Masacre al azar: la historia de la familia asesinada en Florida por un hombre desconocido
En la madrugada del domingo un hombre entró a la casa de una familia que no conocía, en Lakeland, Florida, y perpetró una masacre en la que murieron cuatro personas, entre ellas un bebé de solo tres meses mientras su madre, también asesinada, lo sostenía en brazos. Solo consiguió sobrevivir una niña de 11 años, que se encuentra en estado crítico, pero estable.
La policía llegó al lugar y logró herir al agresor, que se entregó finalmente y ahora se encuentra en prisión, sin derecho a fianza, acusado de cuatro cargos de asesinato en primer grado, además de otros delitos.
La única víctima identificada hasta el momento ha sido Justice Gleason, un hombre de 40 años, que horas antes se encontraba tranquilamente cortando el césped en el patio de su casa, cuando vio acercarse a un desconocido que andaba rondando por el barrio y que detuvo su vehículo para decirle que Dios le había pedido parar allí porque una niña llamada Amber, supuestamente la hija de Gleason, se iba a suicidar.
Otra persona, cuya identidad no se ha divulgado pero terminó siendo otra de las víctimas, le dijo al desconocido que eso no era cierto, que allí no vivía ninguna Amber y que llamaría a la policía si no se iba. Los agentes vinieron, pero el extraño ya se había marchado. No podían imaginar que aquel hombre regresaría a la misma casa en la madrugada para matarlos a todos, incluido el perro.
"Como un niño gigante en el cuerpo de un hombre"
Miranda Watson, expareja de Justice Gleason y quien comparte con él una hija de cuatro años, lo recuerda como una persona servicial y relajada. "Siempre tenía una sonrisa en su rostro", dijo.
En su momento, cuando se conocieron, él la ayudó a salir de una relación complicada. Y fue siempre un padre increíble para su hija, que ahora no va a tenerlo en su vida, lamentó en Facebook.
A Gleason le encantaba pescar, pasar tiempo con sus hijos y escuchar música, especialmente Lynyrd Skynyrd y Chris Stapleton. Adoraba cantar y tocar la guitarra y le enseñó a tocar a sus hijos, dijo Miranda, según un reporte del diario The Washington Post.
En un viaje a la playa que hicieron juntos, Watson recordó cómo Glesason se pasó mucho tiempo buscando conchas con los niños y le dibujó un tatuaje a uno de ellos con un marcador en un brazo en el hotel.
"Era como un niño gigante en el cuerpo de un hombre ", rememoró.
Una nueva familia
Aunque la policía no ha identificado al resto de las víctimas de esta masacre, en la propia página de Facebook de Miranda Watson, así como en otros post y cuentas de la red social se puede conocer que Justice Gleason había formado una nueva familia con Theresa Lanham, con quien acababa de tener un bebé, el pequeño Jody, que nació este mes de mayo. Apenas tenía tres meses.
La pareja vivía en la casa de la madre de Theresa, Catherine Delgado, que también residía allí, en la parte de atrás. La niña de 11 años que sobrevivió a la masacre era una hija de Gleason de una relación anterior.
"Soy un hombre enfermo"
El perpetrador de la masacre fue identificado como Bryan Riley, un exmarine de 33 años que cumplió misiones en Irak y Afganistán. El hombre dijo estar bajo los efectos de las metanfetaminas.
Este lunes, Riley tuvo su primera comparecencia frente a una corte, en donde se le acusó de asesinato en primer grado, intento de asesinato en primer grado, intento de asesinato en primer grado de un agente de la ley, robo a mano armada con agresión, incendio premeditado, crueldad hacia un animal y tiroteo en una vivienda habitada. Fue encarcelado sin derecho a fianza mientras se lleva a cabo el juicio.
Según el documento legal, la prometida de Riley, que está colaborando con las autoridades, dijo que él nunca había sido violento pero que sufría de estrés postraumático y que había empezado a actuar extraño desde que la pasada semana regresó de trabajar en seguridad en una iglesia de Orlando.
En el interrogatorio con la policía, Riley confesó haber disparado y asesinado a varias personas. Según él, lo hizo porque así se lo pedían las voces en su cabeza.
Cuando le preguntaron por qué disparó al bebé, el hombre respondió: "Porque soy un hombre enfermo. Quiero confesar todo y ser enviado a prisión".
De acuerdo con los documentos del caso, Riley dijo que las víctimas le habían pedido que parara hasta el ´ultimo momento, pero él siguió disparando.
Riley confirmó a la policía que no conocía a las víctimas. Fue una masacre cometida al azar.
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