Universidad de Albany determinaron que el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, respiratorias y heridas se duplicó no solo en las semanas posteriores, sino hasta un año después de que tocara tierra.
De hecho, se ha visto que el índice de mortalidad suele aumentar en los meses posteriores a un huracán, tal y como revela una revisión sistemática publicada en 2012 en Enviroment International. Tras el huracán Katrina, por ejemplo, el índice de mortalidad en Nueva Orleans fue casi 50% superior al normal hasta diez meses después de la catástrofe.
¿A qué riesgos de salud están expuestos en el corto y en el largo plazo quienes viven en zonas afectadas por el huracán Ian? Explicamos cuáles son y cómo prevenirlos.
Agua contaminada: un hervidero de parásitos, bacterias y sustancias tóxicas
El agua estancada está muy lejos de ser inocua. Puede contener aguas residuales sin tratar, productos químicos domésticos o industriales y otras sustancias peligrosas para la salud. También esconder objetos afilados o de metal, por lo que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC en inglés) recomiendan evitarla a toda costa.
Bajo ningún concepto bebas agua de grifo, la uses para lavarte los dientes o cocinar o ingieras cualquier alimento que haya entrado en o con agua potencialmente contaminada.
Los casos de enfermedades intestinales asociadas a patógenos como la e.coli, la salmonella, shigela, norovirus, y leptospira entre otros suelen dispararse tras el paso de un huracán.
El simple hecho de caminar por aguas contaminadas, especialmente con alguna herida abierta, durante las tareas de reconstrucción, conlleva el riesgo de contraer la bacteria vibrio, que habita en aguas de costas calientes y puede causar cuadros infecciosos severos.
Las aguas estancadas también pueden contener químicos tóxicos como gasolina, pesticidas y contaminantes como plomo, arsénico y otros metales que, al ser inhalados o entrar en o directo con la piel, pueden causar mareos, una dermatitis o dolores de cabeza, hasta vómitos, fatiga, problemas del habla e irritación del tracto respiratorio.
No camines por aguas estancadas. Si te toca hacerlo, usa botas de goma, pantalones, guantes y lentes. Si llegas a estar en o con el agua, asegúrate de limpiar con jabón y agua limpia o con alcohol la zona tan pronto como sea posible.
Ten en cuenta que las aguas estancadas atraen gran cantidad de mosquitos que pueden ser portadores de virus como el zika y el del Nilo Occidental. Los casos de este último se dispararon en las zonas afectadas por el huracán Katrina en New Orleans.
Aplicarse repelente de insectos ayuda a prevenir picaduras.
Envenenamiento por monóxido de carbono y electrocución
Chris Uejio, profesor asistente de geografía en la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee, explica a Health que en los días inmediatamente posteriores a un huracán las personas corren el riesgo de electrocutarse debido a las líneas eléctricas caídas y al uso de aparatos mojados.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades recomiendan apagar las líneas de electricidad y gas natural del hogar para evitar posibles incendios o explosiones, así como nunca tocar un cable del tendido eléctrico caído, ni manejar por aguas donde haya alguno.
La intoxicación por monóxido de carbono es otro peligro latente. Para prevenirla, los CDC aconsejan solamente usar generadores, máquinas de lavar a presión, parrillas, estufas para acampar u otros aparatos que funcionen con gasolina, gas propano, gas natural o carbón al aire libre y lejos de puertas, ventanas, y salidas de aire abiertas.
Moho
Aunque no lo veas, ni huelas, está prácticamente garantizado que el moho está presente en hogares que sufrieron algún grado de inundación y es fundamental tomar pasos para erradicarlo de forma segura con el uso de equipos que eviten el o directo con el rostro y la piel.
La exposición a él mediante inhalación, ingestión o o con la piel puede causar ataques de asma, irritación ocular y reacciones alérgicas, y sus efectos pueden persistir y empeorar con el paso del tiempo. Personas con el sistema inmune comprometido pueden sufrir secuelas más severas, por lo que deben evitar participar en las labores de limpieza.
La Agencia de Protección Medioambiental recomienda esperar a que la vivienda esté completamente seca y no haya evidencias visibles de moho antes de volver a habitarla.
Heridas y lesiones
El riesgo de lesionarse después de un huracán es alto debido a la gran cantidad de escombros presentes.
Si llegar a sufrir una herida, así sea menor, es esencial que la limpies y examines con rigor y busques atención médica si tiene un objeto extraño (estaca de madera, metal) enterrado en ella, fue provocada por un animal, fue causada por un objeto punzante sucio o presenta señales de infección como dolor, hinchazón, enrojecimiento o fiebre. Proveedores médicos deben determinar si es necesario aplicar la vacuna del tétanos.
Estrés postraumático, depresión y problemas de salud mental a largo plazo
Más allá del efecto emocional que dejan los huracanes y su destrucción en los días sucesivos a la catástrofe, los diagnósticos de problemas de salud mental suelen dispararse por meses y hasta años después. Algo que ya se vio con el huracán Katrina que azotó a New Orleans y con las inundaciones de México de 1999 donde un cuarto de la población afectada todavía presentaba síntomas de trauma y depresión en los dos años posteriores, particularmente en quienes enfrentaron inundaciones repentinas, fueron desplazados o presenciaron la muerte y heridas de otros, revela un estudio publicado en el Journal of Trauma Stress.
Mantenerse comunicado con los demás y solicitar ayuda si es necesario forman parte de las recomendaciones de los CDC para cuidar la salud emocional.
Enfermedades crónicas
Las personas con afecciones crónicas como enfermedades cardiovasculares o respiratorias son particularmente vulnerables a tener problemas de salud inmediatamente después de una tormenta, y su atención puede complicarse por la falta de los medicamentos necesarios o el a los registros médicos.
Incluso en el mediano y largo plazo puede haber un repunte de problemas crónicos de salud en la población. Una investigación de la Escuela de Salud Pública T.H Chan de la Universidad de Harvard publicada en Jama Network encontró que la prevalencia de enfermedades crónicas como colesterol alto, obesidad e hipertensión aumentó considerablemente en Puerto Rico a raíz del huracán María.