Cinco años de Parkland: ¿cómo seguir viviendo cuando te matan a tiros a tus hijos?
El 14 de febrero de 2018, en Parkland, Florida. En el quinto aniversario de la masacre, sus familias intentan hallar consuelo y se preguntan cómo seguir adelante tras la tragedia y cómo hacerlo honrando la memoria de sus seres queridos.
Algunos sobre la posesión de armas.
“Para todos ellos, su mayor miedo era que su ser querido fuera olvidado”, comentó la congresista estatal Christina Hunchofsky, quien era alcaldesa de Parkland cuando ocurrió el tiroteo. “Ellos hacen este trabajo, el de mantener su espíritu vivo”.
Hunchofsky explicó también que, para las familias, es “muy importante que, sin importar cuántas ‘cosas buenas’ hagan después [del tiroteo], nadie tenga que pasar por lo mismo; nadie supera ese dolor”.
La mayoría de los familiares pertenece a la organización Stand With Parkland, que en su sitio web se define como un grupo que busca poner fin a lo que llama “una pandemia estadounidense”: los tiroteos.
Las familias pertenecientes al grupo han puesto de lado sus diferencias políticas y trabajan con legisladores (tanto estatales como nacionales) para endurecer las leyes sobre control de armas, particularmente en las escuelas del país. También se dedica al entrenamiento de los es de los centros educativos para responder a estas emergencias y buscan asegurarse que las amenazas reportadas al FBI sean comunicadas a los departamentos policiales de cada localidad.
“Cuando nos escuchamos el uno al otro, la política no tiene por qué ser una cosa mala”, afirmó Philip Schentrup, quien perdió a su hija Carmen, de 16 años, en la masacre. “Si te das cuenta de que estamos de acuerdo con el 90% de las cosas, no es difícil hacer cambios positivos”.
Algunos familiares expresan abiertamente sus opiniones políticas, pero la mayoría no. De cualquier forma, han conseguido reunir millones de dólares para sus causas.
Alyssa Alhadeff
Después de perder a su hija Alyssa, de 14 años, Ilan y Lori Alhadeff comenzaron la fundación Make Our Schools Safe. La pareja aboga en congresos estatales por la Ley de Alyssa, que pide que los profesores reciban botones de pánico que se comuniquen de inmediato con las fuerzas del orden.
La ley ha sido promulgada en Florida, Nueva York y Nueva Jersey, y está siendo considerada a nivel federal y en otros estados.
La fundación también ha distribuido paquetes entre escuelas para ayudar a víctimas de tiroteos, y ha impulsado los grupos Make Our Schools Safe en escuelas secundarias, para dar voz a los estudiantes y educar sobre formas para prevenir la violencia.
“Buscamos hacer todo lo posible para crear un ambiente escolar más seguro”, comentó Lori Alhadeff, quien fue elegida miembro de la junta escolar del condado de Broward nueve meses después del tiroteo. Ahora es su presidenta.
“Queremos asegurarnos de que [los estudiantes] estén protegidos, y de que regresen vivos a casa”. La madre de Alyssa señaló que su trabajo en la junta escolar y el de dirigir la fundación “convirtió mi dolor y pena en acciones”.
Alyssa frecuentaba la playa, se destacaba en matemáticas y español, era una escritora talentosa y capitana de su equipo de fútbol. Y no tenía miedo de decir lo que pensaba, recuerda su madre.
“A través de la Ley de Alyssa, sé que ella está salvando muchas vidas”, añadió.
Scott Beigel
El profesor de geografía y entrenador de campo traviesa Scott Beigel murió como un héroe. Fue tiroteado mientras conducía a estudiantes aterrorizados a un salón de clases, donde todos sobrevivieron.
Faltaban solo unos meses para que Beigel, que tenía 35 años, trabajara como monitor de un campamento de verano, un lugar al que iba desde que tenía 6 años.
“[El campamento] era el lugar mágico de Scott”, recordó su madre, Linda Beigel Schulman. “Él podía ser un niño. Podía ser quien quisiera ser”.
Dos días después de la muerte de su hijo, Beigel Schulman y el padrastro de Beigel, Michael Schulman, arrancaron el Scott J. Beigel Memorial Fund, que otorga fondos a niños y adolescentes pobres que han sido afectados por la violencia armada para que asistan a un campamento.
La fundación garantiza a los menores volver al campamento si mantienen buenas calificaciones y no se meten en problemas. Este verano participarán unos 250 estudiantes.
“Quiero mantener a los niños alejados de las drogas y las pandillas. Quiero hacerlo para que no tengan que ser rehabilitados después de ser encarcelados”, relató su madre. “Cada uno de esos niños tiene un pedazo del corazón de Scott”.
Martín Duque
Martín Duque, de 14 años, había nacido en México pero quería convertirse en un U. S. Navy Seal. Ya pertenecía al Junior Reserve Officer Training Corps de su escuela. Le gustaban los deportes e iba a la iglesia, relatan sus familiares, quienes han preferido mantenerse fuera del ojo público.
“Era un niño listo que siempre ayudaba a otros antes que a sí mismo”, dijeron sus familiares en un comunicado leído en el juicio del atacante.
“Su película favorita era Star Wars. Era un alma vieja. Su familia lo quería mucho. Cada vez que podía, le decía a sus papás que, cuando creciera, les compraría una casa. Lo extrañamos mucho”.
Nick Dworet
Nick Dworet, de 17 años, era un nadador destacado a quien le encantaba promover el deporte. La noche anterior a su muerte, habló con otros nadadores más jóvenes para animarlos.
Por esta razón, sus padres, Mitch y Annika Dworet, han establecido la Fundación Nicholas Dworet para la natación y la seguridad en el agua.
La organización proporciona becas universitarias a nadadores y buceadores en el sur de Florida y en la Universidad de Indianapolis, donde Nick Dworet planeaba competir. También organiza jornadas de formación para nadadores, colabora con las Special Olympics y ofrece clases de natación para niños desfavorecidos.
“Somos mucho más pequeños que las organizaciones benéficas y fundaciones de otras familias”, señaló Joseph Chiarella, tesorero del fondo. “Pero planeamos expandirnos según sea necesario y solicitado”.
Aaron Feis
Cuando le dijeron que había un sujeto armado dentro de la escuela, Aaron Feis, un guardia de seguridad y asistente del entrenador de fútbol, se apresuró al interior del edificio, pero recibió un disparo justo cuando llegaba a la puerta.
Feis, de 37 años, quien también había asistido a la escuela secundaria que fue el objetivo del atacante, recibió la medalla de oro de la National Football Foundation por sus acciones.
Sus padres iniciaron una fundación con su nombre que ayudaba a estudiantes pobres, pero explicaron que dirigir la organización, ellos solos, se convirtió en una muy difícil tarea en medio de la pandemia causada por el coronavirus.
Feis, al igual que Scott Beigel y Chris Hixon, el director atlético de la escuela y entrenador de lucha que también murió en el ataque, fueron honrados en los Premios ESPY 2018 como los entrenadores nacionales del año.
En una declaración leída en el juicio del tirador, su viuda, Melissa Feis, escribió que había conocido a Aaron cuando ella tenía 16 años y los dos estaban en un servicio religioso y que, durante el tiempo que estuvieron juntos –dos décadas–, supo que su esposo “podía marcar una diferencia en la vida de otros”.
“Aaron tenía la habilidad de tranquilizar a los demás. Su presencia, su sonrisa jovial y su sentido humor lo hacían una persona con la que otros querían estar”, aseguró.
Jaime Guttenberg
Fred y Jennifer Guttenberg fundaron el grupo Orange Ribbons for Jaime en honor a su hija de 14 años, que amaba la danza, los perros y planeaba convertirse en fisioterapeuta pediátrica, y quien murió en el tiroteo.
El nombre de la organización proviene de las miles de cintas naranjas que hizo su grupo de baile después del asesinato de Jaime: el naranja era su color favorito. Fueron usados por compañías de danza en todo el país, incluido el elenco de 'Hamilton', la exitosa obra de Broadway.
La organización benéfica brinda becas universitarias a bailarines, niños con necesidades especiales y a estudiantes que deseen dedicarse a campos como la fisioterapia.
La fundación también está lanzando Paws of Love, que ofrece cachorros en adopción y suministro gratis para perros por un año, así como atención veterinaria a familias afectadas por la violencia armada.
Fred Guttenberg contó que el perro más pequeño de Jaime, que tenía 4 meses cuando mataron a su hija, “salvó” a su familia, pues les dio a él, a su esposa y a su otro hijo algo de lo que estar al pendiente.
“No me veo haciendo el papel de activista político por tiempo indefinido”, comentó Guttenberg, quien se ha convertido en un portavoz nacional a favor de leyes más estrictas sobre el control de armas. “Pero honrar a mi hija, asegurarme de que este país recuerde quién era y por qué era importante, es algo que nunca dejaré de hacer”.
Chris Hixon
El director atlético y entrenador de lucha libre Chris Hixon también murió como un héroe: fue la primera persona que intentó detener al atacante.
Hixon, quien era veterano de la Marina y tenía 49 años, cargó directamente contra el agresor, pero fue tiroteado y cayó al suelo. Intentó seguir adelante, pero el sujeto le disparó otra vez. Trató de ponerse de pie durante varios minutos antes de que la policía llegara al sitio. Falleció poco después.
Para honrarlo, su familia inició la Fundación Chris Hixon, que otorga becas anualmente a cinco atletas del condado de Broward. Su hijo, Tom, explicó que la organización benéfica espera pronto ofrecer campamentos deportivos, probablemente para estudiantes con necesidades especiales, y torneos de lucha que ofrecen pequeñas becas a los ganadores.
Tom Hixon añadió que la familia se enfocó en becas para atletas para honrar a las miles de personas que su padre inspiró durante su carrera de 27 años.
“Él sabía que no se trataba solo de deportes, también hacía hincapié en lo académico”, subrayó Hixon.
Luke Hoyer
Luke Hoyer, de 15 años, amaba los deportes. Su madre, Gena, trabaja con niños que requieren hogares de crianza (foster children).
Gena y su esposo, Tom, establecieron el Fondo Atlético Luke Hoyer, que otorga a niños de hogares de crianza dinero para que participen en ligas deportivas, como artes marciales y lecciones de baile, así como los viajes que requieran por ello.
Luke era conocido por su humor seco y, de broma, le decían “el rey de las respuestas de una palabra”.
“Siempre me gustaron los deportes como una forma de ayudar a los niños”, indicó Tom Hoyer.
“El hecho de que Luke practicara deportes y que [su madre] supiera que estos niños [de hogares de crianza] no podían participar en estos programas, nos dio la respuesta para hacer algo correcto”.
Cara Loughran
A Cara Loughran le gustaban las cosas irlandesas. La jovencita de 14 años, que practicaba la danza tradicional de ese país, iba a participar en un festival del Día de San Patricio, previsto para celebrarse poco más de un mes después de su muerte.
Su familia estaba planeando un viaje a Irlanda, donde viven algunos de sus parientes, ese mismo verano.
Sus familiares fundaron el grupo Cara Dances On, que da becas universitarias a estudiantes de la academia de danza a la que ella acudía. Su madre declinó hacer comentarios para este reportaje.
“Amaba la playa, amaba el surf y, más que nada, amaba pasar tiempo con su familia”, decía un comunicado leído durante el juicio del atacante. “La pérdida de Cara dejó una ausencia devastadora en sus vidas”.
Gina Montalto
Gina Montalto pasaba buena parte de su tiempo leyendo, estudiando y dibujando. Era una entusiasta girl scout y recibió, de manera póstuma, el rango más alto del grupo, el Premio de Oro.
La menor, de 14 años, a veces decía que quería ser veterinaria. En otras ocasiones, expresaba su interés por diseñar atracciones para Walt Disney World. Sus padres, Tony y Jennifer, la recuerdan como una jovencita con una personalidad sobresaliente y brillante.
La pareja estableció la fundación Gina Rose Montalto Memorial, que ayuda a estudiantes universitarios y ofrece becas a otras girl scouts, estudiantes de enfermería, tecnología, matemáticas y artes.
También han otorgado becas a graduados de la escuela secundaria a la que asistía su hija, incluso para quienes solo mostraron una buena intención.
El grupo también organiza una ceremonia para las Girl Scouts del sur de la Florida que han recibido un Premio de Plata, el rango más alto que puede alcanzar un estudiante de secundaria, y apoya proyectos en los que Gina se ofreció como voluntaria, como grupos que ayudan a niños con necesidades especiales.
Como parte del proceso, los becarios aprenden sobre Gina, contó su padre. Eso ayuda a la familia a sobrellevar la situación.
“Les pedimos que se mantengan en o con nosotros al menos una vez al año para informarnos cómo están progresando”, añadió. “Esta es una manera de mantener brillando la luz de Gina”.
Joaquín Oliver
El objetivo de Manuel y Patricia Oliver con su fundación, Change the Ref, es desafiar la influencia política de la Asociación Nacional del Rifle y los fabricantes de armas.
La pareja explica que la industria de las armas de fuego ha comprado e intimidado a los políticos, lo que llevó a la muerte de su hijo de 17 años, Joaquín, quien era conocido por su escritura y su habilidad para hacer amigos.
El nombre de la fundación proviene de algo que Joaquín diría después de que las malas decisiones le costaban un juego a su equipo de baloncesto: nada cambiaría sin nuevos árbitros.
“Una vez que comenzamos a ver cuál era la causa raíz de este problema, vimos que los ‘árbitros’ que elegimos no están tomando las decisiones correctas, por lo que no tenemos un juego limpio”, expresó Manuel Oliver.
La pareja viaja por el país en un autobús escolar con el lema “Alto a la violencia armada” para confrontar directamente a los políticos.
Por ejemplo, el año pasado, la fundación alquiló 52 autobuses escolares y los llevó a la oficina de Houston de Ted Cruz, senador republicano por Texas. Los asientos vacíos de cada uno representaban a niños asesinados a tiros.
También exigen respuestas a los demócratas, incluido el presidente Joe Biden. Cuando el padre de Joaquín fue invitado el año pasado a la firma de un proyecto de ley de control de armas en la Casa Blanca, Manuel Oliver le gritó: “¡Tienes que hacer más!” al presidente.
Patricia Oliver comentó que, como padres de un hijo que falleció en un tiroteo escolar, tienen una plataforma que otros no. “No solo debemos prestar atención a los tiroteos escolares, esa es una forma muy egoísta de verlo. Esto va más allá”, indicó.
Alaina Petty
Después de que su hija de 14 años, Alaina, fuera asesinada, Ryan Petty fue designado miembro de la comisión estatal que investigó por qué ocurrió el tiroteo y cómo podría haberse evitado.
A medida que aprendió lo que condujo a esto, se convenció de que la respuesta no son leyes de armas más estrictas, que dice que no funcionan, sino una intervención y comunicación más efectiva por parte de los es escolares, los proveedores de salud mental y las fuerzas del orden. Muchas personas denunciaron las amenazas del tirador de Parkland, pero ninguna autoridad actuó ni compartió información.
Petty y su esposa, Kelly, iniciaron The WalkUp Foundation, que ha trabajado con funcionarios gubernamentales, policiales y escolares para mejorar la comunicación e identificar a los posibles tiradores.
Señala los hallazgos del Servicio Secreto, de que casi todos los responsables de tiroteos escolares habían mostrado “comportamientos perturbadores” mucho antes de actuar.
Dijo que su idea no es arrestar a estudiantes, sino ayudarlos.
“Si las autoridades informaran y actuaran en consecuencia, podrían desviar a esa persona del camino hacia la violencia, y creemos que ese es el mejor resultado para todos”, aseguró Petty.
Alaina hacía trabajo voluntario a través de su iglesia: fue una de las que participó en labores de ayuda tras el paso del huracán Irma en 2017. Le encantaba ver programas policiales en la televisión, la música en español y amaba a sus perros. También quería ser mamá.
“No podría dejar pasar la muerte [de Alaina] sin tratar de evitar que eso le sucediera a otra familia”, relató su padre.
Meadow Pollack
Andrew Pollack cree firmemente que su hija Meadow, de 18 años, y las otras cinco víctimas que fallecieron en el tercer piso de la escuela secundaria habrían sobrevivido si el ayudante del alguacil de la escuela hubiera entrado para confrontar al tirador en el primer piso en lugar de quedarse fuera.
Su fundación, Meadow’s Movement, comenzó recientemente a entregar a policías escolares y agentes de seguridad unas mochilas que se convierten en chalecos antibalas y que se despliegan con un solo movimiento en la cabeza.
La mochila también coloca en el pecho de los oficiales un arma, para mostrar al atacante que la persona está armada. “Les da [a los oficiales] una segunda ayuda… que podría igualar las condiciones”, indicó Pollack, quien fue uno de los oradores de la Convención Nacional Republicana de 2020.
Aun así, no cree que el ayudante del alguacil de Parkland, que enfrenta cargos penales por su inacción, hubiera entrado con un chaleco y un rifle, y califica el hecho de obscenidad.
Su hija, que quería ser abogada, era conocida por su personalidad extrovertida y su gusto por hacer ejercicio. La fundación también construye parques infantiles, incluido uno que cuesta $1 millón, no lejos de la escuela secundaria a la que asistía Meadow.
“Ayuda… ver a los niños jugando y sonriendo”, dijo.
Helena Ramsay
Cuando Helena Ramsay era una niña, iba con su madre al jardín comunitario en el parque cerca de su casa para ayudar a plantar vegetales, construir las camas y pintar letreros. Eso convirtió a la joven de 17 años, que había llegado a Estados Unidos desde el Reino Unido cuando era pequeña, en una defensora de las causas ambientales, relató su madre, Anne Ramsay.
Cuando ocurrió el tiroteo, todavía había una sección del jardín que no estaba siendo utilizada. La madre de Helena relató que un día estaba sentada allí, leyendo y tratando de hallar consuelo, cuando un pájaro cardenal se posó en la cerca y comenzó a cantarle.
“Dije, ‘Está bien, Dios, esa es mi Helena comunicándose conmigo’”, dijo.
Fue entonces que decidió convertir esa sección en un jardín conmemorativo para su hija, quien era una clarinetista alta, elegante y atlética, y quien participaba en Model United Nations.
Los visitantes de la sección de Helena son recibidos por un monumento que presenta un retrato sonriente de ella y una dedicatoria a quienes murieron en el tiroteo. Sus nombres están grabados en la parte posterior.
El jardín cuenta con bancos para meditar, un pequeño laberinto de piedra, varias flores y 17 árboles de bambú. La gente usa el área para hacer yoga, ejercicio, leer o relajarse.
Ramsay señaló que, si bien algunas familias han llevado un perfil más público en estos años, cuidar el jardín es más su estilo.
La muerte de Helena fue solo una de una serie de tragedias que han golpeado a su familia en los últimos años, incluida la muerte de los padres de Anne Ramsay y la pérdida de un sobrino en otro tiroteo.
“Necesitaba paz y tranquilidad, necesitaba sanación, y encontré eso en este nicho”, comentó.
Alex Schachter
Después del asesinato de su hijo Alex, de 14 años, Max Schachter hizo de la promoción de la seguridad escolar su misión de tiempo completo. Se unió a la comisión estatal, junto con Ryan Petty, y arrancó el grupo Safe Schools for Alex, viajando por el país aprendiendo las mejores prácticas de seguridad y presentándolas a los distritos escolares, las fuerzas del orden público y los funcionarios gubernamentales.
El sitio web de la fundación también tiene un tablero donde los padres en varios estados pueden examinar los datos de seguridad de la escuela de sus hijos.
El tablero permite a los padres ver si hay un problema, o si los es de su escuela no lo están abordando, como ocurrió en el centro educativo atacado en Parkland.
En los informes de seguridad anuales entre 2014 y 2017, los es de la secundaria Stoneman Douglas afirmaron que sus 3,200 estudiantes no habían cometido ningún acto de intimidación e informaron solo de tres actos de vandalismo, por ejemplo.
“Alex fue asesinado en una escuela insegura”, subrayó Schachter. “Pensé que así podría tener el mayor impacto. No es [un grupo] partidista. No es controvertido. La seguridad escolar es algo que todos deberían respaldar".
La fundación también ofrece lecciones individuales en línea para de bandas de escuelas secundarias desfavorecidas.
Alex, que amaba los autos y planeaba inscribirse en la Universidad de Connecticut, tocaba el trombón en la banda de la escuela. El joven había ganado la competencia estatal de espectáculos de medio tiempo poco antes de su asesinato.
“Es uno de mis recuerdos más felices”, recordó Schachter.
Carmen Schentrup
Carmen Schentrup, una estudiante sobresaliente que había sido finalista para la Beca Nacional al Mérito, tenía un enfoque claro en su futuro: planeaba convertirse en una doctora que investigara la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), comúnmente llamada enfermedad de Lou Gehrig.
La devastadora enfermedad, que destruye lentamente las funciones corporales de una persona, se había llevado a dos personas cercanas a ella: una tía abuela y un director de coro. Carmen, de 16 años, quería encontrar su cura.
Es por eso que sus padres, Philip y April, iniciaron el Fondo de Investigación Carmen Schentrup ALS, también conocido como 'El sueño de Carmen', a través de la Fundación ALS.
Iniciado con el dinero que su hija tenía en su cuenta de ahorros, la fundación ha recaudado más de $250,000 para la cura de ELA.
“Es muy positivo ver a la gente apoyando el sueño de Carmen, tratando de hacer del mundo un lugar mejor”, señaló su padre.
Peter Wang
Peter Wang, quien era miembro de los cuerpos de reserva (ROTC, en inglés), soñaba con asistir a la Academia Militar de Estados Unidos y convertirse en piloto.
Después de la muerte del joven de 15 años, la academia lo aceptó de forma póstuma y un oficial del ejército entregó la carta a sus padres.
La familia ha iniciado la Fundación Peter Wang, que ofrece una beca para ayudar a estudiantes desfavorecidos de la comunidad chino-estadounidense local y realiza donaciones benéficas a organizaciones apoyadas por Peter.
Un portavoz de la fundación aseguró que la madre de Wang, Linda Wang, se encuentra actualmente en China y no estaba disponible para hacer comentarios.
“No sé cómo usar las palabras para expresar el dolor de perder a mi hijo mayor, Peter”, dijo su madre en un comunicado leído en el juicio del agresor.
“Él siempre me había hecho sentir muy orgullosa. Tengo cuatro tatuajes de Peter en mi cuerpo. Recibo uno cada año el 14 de febrero para simbolizar que todavía está conmigo”.