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Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) en San Juan, Puerto Rico

Ser alborotador y otras lecciones del Quijote

Autores como Antonio Skármeta y Jean Marie Le Clézio dialogan en CILE, desde Puerto Rico, sobre la obra más traducida de la historia tras la Biblia
15 Mar 2016 – 08:17 PM EDT
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Sesión de lecciones de Cervantes en CILE. Crédito: Univision

Por Carmen Graciela Díaz @carmen7graciela desde Puerto Rico

Ese señor aventurero, alto y soñador nos ha formado directa o indirectamente por mucho tiempo.
Don Quijote es uno de los símbolos de la cultura hispanohablante y por eso es natural que de muchos modos atraviese las conversaciones que se enmarcan en el VII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) que se lleva a cabo en San Juan, Puerto Rico hasta el sábado 19 de marzo.

Su creador, Miguel de Cervantes, se evocó este martes en la inauguración oficial de CILE sobre todo porque en 2016 se celebra el cuarto centenario de su muerte y la de William Shakespeare, dos autores esenciales para entender el inglés y el español.

Algunos, como el escritor chileno Antonio Skármeta, llevan un ejemplar de Don Quijote en la maleta incluso en los momentos duros como los que supone el exilio.

Don Quijote y las obras completas de Shakespeare son los únicos libros entre decenas de autores que adora que -según Skármeta- lo han acompañado en distintos desplazamientos de la vida.

"Créanme que a veces he tenido que salir de algún país como el mío propio hace más de 40 años, liviano de equipaje que me podría arreglar de los improvistos del exilio con un par de zapatos, pero no sin mis dos libros amados", compartió.

Uno de los espacios en CILE para el Quijote y Cervantes fue en el evento donde Skármeta dijo eso, la sesión plenaria "Tradición y creatividad: las lecciones cervantinas" que tuvo en el público a los reyes de España, Felipe VI y Letizia, antes que salieran a eso de las 5:30 p.m. del Centro de Convenciones de San Juan.

Allí, horas antes en este martes cuando se inauguró oficialmente CILE, el rey Felipe VI dijo que con el Quijote, Miguel de Cervantes buscaba "una literatura de la vida".

"Creo que el mejor homenaje que podemos tributar a Miguel de Cervantes en este cuarto centenario, como pidió Rubén Darío, es seguir el espíritu ideal de don Quijote: diálogo de lenguas y culturas hermanadas por la palabra que nos hace humanos", concluyó Felipe VI en la mañana.

Ya en la tarde, la sesión plenaria contó con Aurora Egido, Juan Antonio Frago, James Iffland, Lía Schwartz y el premio Nobel de Literatura, Jean-Marie Le Clézio, quien en la ponencia general de este evento destacó la llegada del Quijote a su vida gracias a sus abuelos.

"Fue el libro más extraordinario que conocí", recordó Le Clézio de la novela que leyó una y otra vez. No conocía nada de su autor, Cervantes, y aseguró que a veces pensaba que ese libro y el "Lazarillo de Tormes" hubiesen sido escritos únicamente para su disfrute.

Es, tal vez, una de las grandes sensaciones que se tienen cuando uno ama un libro de ese modo.

Durante su participación, Skármeta compartió esa misma devoción por el Quijote porque esa figura le ha brindado varias lecciones.

"Don Quijote es un alborotador que despierta la fantasía y locuacidad de casi todos con quienes se relaciona en sus caminos de ida y vuelta", reflexionó.

A su juicio, esas interacciones del Quijote con otros personajes quizás hayan inspirado la interacción "entre el poeta y el pueblo, y la tradición literaria y la espontaneidad" que se encuentran en su obra que incluye títulos como "El cartero de Neruda".

Con una mezcla de arrojo y nervios, una estudiante en la audiencia levantó la mano para digirigir una pregunta a los expertos en esa sesión plenaria y al "señor Antonio", como se refirió a Skármeta.

Les preguntó qué les parecía la "Quijotización" del aliado fiel Sancho Panza y la "Sanchificación" del Quijote.

Fue una linda pregunta, sobre todo por la ilusión con que la lanzó esa estudiante de escuela secundaria. Skármeta le respondió hablándole de cómo la aventura entre el Quijote y Sancho es un compartir democrático.

Quizás eso de la hazaña compartida, de cómo se la da significado a la vida, a la cordura y a la locura es parte de las tantas lecciones que un libro así puede dar sin que su autor jamás se lo sospechara.

Como lo describió Le Clézio, la novela de ese entrañable hidalgo de la Mancha publicada en 1605 es "un libro de hoy, de todos los días".

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