¿Kim Jong Un y Trump posan juntos? Los inesperados personajes que se robaron la atención en unos Juegos Olímpicos con mucha política
A pesar de que por la arena del estadio de la ciudad surcoreana de Pyeongchang estaban a punto de desfilar grandes celebridades del deporte mundial, por un instante, otros celebridades, pero del mundo de la política, se robaban la atención de la inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno. Dos personas disfrazadas aparecieron entre las gradas para personificar casi de manera fidedigna a Donald Trump y Kim Jong Un.
Los flashes de las cámaras inmediatamente se volcaron sobre ellos. Kim Jung Un con sus gafas emblemáticas de marco negro y su corte de pelo particular, Trump con su larga corbata roja y su gorra de USA parecían haber dejado sus diferencias para juntarse en Corea del Sur. Los dos grandes opositores políticos por fin estrechaban sus manos ante las cámaras, así fuera de mentiras.
“Decidimos aparecer juntos para mostrarle al mundo cómo puede lucir la paz si dos mandatarios se acercan”, le confesó el hombre detrás del disfraz del dictador de Corea del Norte a Reuters. "Empecemos a hablar y paremos lo de losfusiles. Todo el mundo quiere paz", añadió el falso Kim Jong Un que a pesar de su mensaje pacífico fue retirado del estadio por los organizadores junto a su "amigo" Trump por causar mucho tumulto.
Pero mientras estos dos personajes hacían su parodia, a unas gradas más de distancia se sentaba al vicepresidente Mike Pence –el verdadero–, unas sillas adelante de Kim Yo Jong, hermana del líder norcoreano.
Ninguno de los dos se miraron ni intercambiaron saludo. Muchos se acercaron a saludar a Jong, la primera de la dinastía reinante en visitar Corea del Sur desde 1953, tras finalizar la Guerra de Corea. Cuando CNN le preguntó a Pence si le parecía incómoda la cercanía, el vicepresidente contestó tajante: “En lo más mínimo”.
Una sola bandera
Cuando la ceremonia finalmente empezó, las cámaras se alejaron de los falsos Trump y Kim Jung Un, de Pence y de Jong para concentrarse en los deportistas. Pero ahí entre el desfile colorido de 92 delegaciones, de nuevo, el tema político pareció acaparar la atención. Todas las expectativas estaban puestas en la salida de la delegación conjunta formada por los atletas de Corea del Norte y Corea del Sur. Tras las recientes tensiones nucleares, el gesto de participar en los Juegos Olímpicos como un país unificado sentaba al menos un nuevo precedente para la relación entre los dos países.
Vestidos todos de blanco, los atletas izaron una bandera blanca en donde se podía distinguir claramente la silueta de la isla de Corea pintada con un solo color, dejando claro que al menos por unos días, este país dividido en dos iba a ser uno solo.
Los atletas de Corea del Norte, antes de salir a marchar, incluso se atrevían a hacerse selfies con sus compañeros deportistas creando imágenes sin precedentes en la historia reciente. Vestidos con sus abrigos blancos y sus gorros de lanas azul marino parecían difuminarse todas las diferencias que por años han creado tensión de lado y lado de la frontera.
Esta no era precisamente la primera vez que atletas de los dos países marchaban bajo una sola bandera. Lo hicieron también en los Juegos Olímpicos de Australia, en 2000, en los de Atenas, en 2004 y en los de Torino, Italia en 2006. Sin embargo, la relevancia de esta unión parecía trascender de otra manera a diferencia del pasado.
Con las continuas amenazas de ataques nucleares que intercambiaron Donald Trump y Kim Jong Un durante el 2017, todos temían que el ambiente enrarecido de los Juegos Olímpicos de verano 1988 volviera repetirse. En ese entonces después de que un espía de Corea del Norte explotara un avión de tripulación surcoreana a 10 meses de los juegos, el miedo se apoderó de los asistentes al certamen deportivo.
Con las Coreas marchando juntas, con Mike Pence sentado a unas sillas de la hermana del líder de Corea del Norte y con la audiencia personificando como se verían los dos grandes opositores si hicieran la paz parece ser la prueba de que lejos de amenazas terroristas y miedos, estos pueden ser unos Juegos Olímpicos con un valor político mayor del esperado.
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